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Carlos Rodríguez Vidondo e Izania Ollo
Sábado, 24 de agosto 2024
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¿Quién no ha cantado alguna vez el ¿Por qué tarareamos las canciones de Eurovisión cuando apenas hemos escuchado unos segundos en el telediario? ¿Cómo es posible que recuerde el himno de tal o cual partido político? Canciones del verano, 'hits' del año, los éxitos de la radiofórmula… un fenómeno que intriga por igual a oyentes, músicos e investigadores y al que pocos encuentran una explicación. Es esa habilidad 'mágica' que algunos estribillos tienen para imprimirse en nuestros cerebros y convertir canciones cotidianas en mantras musicales irresistibles.
Y si hay un concepto que consiga englobar todo ello en apenas tres minutos, ese es el de la canción del verano. Odas al chiringuito como 'Opá, yo viazé un corrá', de El Koala (2006); sonatas discotequeras como 'Los micrófonos', de Tata Golosa (2007); bailables latinos como el 'Ai se eu te pego', de Michel Teló (2012); y clásicos inmortales como 'Aserejé', 'El tiburón' o 'La bomba', son solo algunos de los títulos que han alcanzado el Olimpo musical del periodo estival. ¿Cuál alcanzará ese trono en este 2024?
En los aspectos puramente musicales, hay varios factores que pueden hacer que una canción no se nos despegue del oído.
Cada color corresponde a una nota. Con solo tres se forma la melodía principal de 'Ai se eu te pego' de Michel Teló.
Es simple, fácil de recordar y de cantar, es decir, en un rango de notas accesible y que se repitan con frecuencia. Las melodías que se repiten y tienen un rango de notas limitado tienden a ser más accesibles y fáciles de recordar.
La progresión de acordes más utilizada en el pop es una concreta que se va repitiendo. Es una secuencia que usan la mayor parte de las canciones de pop/rock porque es muy fácil y familiar al oído. Lo que cambia es la melodía y la letra que cada artista utilice, pero la base (armonía) es esa.
Es el caso de 'La Macarena', de Los del Río.
Constante y sin cambios de tempo, acompañado por golpes de bombo que generen una base sólida.
Letra
Con palabras fáciles de pronunciar, con rimas sencillas y sobre temas universales.
Este domingo, con todos los
amigos
Nos vamos para el campo a
comer la barbacoa
Y nos reunimos con un
montón de gente
Hacemos nuestro ambiente y
una linda barbacoa
Nos llevamos muchas cosas
Las bebidas, las gaseosas
La salsita, las costillas
Buena carne en la parrilla
El carbón y el chuletón
Letra
Con palabras fáciles de pronunciar, con rimas sencillas y sobre temas universales.
Este domingo, con todos los amigos
Nos vamos para el campo a comer la
barbacoa
Y nos reunimos con un montón de
gente
Hacemos nuestro ambiente y una linda
barbacoa
Nos llevamos muchas cosas
Las bebidas, las gaseosas
La salsita, las costillas
Buena carne en la parrilla
El carbón y el chuletón
Letra
Con palabras fáciles de pronunciar, con rimas sencillas y sobre temas universales.
Este domingo, con todos los amigos
Nos vamos para el campo a comer la barbacoa
Y nos reunimos con un montón de gente
Hacemos nuestro ambiente y una linda
barbacoa
Nos llevamos muchas cosas
Las bebidas, las gaseosas
La salsita, las costillas
Buena carne en la parrilla
El carbón y el chuletón
Letra
Con palabras fáciles de pronunciar, con rimas sencillas y sobre temas universales.
Este domingo, con todos los amigos
Nos vamos para el campo a comer la barbacoa
Y nos reunimos con un montón de gente
Hacemos nuestro ambiente y una linda
barbacoa
Nos llevamos muchas cosas
Las bebidas, las gaseosas
La salsita, las costillas
Buena carne en la parrilla
El carbón y el chuletón
'Si antes te hubiera conocido', Karol G.
La repetición es crucial para que algo nos resulte familiar y para ello la estructura estrofa-estribillo es la más efectiva.
Utilizar varias melodías superpuestas o combinar capas de voces genera un atractivo adicional que ayuda a enriquecer la canción.
Happy
Pharrell Williams
Wavin' Flag
K`naan & David Bisbal
Llámalo energía, gancho o la fórmula de la Coca-Cola… Llámalo 'x'. Como decía Sabina: «una canción, para ser buena, debe tener una buena letra, una buena música y algo más que nadie sabe lo que es pero que al final es lo único que importa».
La revista británica NME considera que para que una canción se convierta en 'hit' deben intervenir cinco componentes: la sorpresa, la predictibilidad, la repetición rítmica, la potencia melódica y la receptividad del oyente. Y con ello han elaborado una fórmula que podría definirse como: receptividad + (predictibilidad - sorpresa) + potencia melódica + (repetición rítmica x 1,5) = temazo pegadizo.
¿Canciones que cumplan esta fórmula?
Spice Girls
Desde el 'YMCA' de Village People, a 'Uptown Funk' de Bruno Mars, 'The Final Countdown' de Europe o 'We Will Rock You' de Queen… pero también el 'Jingle Bells' o el viral surcoreano 'Gangnam Style'. Y si nos apegamos a nuestras fronteras, no podemos dejar de acordarnos de la 'Barbacoa' de Georgie Dann, el 'Aserejé', la 'Macarena' o el 'Waka waka' de Shakira.
Pero si hay una que pueda considerarse la reina de la radiofórmula, la corona recae en las Spice Girls y su 'Wannabe' de 1996: apenas bastan con 2,29 segundos para que la mente reconozca la canción, según un estudio del Manchester's Museum of Science and Industry en el que propusieron durante un año a 12.000 personas participar en un juego de memoria musical llamado 'Hooked on Music'. El podio junto al quinteto de las 'Girl Power' lo completaban el 'Mambo No. 5' (2,48 segundos) y 'Eye of the Tiger' (2,51 segundos).
Es un parásito que invade todo nuestro organismo, que entra por el conducto auditivo y acaricia nuestro tímpano hasta hacerse con el control de lo que pensamos y de nuestras conversaciones. Un 'bicho' que los investigadores definen como 'earworm', también conocido como
gusano auditivo o síndrome de la canción en bucle.
La neurociencia lo denomina Imaginería Musical Involuntaria (INMI), que se puede traducir como la experiencia involuntaria y espontánea de tener música en la cabeza, pero en ausencia de esta. Un fenómeno cognitivo como pueda ser el de soñar despierto.
El estudio 'Sound of silence activates auditory cortex', publicado en 2005 por David J. M. Kraemer, C. Neil Macrae, Adam E. Green & William M. Kelley en la prestigiosa revista científica Nature, concluyó que una canción continúa sonando en nuestra cabeza incluso cuando ya no la estamos escuchando.
Es un parásito que invade todo nuestro organismo, que entra por el conducto auditivo y acaricia nuestro tímpano hasta hacerse con el control de lo que pensamos y de nuestras conversaciones. Un 'bicho' que los investigadores definen como 'earworm', también conocido como
gusano auditivo o síndrome de la canción en bucle.
La neurociencia lo denomina Imaginería Musical Involuntaria (INMI), que se puede traducir como la experiencia involuntaria y espontánea de tener música en la cabeza, pero en ausencia de esta. Un fenómeno cognitivo como pueda ser el de soñar despierto.
El estudio 'Sound of silence activates auditory cortex', publicado en 2005 por David J. M. Kraemer, C. Neil Macrae, Adam E. Green & William M. Kelley en la prestigiosa revista científica Nature, concluyó que una canción continúa sonando en nuestra cabeza incluso cuando ya no la estamos escuchando.
Es un parásito que invade todo nuestro organismo, que entra por el conducto auditivo y acaricia nuestro tímpano hasta hacerse con el control de lo que pensamos y de nuestras conversaciones. Un 'bicho' que los investigadores definen como 'earworm', también conocido como
gusano auditivo o síndrome de la canción en bucle.
La neurociencia lo denomina Imaginería Musical Involuntaria (INMI), que se puede traducir como la experiencia involuntaria y espontánea de tener música en la cabeza, pero en ausencia de esta. Un fenómeno cognitivo como pueda ser el de soñar despierto.
El estudio 'Sound of silence activates auditory cortex', publicado en 2005 por David J. M. Kraemer, C. Neil Macrae, Adam E. Green & William M. Kelley en la prestigiosa revista científica Nature, concluyó que una canción continúa sonando en nuestra cabeza incluso cuando ya no la estamos escuchando.
Es un parásito que invade todo nuestro organismo, que entra por el conducto auditivo y acaricia nuestro tímpano hasta hacerse con el control de lo que pensamos y de nuestras conversaciones. Un 'bicho' que los investigadores definen como 'earworm', también conocido como
gusano auditivo o síndrome de la canción en bucle.
La neurociencia lo denomina Imaginería Musical Involuntaria (INMI), que se puede traducir como la experiencia involuntaria y espontánea de tener música en la cabeza, pero en ausencia de esta. Un fenómeno cognitivo como pueda ser el de soñar despierto.
El estudio 'Sound of silence activates auditory cortex', publicado en 2005 por David J. M. Kraemer, C. Neil Macrae, Adam E. Green & William M. Kelley en la prestigiosa revista científica Nature, concluyó que una canción continúa sonando en nuestra cabeza incluso cuando ya no la estamos escuchando.
¿Te ocurre eso mismo con la música de aquí abajo?
Pues eso es lo que hicieron los científicos. Expusieron a diferentes sujetos a extractos de canciones como esta que acabas de escuchar: 'Satisfaction', de los Rolling Stones. Pero eliminando un lapso de 5 segundos de música.
A través de resonancia magnética, en esos instantes de silencio, los sujetos continuaban experimentando actividad en su corteza auditiva primaria izquierda, es decir, eran capaces de imaginar la música que no estaban escuchando.
Les habrá sucedido: comienza llevando su ritmo con el pie, sigue tarareando su melodía, se la aprende de memoria y la escucha a todas horas, y al final termina por aborrecerla. Que las canciones que pusieron banda sonora a un momento de nuestra vida acaben por provocarnos escalofríos es un fenómeno que puede atribuirse a factores psicológicos y sensoriales. La sensación de fatiga, las asociaciones personales a un contexto y la sobreexposición son algunos de los motivos para ello.
Si al principio las escuchamos hasta la extenuación y eso nos satisface, al cabo de un tiempo, el exponernos a un tema repetidamente en periodos cortos de tiempo hace que nuestro cerebro empiece a habituarse. El efecto 'novedad' desaparece, la sensación de placer disminuye, a lo que se suma la fatiga auditiva, y es que el reconocer cada estímulo puede provocar incluso irritabilidad. Es por ello que escuchar versiones de la misma canción en voces de otros artistas o incluso escucharla interpretada en directo puede reencontrarnos con ella: hay variedad, frescura e incluso hay errores que resultan estimulantes.
Si esto lo enmarcamos en un contexto temporal, social y vital concreto, este efecto aversivo se comprende mejor. Ya sea por su bombardeo ineludible allá donde miramos (suena en radios, redes sociales, centros comerciales, cafeterías…) o por los recuerdos emocionales que nos genera (un ser querido que no está, una relación que se perdió, una crisis personal, una experiencia irrepetible…), nuestra mente puede crear asociaciones negativas hacia una música.
Desarrollo web Gorka Sánchez
Ilustraciones Adobe Stock e Izania Ollo
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
Clara Alba y Edurne Martínez | Madrid
M. Hortelano y Gorka Navaz
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