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Se publican unas 120.000 canciones al día. Casi nada. Prácticamente podríamos decir que hay más bandas que personas, lo que pinta un panorama desolador si tu intención es la de convertirte en una rutilante estrella del rock. Mucho me temo que los números no están de tu lado si ese era tu sueño. Y sin embargo, el que escribe —al que leéis en este mismo instante— se encuentra en plena quijotada de sacar un álbum, con la que está cayendo. Un álbum de rock para más señas, porque sacar un disco de cancioncitas pop super pegadizas e hiper radiables se me hacía poca cosa. Entonces, ¿por qué alguien decidiría meterse en tremendo follón? Tú sigue leyendo que enseguida te cuento.
Vamos a trazar una ruta sobre los 'qué hacer' y 'qué no hacer' en el proceso de mantener una banda con la nariz asomando fuera del agua. Prometo haber cometido todos y cada uno de los errores típicos así que tal vez esto sirva para que alguno se anime y se ahorre algún disgusto en esta odisea que es sacar un disco en el siglo XXI. Así que, ya tengas un grupo, tengas que aguantar la tabarra de tu hijo y su batería nueva o simplemente seas un apasionado de la música, esta guía es para ti.
Parece una obviedad pero mucho ojo porque no lo es. En estos tiempos del like, el me gusta, el FAV y el RT es fácil olvidarse de lo esencial: las canciones.
Observación: de todos los grupos con los que he trabajado en mi vida, que son unos cuantos muchos, a los que mejor les ha ido son los que han sacado las mejores canciones y mejor las han defendido en directo. No los que han hecho mejores vídeos en redes sociales. (Hilito 🪡🧵)
— GUILLE MOSTAZA (@GuilleMostaza) September 3, 2024
Guille Mostaza, el reconocido productor musical de Nacho Vegas, Fangoria, Ivan Ferreiro o Coque Malla, ya nos avisaba. Aquí no hay trucos, lo único que se puede hacer al respecto es trabajar, trabajar y trabajar. El mundo está lleno de obras de arte que procuran contentar a todo el mundo y que terminan por hacer justamente lo contrario. La idea es componer canciones que te emocionen a ti y malo será que no encuentres por el camino un grupúsculo de 'frikis' que compartan tus mismos gustos, tu misma sensibilidad.
En el proyecto musical en el que estoy volcado, Terror Milk, nos marcamos una hoja de ruta al comenzar la grabación de nuestro disco, en la que tan solo garabateamos tres requisitos.
Que hagamos lo que nos dé la gana
Que sea redondo (cuadrado no nos cabe en el tocadiscos)
Que recordemos el punto 1
Mi siguiente consejo sería: Roba. No Robe, el cantante de Extremoduro —que también— sino Roba. A diestro y siniestro, sin miramientos. Queda garantizado que en el proceso de robar una idea y aplicarla después a tu obra se habrán quedado adheridas las suficientes singularidades e idiosincrasias como para considerar lo que sale del otro lado como algo nuevo, original. Tuyo.
En nuestro caso, nos fijamos en los mejores para reivindicar esa extraña belleza que solo se puede encontrar en el ruido. Wilco, Big Thief o Black Country New Road ya nos enseñaron que la perfección era un bajón: nosotros simplemente estuvimos atentos a esa lección.
Aquí se abre una oportunidad única para hacer una reivindicación justa y necesaria: ¡Basta ya de canciones que tratan temas profundos, sensatos y reflexivos! Es una epidemia. Necesitamos más letras de amor —y si pueden ser de desamor, mucho mejor— y las necesitamos ya.
(Cerramos el paréntesis de la ironía).
Letra de
‘La grieta’
Letra de ‘La grieta’
Letra de
‘La grieta’
Letra de ‘La grieta’
¿Entre las paradas de este viaje musical en el que ando embarcado? Pues… los sueños, la pérdida de la juventud, la muerte, los cuchillos, el recuerdo… todo así muy fresquito, pero vamos, que sin agobiar, sin perder de vista ni un segundo el sentido del humor.
Tan importante como la canción que se graba es el cómo se graba esa canción. Hablamos de la producción. Las canciones son un regalo del presente para el futuro. Un regalo que les hacemos a nuestros hijos. Y los regalos se meten en cajitas, en discos, y bien merecen un buen envoltorio.
En este país tenemos la suerte de contar con una red impresionante de productores de primer nivel. Leyendas mitológicas como Paco Loco y su estudio en el El Puerto de Santa María, Raül Refree (quien encumbró a Rosalía), pero también Alizzz, BRONQUIO, Guille Milkyway… la lista apabulla. Nosotros acertamos de pleno al decantarnos por el cántabro Iñigo Bregel, el líder de la banda Los Estanques y 'Productor del año 2023' en los prestigiosos Premios MIN. El productor será vital para perfilar tu sonido. Ponerse en las capacitadísimas manos de alguien como Iñigo puede suponer la línea entre el éxito y el fracaso de un disco.
Lo primero es la música, no cabe duda. Pero no lo único. Vivimos en un mundo visual y en este entorno hipercompetitivo los reclamos estéticos son fundamentales. Cuidar el diseño, la imagen, el vestuario, los formatos, se ha convertido en una parte fundamental de la salida de un disco.
El disco de Terror Milk
El disco de Terror Milk
El disco de Terror Milk
El disco de Terror Milk
Curiosamente, aquí vemos cómo hay ciertos formatos —que estaban prácticamente convaleciendo en la UCI— que han resucitado con muchísima fuerza para ayudarnos. El vinilo ¡está vivo, está vivo! En Terror Milk hemos decidido acompañar la salida del formato digital de nuestro LP, '¿Qué cuentan las ovejas cuando no pueden dormir?', con una edición especial en vinilo blanco. Cada una de las unidades incluye un póster que también podrá recortarse y transformarse en un brik de leche para seguir rimando con el discurso conceptual de la banda.
Ha llovido muchísimo desde aquel 'Thriller' de Michael Jackson, esa pequeña 'película' que prácticamente daba el pistoletazo de salida al videoclip como mecanismo de promoción de una canción. Ciertamente se siguen haciendo videoclips, muchos de ellos verdaderas superproducciones, pero pareciera que están perdiendo fuelle, de capa caída. La crisis de la industria discográfica hace que cada vez sea más raro que los sellos destinen parte de su inversión en los artistas modestos para hacer virguerías de este calibre. ¿Y qué les queda a estos artistas? Una vez más tirar de cartera propia y agudizar al máximo el ingenio.
Cuatro meses de trabajo para producir los videoclips
Cuatro meses de trabajo para producir los videoclips
Cuatro meses de trabajo para producir los videoclips
Cuatro meses de trabajo para producir los videoclips
Aunque en Terror Milk hemos decidido preservar y mantener el noble arte del videoclip —hemos publicado uno con cada single que hemos presentado— lo cierto es que ha sido todo a costa de una mengua sustancial de la economía doméstica y el tiempo que vemos a nuestras madres. Otras bandas están comenzando a abrazar nuevos conceptos como el 'Reel' o el 'Canvas', pequeños videos de 15-30 segundos que sirven para 'ponerle cara' a la canción en cuestión. Esta tendencia parece estar extendiéndose y definirá la dirección que tomarán los artistas en los próximos años.
Ya está, tienes entre tus manos el producto musical perfecto. Caviar. Pero has olvidado reservar una parte de tu presupuesto para la venta y difusión de tu disco y ahora se está pudriendo en un cajón húmedo y oscuro. Es triste pero cierto. Una película media en Hollywood destina en torno al 50-75% de su presupuesto en marketing y no es para menos: lo que no se muestra no existe.
Podríamos decir que ‘el que no llora no canta’. Aquí puede ser de muchísima utilidad contratar los servicios de una agencia de comunicación. Son empresas de promoción de tu música que te pueden ayudar a abrir las puertas de las que tú no tienes llave: radios, televisiones, revistas especializadas etc. Dicho esto, una campaña modesta pero creativa puede llegar muy lejos y aquí las redes sociales son tus aliadas.
Aquí tienes un ejemplo del cantante Joe P, un joven norteamericano prácticamente anónimo hasta que hace escasos meses decidió invertir un pelín de dinero en una cuerda y un trípode para el móvil. A raíz de este simple video viral sus canciones ahora cosechan millones de reproducciones.
Hemos hablado de gastos, gastos y más gastos pero también hay ingresos. Sí, lo prometo, cada tanto hay ingresos. Como el ávido lector habrá detectado, en esta industria 'ingenio' y 'perspicacia' son dos conceptos clave que a menudo desbancan a los tradicionales 'talento' y 'millonaria herencia familiar'.
Una banda no solo come de la venta de discos y entradas a sus conciertos. El 'merchandising' es una parte fundamental, clave. Por supuesto, siempre existirán las clásicas camisetas y tazas con el logo del grupo de turno pero las posibilidades son infinitas. Permitámonos soñar.
El que encuentre el producto que resuena con su audiencia habrá ganado. Algo propio, algo personal, siempre tendrá mucho más recorrido que una taza con un mensaje 'Mr. Wonderful'. ¿Qué cosas compartes con tus oyentes? ¿Qué les puede interesar de ti?
«¿Y por cuánto me va a salir la avería esta, jefe?». Comprendo el interés, hemos cubierto mucho terreno y todo el mundo habrá comenzado a sospechar que esto es mucho dinero. En efecto: lo es. Pero está feo hablar de eso. Es un gasto considerable y cada uno irá descubriendo lo que puede y necesita gastarse para sacar una banda a flote. Pasemos a otro tema.
¡Por el amor de Dios, por supuesto que vamos a hablar de los dineros! ¿De verdad creéis que os haría algo así? Pero lo haremos sin entrar en demasiado detalle ya que está cifra variará enormemente en función del tipo de proyecto, lo manitas que seas, lo que estés dispuesto a contratar en vez de hacer tú mismo… Vivimos en los tiempos donde una persona con un portátil puede grabarse su disco en su cuarto, prácticamente sin salir de la cama, pero si lo que quieres es pasar por un estudio profesional, con su consiguiente productor profesional, vete, para empezar, apartando unos 5.000-7.000€ de tus estimadísimos ahorros.
¿En caso de hacer vinilos y CD's? Bueno, pues calculando que no somos Taylor Swift y que no vamos a hacer una tirada de un millón de copias porque acostumbramos a comer todos los días, tal vez con aproximadamente 2.000-4.000€ podamos sacar una cosa apañada. Si tienes la suerte de fichar con un sello medio solvente, este tal vez se decida a financiarte la promoción, la grabación del disco o las copias físicas. Pero en caso de no ser tan afortunado, pues tocará desembolsar en la agencia de comunicación, el estudio, los fotógrafos o los diseñadores para ilustrar el álbum. Mucha atención al 'crowdfunding', esta táctica de micromecenazgo le ha salvado a más de uno y más de dos.
Si bien es cierto que estos gastos suelen dividirse entre los miembros de la banda y que se espacian en el tiempo, la suma de la broma al completo puede ascender a los 15.000-20.000 euros sin problema. Y todo esto sin mencionar el gasto en instrumentos, 'merchandising' o mercadería, local de ensayo y equipo en general. ¿Aquí habíamos venido a hablar de la odisea de sacar un disco o a que habíamos venido?
Terror Milk, en directo, en la sala Café La Palma de Madrid. Jesús García
Terror Milk, en directo, en la sala Café La Palma de Madrid. Jesús García
Terror Milk, en directo, en la sala Café La Palma de Madrid. Jesús García
Terror Milk, en directo, en la sala Café La Palma de Madrid. Jesús García
Más de uno se estará preguntando: ¿Pero entonces por qué alguien se embarcaría en semejante despropósito? Lo cierto es que a quien le ha picado este bicho, quien ha probado de este veneno jamás podrá hacer otra cosa. Todo el dinero del mundo, todo el esfuerzo, le parecerá poco para hacer lo que más ama y después compartirlo con el mundo. Hemos dicho anteriormente que un disco es un presente para el futuro, un regalo para nuestros hijos, pero lo cierto es que antes de cualquier cosa un disco es un regalo para nosotros mismos.
Créditos
Texto y experiencia musical Luigi Gómez
Diseño Sara I. Belled
Ilustración Álex Sánchez
Publicidad
Melchor Sáiz-Pardo, Mateo Balín y Álex Sánchez
Álvaro Muñoz | Valladolid y Lidia Carvajal
Almudena Santos y Lidia Carvajal
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