
«Si yo pudiera volvería a la mar, me encanta»
Homenaje ·
Carmen Brito, marinera, recibirá un reconocimiento en Mogán por el Día de las Mujeres Rurales | «Fui la primera de España con 60 años en sacarse la cartilla de navegación»Secciones
Servicios
Destacamos
Homenaje ·
Carmen Brito, marinera, recibirá un reconocimiento en Mogán por el Día de las Mujeres Rurales | «Fui la primera de España con 60 años en sacarse la cartilla de navegación»A Carmen la edad no le supone ningún obstáculo. A los 60, en la formación previa a la obtención de la cartilla de navegación, se lanzó de un trampolín de 15 metros de altura. Fue la primera de la clase en hacerlo, pese a las reservas del profesor. Y a sus actuales 74 tampoco tendría dudas en salir otra vez a pescar. «Si yo pudiera, volvería a la mar, porque me encanta la mar». Y no puede porque no puede su marido, Juan Godoy, su compañero de faenas en el barco y la razón por la que esta veterana marinera, moganera de adopción, se enroló en el oficio.
Carmen Brito Padrón se ha pasado la vida trabajando, y emprendiendo, no solo en el mar, sino también en tierra, y esa es una de las razones por las que formará parte del grupo de mujeres seleccionadas por el Ayuntamiento de Mogán para tributarles un reconocimiento la próxima semana, el 9 de octubre, en el contexto de la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres Rurales. Será en el Centro de Formación Municipal de Las Marañuelas, en Arguineguín, a partir de las 18.00 horas, con aforo limitado.
Ese día Carmen compartirá un más que merecido protagonismo con Carmen Alonso Hernández, María Alonso Hernández, Olga Medina Hernández, Petra Alonso Déniz, Micaela Alonso Déniz y Juana Alonso Hernández, todas con más de 70 años y todas vinculadas al mar, unas a la venta de pescado, la mayoría, y otras, como Carmen, a faenar.
¿Cómo recibe este reconocimiento? «Con alegría, porque es una cosa que viví, trabajé y sigo viviendo». Y porque, añade Carmen, también «está bien que se reconozca el trabajo». Como recogió el comunicado remitido por el Ayuntamiento, todas estas mujeres jugaron, además, un papel fundamental en el desarrollo de sus pueblos, tanto Mogán como Arguineguín, que aunque ahora están más enfocados al turismo y, en general, al sector servicios, «antaño eran consideradas zonas pesqueras rurales». Hoy mantienen el alma marinera, pero la economía turística ha ganado peso.
Precisamente Carmen llegó al puerto de Mogán en una época en la que todavía la vida giraba en torno a la pesca. «Me vine hace 52 años». Ella era de la capital, donde conoció a su marido. Juan, aunque moganero, trabajaba como carpintero en Las Palmas de Gran Canaria, y Carmen estaba empleada en empresas del sector del mueble y los electrodomésticos, primero en Tamaraceite, donde ejerció de encargada, y después en Schamann.
Juntadas sus vidas, se montaron una carpintería propia, pero no les fue bien, por lo que vendieron un pequeño solar y con lo que sacaron, cambiaron de vida y se mudaron a Mogán.
Juan volvió al que había sido su mundo desde niño, la mar. «Desde los 8 años iba a pescar». Eran sus raíces. Y Carmen emprendió varios negocios en tierra, primero una tienda de ropa, a la que llamó Beatriz, como su única hija, y después un restaurante, Rinconcito Moganero. Pero el destino, que ya les había unido en el terreno sentimental, también los vinculó aún más en el profesional.
Carmen siempre le llevó la logística a Juan, todas las tareas administrativas y de contabilidad, pero un buen día tuvo que subirse también a la cubierta y compartir la faena en sus barcos. Tuvieron dos. El primero, y más grande, 'El Cristo del Océano', de 12,50 metros de eslora por 4 de manga, que durante años fue el encargado de llevar a la Virgen del Carmen en su procesión marítima anual a Arguineguín. Y el último, 'Nueva Unión', algo más pequeño, de 11 por 3,3, ya vendido después de su jubilación.
¿Y por qué Carmen acabó faenando? De entrada, a ella siempre le gustó salir a la mar. «Iba con mi marido a 'pesquetear' cuatro o cinco horas por la noche, bien en Puerto Rico, bien en la playa del Cura». Mientras tanto, Juan, profesionalmente, faenaba con sus propios marineros, pero poco a poco se fue quedando sin ellos. «Con el tiempo, y con la evolución de la vida, la gente se fue yendo a trabajar en tierra, y se quedó solo, y cuando lo vi solo, tomé la decisión de sacarme la cartilla de navegación, me enrolé y me fui con él a la mar; esa es la razón por la que yo soy marinera».
Así lo resume Carmen, con naturalidad, como si tal cosa, propio de una mujer como ella, acostumbrada a los retos. Pero lo suyo no era tan habitual. De hecho, cuenta como anécdota que cuando tuvo que ir a la academia para sacarse la libreta, en Taliarte (Telde), ella era la «abuela» de las 60 personas que, según calcula, estaban también formándose. «Eran todos muchachos de 18, 20 o 22 años y yo era la veterana».
Es más, cuenta con orgullo que hizo historia. «Fui la primera mujer de España con 60 años en sacarse la cartilla de navegación». De aquella experiencia recuerda varias anécdotas, que dicen también mucho de su arrojo personal. Como aquel día en que el alumnado tenía que lanzarse de un trampolín de 15 metros de altura. El profesor le hizo una propuesta. «Carmen, como tú eres un poquito mayor, te dejamos la última; que ellos se boten primero y así tu vas mirando», cuenta que le sugirió. Pero a ella no le convenció la idea. «Mira, los malos tragos se pasan enseguida, así que yo seré la primera. Me dijo no, mujer, ¿estás loca? Pero no lo dejé terminar y me lancé».
Carmen y Juan se dedicaron siempre a la pesca de bajura, aunque el tipo de faena no siempre era el mismo. «Dependía de si íbamos a pescar calamares, porque entonces salíamos por la tarde y nos pasábamos toda la noche pescando, o atún, o si usábamos palangre», se explica. Le gustaba, pero también deja una cosa clara. «La pesca para el marinero no es paga; a veces te pasabas una noche faenando y te volvías a tierra sin nada».
¿Y cómo se lleva ser un matrimonio y trabajar juntos? «Lo llevábamos bien; no te digo que en algunos momentos él decía Juan y yo decía Pedro, pero nos entendíamos». Y compartían tareas. «Mandábamos los dos, pero había cosas en las que él tenía más experiencia porque llevaba más años». Ahora la edad y las circunstancias les han forzado a pasar más tiempo en tierra que en el mar. Y a disfrutar de sus tres nietos, dos niñas y un niño. Aunque si por Carmen fuera, y pudiera, saldría también a la mar.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.