Harald Pechlaner. Experto en 'sobreturismo' por la Universidad de Ingolstadt (Alemania)
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Harald Pechlaner. Experto en 'sobreturismo' por la Universidad de Ingolstadt (Alemania)
«El turismo trae desigualdad y hay que hacer todo lo posible por reducirla»Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
– En los últimos meses ha habido división de opiniones entre la sociedad y la clase política y empresarial. ¿Es cierto que existe masificación turística en Canarias?
– En mi opinión, la respuesta siempre está en el centro. En mi experiencia aquí, creo que todo el mundo ha comprendido que necesitamos una especie de límite, incluidos los políticos. Lo que hay que determinar es cómo alcanzar unos buenos niveles de crecimiento cualitativo y no cuantitativo. Veo un pensamiento común de que el crecimiento cuantitativo de las últimas décadas está llegando a su fin. Tengo la impresión de que todos los actores están asumiendo más responsabilidad que en el pasado. Durante décadas, solo se habló de las cosas positivas del turismo pero ahora, tienen que asumir la responsabilidad y creo que este es el camino a seguir. El turismo actual ya no es el turismo que teníamos hace 20 años.
Hoy, el turismo es, probablemente, el sector más crucial desde el punto de vista político. Todo depende del desarrollo social y económico, de las cuestiones ecológicas, así que la sostenibilidad ya no es una cuestión turística, sino que es algo que integra todo, cada ley que los gobiernos están modificando. El turismo siempre se ha centrado en los turistas. Ahora, la política turística se centra en las comunidades. Estamos en una etapa de transformación y estoy seguro de que alguna región lo hará más rápido y otras más lento pero todos entrarán en una nueva era.
– ¿Qué diferencias hay entre otras ciudades masificadas respecto a Canarias?
– Las motivaciones de la gente que protesta son más o menos las mismas. Siempre está involucrada, la vivienda es a menudo el punto de partida. Las protestas van más allá y luego incluyen otros aspectos. Creo que las moratorias sólo pueden ser un paso. Son necesarios otros pasos como los avances en la cuestión de las reservas digitales en las viviendas vacacionales. La situación de estas casas es un tema crítico, porque sabemos que son responsables de aproximadamente el 40% de todas las pernoctaciones que se realizan en ese sector. Es algo que está cambiando drásticamente el mundo dada la falta de regulación y considero que es absolutamente el problema político número uno: regularlo. Y creo que Canarias lo está haciendo en ese sentido y otros países están siguiendo sus pasos.
– ¿Hasta qué punto afecta la proliferación de viviendas vacacional a la falta de vivienda?
– Es una razón importante, pero no es la única. Definitivamente, el exceso de turismo es una combinación de diferentes factores. La segunda razón son los problemas de infraestructura, con especial atención a la movilidad. La tercera razón es que existe una especie de caos en lo que respecta a la planificación urbanística.
Por tanto, la ordenación del territorio es un instrumento fundamental y pese a no ser turístico, con ella se puede regular el turismo. Esto es muy importante.
En muchas regiones hemos cometido muchos errores en lo que se refiere a un enfoque claro en esa planificación del territorio. Funciona bien cuando hay áreas dedicadas a determinadas actividades pero cuando se empieza a mezclar, cuando se empieza a mezclar la función de esas áreas.
Otro problema es la falta de vivienda social, que según tengo entendido lleva mucho tiempo sin construirse en las islas.
– ¿Solucionaría una tasa turística todos estos problemas?
– No me gusta esta estrategia por dos razones. Tengo la impresión de que pedir un impuesto turístico para los turistas tiene un impacto incluso más negativo en la percepción que se tiene de ellos. No son vacas que se puedan ordeñar. Se está creando un desequilibrio entre turistas y residentes.
Esta tasa posicionaría una vez más a los turistas como el elemento débil de la cadena. Hay algún político que pide que tripliquemos el impuesto turístico. Yo digo que no, ya que considero que es una forma de atacar a los turistas. Se intenta resolver los problemas pidiendo más dinero pero ellos no son el problema. El problema parte de nosotros y de cómo lo gestionamos. Por lo tanto, no apoyo que se diga que los turistas se vayan a casa, definitivamente no. Los turistas se quedan. Tenemos que resolver los problemas. Basta de pedir más impuestos, no son la solución. Se necesitan cuatro o cinco elementos estratégicos. Algunas leyes, regulaciones, estrategias, que aumenten el nivel de concienciación con la sostenibilidad, pero no sólo habladurías sino acciones concretas. Creo que se está avanzando en esa dirección.
– ¿Dónde está el límite de Canarias?
– Una vez que no tengamos más capacidades. Hay que limitarlo, es una cosa que ya se hace en muchas regiones. Hacer un seguimiento de los registros en viviendas vacacionales. Ya no se puede aumentar el número de estas viviendas vacacionales. De hecho, en cierto modo se está frenando, o reduciendo la velocidad de crecimiento. Siempre he defendido que hay que reducir la velocidad de crecimiento y eso se consigue limitando accesos a parques naturales, tiempo de estancia en las viviendas. Y, por último, también los turoperadores tienen que entender que hay ayudar a que las regiones sean sostenibles y que su colaboración, especialmente en una región en la que se depende tanto de ellos es fundamental.
– ¿Cree que la forma en que se están llevando a cabo las protestas está funcionando?
– Creo que las protestas son, parte de la democracia, pero, obviamente, tenemos que ver desde dónde se desarrollan. ¿Sigue siendo una protesta normal del turismo o es algo más, un espacio de otros muchos problemas que tiene la gente? El turismo es un punto débil en la cadena de valor de una región, porque depende también de los residentes y de las condiciones del territorio. El turismo es muy complejo, mucho más que otros sectores económicos, por eso creo que mucha gente protesta de forma general contra las medidas políticas, contra los problemas generales de una sociedad que sale de esta gran crisis, económica y sanitaria que ha cambiado drásticamente las sociedades y que sigue cambiando.
Creo que el turismo es a veces también el espacio de proyección de algo más. Económicamente siempre ha sido muy potente, sí, pero desde el punto de vista social, se considera un punto débil porque, de una manera rápida, se puede culpabilizar o responsabilizar a los turistas de estas externalidades. Esa es la salida fácil, porque ¿quién es responsable del turismo? Tenemos turoperadores, hoteles, políticos, tenemos demasiados actores que siempre actúan según sus propios intereses.
No somos un sistema unido en el turismo, ese es el mayor problema que tenemos. Cuando hablamos de la resiliencia de una región, en muchos lugares del mundo todos estuvieran contentos de recibir el mismo número de llegadas y pernoctaciones que teníamos antes de la pandemia pero es un gran error porque, durante este tiempo, la sociedad ha cambiado. Poco a poco, lo vamos notando. Algunos mercados ya no vendrán aquí. Algunos mercados cambiarán sus necesidades o sus hábitos en función de las experiencias, como está pasando con Alemania.
Hay muchos elementos que están cambiando ahora la industria del turismo y también la forma en que lo interpretamos. El turismo se convirtió en lo que es hoy a raíz de los desarrollos democráticos, pero a día de hoy, en muchos casos, el turismo trae desigualdad y tenemos que hacer todo lo posible para reducirla, tanto los trabajadores como los inversores lo notan ahora más que nunca. Por eso considero que el turismo es un movimiento social.
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