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Ana Teresa Torres. C7
«Me preocupa la utopía con la que los políticos venden sus proyectos»

Ana Teresa Torres, escritora

«Me preocupa la utopía con la que los políticos venden sus proyectos»

La autora venezolana participa en el 6º Festival Hispanoamericano de Escritores, que se desarrolla en Los Llanos de Aridane

Felipe García Landín

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 15 de septiembre 2024, 22:58

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Ana Teresa Torres (Caracas, 1945), feminista convencida y comprometida con el tiempo que le ha tocado vivir, es psicóloga, ensayista y fundamentalmente novelista. En su discurso de incorporación a la Academia Venezolana de la Lengua afirmó que «pensar el país es una suerte de herencia, quizá maldita» y añadió que «los latinoamericanos vivimos siempre con el país como sueño o como pesadilla». Sus novelas son una alegoría de realidad venezolana, pero también de un mundo globalizado. Toda su obra y su pensamiento la convierten en un referente de la literatura venezolana contem poránea. De su producción literaria destaca: 'El exilio del tiempo' (1990), 'Doña Inés contra el olvido' (1992), 'Malena de cinco mundos' (1997), 'Los últimos espectadores del acorazado Potemkin' (1999), 'La favorita del señor' (2001), 'El corazón del otro' (2005), 'Nocturama' (2006), 'La fascinación de la víctima' (2008), 'La escribana del viento' (2013) y 'Diorama' (2021). Es autora de los ensayos 'El amor como síntoma' (1993), 'Territorios eróticos' (1998), 'Historias del continente oscuro' (2007), 'La herencia de la tribu' (2009), 'Diario en Ruinas' (2018), y 'La utopía destartalada' (2023), entre otros. Por su obra recibió en Alemania (2001) el Premio Anna Seghers. Incompresiblemente su obra no está publicada en España.

–Pronto estará en el Festival Hispanoamericano de Escritores, en La Palma. ¿Es su primera vez en Canarias?

–Será la segunda, aunque de la primera hace mucho tiempo. Fue en el año 2000 con el motivo de haber sido invitada por el Consejo Nacional de la Cultura al 6º Encuentro de escritores venezolanos de la Cátedra Andres Bello de Venezuela en la Universidad de Salamanca, a la que se unía una visita a Tenerife con una lectura de textos en el Ateneo de La Laguna. La importancia de los lazos entre Venezuela y las islas Canarias es ampliamente conocida, pero quedé impresionada con la experiencia de encontrar tantos lugares y comercios con toponimias venezolanas, o conversar con tanta gente que inmediatamente aludía a sus referencias migratorias, y hasta en algún momento me pareció ver similitudes en el paisaje. Dudo que haya otros países que puedan reconocerse de la misma manera.

–¿En qué momento tomó la decisión de abandonar la práctica del psicoanálisis para convertirse en escritora?

–Como fecha puedo decir que ocurrió en 1984, año en que resulté ganadora del Concurso de Cuentos del diario 'El Nacional'. Fue entonces cuando decidí dedicarme enteramente al oficio de escribir, que hasta ese momento había practicado en solitario. El premio me dio confianza no solo por el prestigio que tenía entonces sino por la calidad del jurado.

–En 'La herencia de la tribu, del mito de la independencia a la revolución bolivariana' se pregunta qué destino hubiera tenido Venezuela si pudiera pensarse fuera de Bolívar. ¿Ya no existen héroes o en realidad nunca existieron?

–La pregunta, en verdad, es una consideración del historiador y filósofo Luis Castro Leiva. La retomé porque la bolivarización de la república a partir de la Constitución de 1999 significaba una ideologización del pensamiento con visos totalitarios (todo dentro de Bolívar; nada fuera de Bolívar) y se ha usado como una narrativa con fines políticos. Volviendo a la pregunta, me parece que sí existieron los héroes y siguen existiendo, pero no es necesario ni conveniente construir la identidad de una nación dentro del canon heroico.

–Las relaciones de poder y el patriarcado y el feminismo son objeto de estudio en varios de sus ensayos. En 'El amor como síntoma' recoge una cita de Simone de Beauvoir: «No se nace mujer: se llega a serlo».

–La obra de Simone de Beauvoir fue una lectura que considero fundamental en mi formación intelectual y en mi vida personal. Generacionalmente soy feminista de segunda ola (existen ya cinco o seis) y mi pensamiento y acción han estado muy determinados por su visión de la mujer en la sociedad. La cita, hoy en día, no sé si la aceptaría totalmente. Por supuesto, ser mujer o ser hombre supone una construcción de género que no viene dada por la biología, pero al mismo tiempo me parece que la biología determina el sexo, lo que no significa que ni las mujeres ni los hombres tengan que aceptar todos los elementos de la construccion psicosocial del género tal como se concibe en la época y lugar que les haya tocado en suerte.

–El argumento de 'Doña Inés contra el olvido' se desarrolla en la colonia y llega hasta la Venezuela contemporánea. ¿Pretendía escribir una novela histórica o, como ha dicho la crítica especializada, es una novela intrahistórica, a la manera de Unamuno?

–Diría que la novela pertenece a ambas categorías. Por un lado recoge temas de la historia escrita y por otro temas de la historia de transmisión oral, y aunque los hechos que marcan el desarrollo del relato son verídicos y pertenecen a la historiografía venezolana, lo más importante es el relato de los personajes subalternos: mujeres, esclavos, campesinos, etcétera, elemento que se considera propio de la intrahistoria.

–En 'La favorita del señor' la protagonista es una joven musulmana del siglo XIII, quien ha sido educada desde niña para satisfacer sexualmente a los hombres. ¿Novela erótica o novela sobre la explotación sexual?

–En cierta forma son polos con frecuencia inseparables. El mejor ejemplo es 'Lolita' de Nabokov.

Ana Teresa Torres. C7

–Para Gisela Kozak 'Malena de cinco mundos' fija la mirada en la vida cotidiana de las mujeres y es contada desde la burla al orden establecido. ¿La considera una novela feminista?

–Totalmente. Fue concebida como tal y la situé en distintos tiempos y espacios para proponer un cierto recorrido histórico de las visiones patriarcales y misóginas.

– 'El corazón de otro' es un thriller psicológico en la que la protagonista es mujer y madre. ¿La novela negra o novela criminal es el género adecuado para denunciar la corrupción y lo más negro de una sociedad, sin perder de vista las complejidades del alma humana?

–Probablemente es uno de los géneros más adecuados para ello porque al mismo tiempo permite entrar en diferentes capas sociales y tipos de personajes. Abre una escritura muy amplia, la disfruté mucho tanto en 'El corazón del otro' como en 'La fascinación de la víctima', que tiene la misma protagonista.

–¿La soledad o la muerte, el olvido, es la salida que le quedan a sus personajes femeninos?

–No siempre, por ejemplo las dos novelas que acabo de mencionar no tienen ese desenlace, ni tampoco 'El exilio del tiempo', 'Diorama' o 'Nocturama'.

–¿En la novela 'El exilio del tiempo' podría decirse que reivindica a la mujer como parte de la historia, de esa historia oficial contada por los hombres?

–En esa novela las mujeres no solamente son parte de la historia sino protagonistas encargadas de relatarla, al igual que en 'Doña Inés' o 'La escribana del viento'. Es precisamente un rasgo de lo que se hablaba en una pregunta anterior: la historia desde el punto de vista del sujeto subalterno.

–¿Recuerda cómo se fue fraguando la novela 'Los últimos espectadores del acorazado Potemkin'?

–No lo recuerdo con precisión porque comencé a escribirla hace más de treinta años, pero vista hoy diría que es una novela en la que, aun cuando se relatan algunos episodios verídicos, la ficción supera a la historia y se desarrolla dentro de la fantasía de los personajes. Es, además, una novela en la que sin haberlo pretendido me agarró la metaficción y los personajes comenzaron a relatarse a sí mismos y a inventar la historia que querían vivir.

– 'Diorama' es una historia distópica que se desarrolla en El Reino de la Alegría. ¿No hay esperanza para este mundo en el que triunfa la posverdad?

–Pensemos que sí. Me ha preocupado mucho el tema de la utopía con el que frecuentemente los políticos venden sus proyectos y por eso me he sentido casi que obligada a mostrar el otro lado del espejo.

–En 'Diorama' entre los escritores a rescatar están Carmen Laforet, tan unida a Canarias, y Yolanda Pantin, poeta con la que ha colaborado en varios proyectos.

–Leí 'Nada' en mi juventud, y conozco bien la poesía de Yolanda. Las citas me vinieron a la memoria cuando estaba escribiendo 'Diorama', novela en la que se nombra o se cita cerca de veinte escritores/as, así como un buen número de cineastas y de filmes. Lo hago con frecuencia y la cita aparece cuando un texto me resuena mientras escribo, pero más todavía en esta novela porque los protagonistas son profesores de literatura y aficionados al cine.

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