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Martha Lucía Suárez
Las Palmas de Gran Canaria
Jueves, 20 de junio 2024, 02:00
Durante tres años la profesora Ángeles Alemán Gómez ha perseguido la pista del botánico sueco Eric Ragnar Svensson que, a pesar de los múltiples contratiempos que superó finalmente, logró crear el Jardín Botánico Viera y Clavijo, también conocido como el Jardín Canario, el mayor de España y el único en el mundo especializado en la flora de las Islas Canarias.
En su nuevo libro, 'El último amor de Sventenius', que será presentado en la Biblioteca Insular de Gran Canaria, este viernes, 21 de junio, a las 19.00 horas, la autora y profesora titular de Historia del Arte en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, entrelaza realidad y ficción para narrar la vida de Svensson, más conocido como Sventenius, quien fue capaz de posicionar la flora y fauna autóctona de Canarias en el mapa mundial de la botánica.
«Durante este tiempo de inmersión en la vida y figura de Sventenius, llegué hasta su Suecia natal, pasando por Cataluña, donde residió una parte importante de su vida. Escribir este libro ha sido un viaje intelectual y geográfico en toda la regla», señala.
Sventenius es descrito por Alemán como un personaje extraordinario, cuya influencia va más allá de la botánica. «Todavía es recordado y admirado por personas que lo conocieron, así como por quienes trabajan en beneficio de la naturaleza de las islas», destaca.
La autora estima que este volumen que presenta junto al editor de Mercurio, Jorge Liria y el periodista Víctor Gago, es importante que también se conozca en los lugares en dónde Sventenius pasó parte de su vida. Por ello, próximamente ya hay presentaciones fijadas en el consulado de Suecia en Barcelona, el Instituto de Estudios Canarios del Puerto de la Cruz de Tenerife, Santa Brígida y en La Palma.
«Su figura es importante en muchas aspectos, pero la gran idea de toda su vida fue la de crear un jardín botánico de flora canaria, continuando la labor que hacía dos siglos había iniciado el gran José Viera y Clavijo. Había que recopilar toda la riqueza botánica de las islas en un solo lugar. Exponerla tal y como está en la naturaleza, evitando en lo más posible cualquier artificio. La compra de los terrenos para su deseado Jardín Canario en Tenerife no terminaba de fraguarse y es ese momento cuando un grupo de representantes del Cabildo de Gran Canaria se enteran de la situación y, tomando conciencia de la gran idea del botánico sueco, contactan con él percatándose de su gran categoría moral, humana y profesional. El Jardín Botánico Viera y Clavijo fundado en 1952, pudo abrir sus puertas al público al cabo de unos años, en 1959», relata.
«Fue en Gran Canaria, a principio de los años 50, cuando empezó la creación del Jardín Canario. Desde el Hotel Lentiscal, que sirve como telón de fondo en la historia de amor de Sventenius con Lotti Kercher, conoceremos cómo era esta isla en los años 50 y 60, pero también el esfuerzo titánico que supuso la creación del Jardín, los personajes que en diferentes momentos de su vida tuvieron importancia para él, y de una manera que aúna la ficción y la realidad, podremos vislumbrar el paisaje que él vivió en los últimos veinte años de su vida», explica.
«Durante este tiempo y hasta su muerte en accidente de tráfico cerca del jardín en 1973, Sventenius fue el director del jardín botánico sin dejar ni un momento de seguir investigando en la flora canaria y de ser un asiduo colaborador botánico de la Universidad», avanza Ángeles Alemán, que ha dividido su libro en cinco bloques a modo de etapas fundamentales para entender su vida, acompañados de dibujos de flora canaria realizados por el propio Sventenius, quien era un magnífico dibujante. «Esta faceta es bastante desconocida, pero sin duda tenía una gran calidad y sensibilidad artística», comenta al respecto.
Pero las páginas de este libro esconden otra historia apasionante: la relación de amor entre el sueco y Lotti Kercher, gerente por entonces del Hotel Lentiscal donde Sventenius se alojaba mientras preparaba el Jardín Canario.
«Existen datos únicos como que siempre iba con su inseparable gorra blanca y su ejemplar de 'La Odisea' de Homero, regalo de su padre. Para mí estos detalles me hicieron sentir que conocía a la persona y podría entender su historia mediante pequeños y mágicos detalles como estos».
«La historia de amor entre Lotti Kercher y Sventenius llega a mí de la manera más cinematográfica posible. Mientras unos obreros estaban trabajando en el antiguo Hotel Lentiscal, cuyos dueños eran Lotti y su marido Otto en los años 40, encontraron una caja antigua y el dueño, del cual me hice amigo, no dudó en facilitarme esa caja para continuar mi proceso de documentación sobre la vida de Sventenius, quien se hospedó en dicho hotel. En esa caja encontré una historia que me pidió que le diera vida en forma de libro. Al principio solo encontré papeles de recetas, pero sin desistir saqué todas esas recetas hasta que en el fondo de esa pequeña caja encontré unas cartas. 'Yo siempre he amado al señor Eric', figuraba en ellas. Y contra todo pronóstico me encontré con una historia de amor real entre Lotti Kercher y Sventenius», cuenta Ángeles Alemán.
Su vida se desarrolló en torno a las plantas, empezando por Suecia, donde nació en 1910 y siente desde la infancia la pasión por la jardinería. Después de su formación en su país natal y en Alemania, Svensson llegó a Cataluña en 1935, contratado por Carl Faust para trabajar en el Jardín Botánico de Marimurtra, en Blanes.
Con el estallido de la Guerra Civil, y tras una estancia en Praga duranteel verano de 1937, Svensson fue llamado por la embajada sueca en Barcelona para dirigir la colonia sueco-catalana de niños republicanos de Teià, un municipio de la comarca del Maresme, en la provincia de Barcelona. «Ahí, desde principios de 1938, el señor Suenson, como le llamaban los chicos y las chicas -más de cuatrocientos- haría posible un sistema de enseñanza basado en el respeto mutuo y la libertad, y enseñaría el amor por las plantas y por la vida al aire libre. Al finalizar la Guerra Civil y tras ser despedido de Marimurtra, encontró refugio en el Monasterio de Montserrat», añade Alemán. Con su pasaporte sueco y empezada la Segunda Guerra Mundial, Svensson trabajó con Adeodato Marcet, un ilustre botánico con quien redactó la Flora Montserratina. «En Montserrat se convirtió al catolicismo, uniendo a su apellido el latinizado Sventenius, su fe era muy fuerte y lo acompañó desde entonces hasta el final de su vida», explica.
En 1943, contratado por el INIA, se trasladó a Tenerife, para trabajar en el Jardín de Aclimatación de la Orotava. Ahí nacería su sueño de llevar a cabo un Jardín único en el mundo que abriría una década después en Gran Canaria.
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