

Secciones
Servicios
Destacamos
El modus operandi es siempre el mismo: para el taxi entre La Feria y Cruz de Piedra mientras deja ver unas monedas que tiene en la mano; se sienta en el asiento delantero y se coloca de forma tal que abre la guantera y se lleva lo que haya dentro, principalmente la cartera sin que el taxista se percate; luego se baja y se marcha sin pagar la carrera o abonar solo una parte.
Varios taxistas de Las Palmas de Gran Canaria han denunciado ya la situación a la policía. «En la comisaría me dijeron que ya tenían seis o siete denuncias de compañeros que les había pasado lo mismo», explica un afectado que prefiere mantener el anonimato.
A él le pasó el domingo pasado. «Me paró en La Feria y me dijo que iba a Cruz de Piedra», relata, «se puso en el asiento delantero y tenía una postura extraña, no le quité la vista, pero fue capaz de abrirme la guantera y llevarse la cartera sin que me diera cuenta de nada».
Antes de llegar al destino, le pidió bajarse. En ese momento, el taxímetro marcaba 5 euros, pero el hombre le dijo que solo tenía 3,6 euros. «Le pedí que se bajara para no tener problemas», detalla este profesional con 37 años de experiencia. A la hora, cuando fue a coger la cartera para tomarse la pastilla que necesita para su corazón, se dio cuenta de lo que había pasado. Fue a buscarlo, pero no lo encontró, ni la cartera tampoco. Por eso denunció y anuló las tarjetas, aunque se percató de que ya le habían pasado cuatro cargos de 35 euros y otro de 42 euros.
El último incidente con este hombre, que es alto, delgado y tiene bigote y barba mosca, le pasó a una taxista este lunes. Dejaba una clienta en Miller Bajo cuando llegó el hombre y se sentó en el asiento delantero. «Le dije que había acabado el turno pero insistió en que lo llevara a Cruz de Piedra». Al final, ella accedió porque volvía a su casa de Guía y tenía que pasar por allí cerca. «Cuando íbamos de camino me dijo que no, que lo llevara a La Feria, y de nuevo que al polígono», expone, «al final me pidió parar para bajarse y no me pagó».
Lo que le debía era 2,95 euros «y para no complicarme, no se los reclamé». Siguió su camino y al regresar a casa, abrió la guantera y se encontró con que ya no tenía su cartera, la de su marido -con el que comparte la explotación del taxi- ni el monedero.
Le dio un ataque de ansiedad, pero pudo volver a Siete Palmas para interponer la denuncia, a la que se añadió la de su marido. Perdió 190 euros, el cargador del datáfono y todos los documentos, explica esta profesional con 29 años al volante.
«Llevaba una mochila grande negra y hacía como que guardaba algo, pero no me di cuenta de que abrió la guantera», reconoce esta taxista en un relato similar al de su compañero afectado por el robo del domingo.
«Puse lo que me había pasado en un grupo que tengo con otros taxistas y me dijeron que ya les había pasado a otros compañeros», señaló, «la cosa está de tal modo que a veces ya pido dinero por adelantado».
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.