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TOMAS ONDARRA
¿'Slouchy', 'flare' o 'baggy'? ¡Pero si yo solo quería unos vaqueros!

¿'Slouchy', 'flare' o 'baggy'? ¡Pero si yo solo quería unos vaqueros!

El abuso de anglicismos está creando una nueva clase de 'fashion victims', la de quienes no entienden lo que le ofrecen

Martes, 17 de noviembre 2020, 23:09

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En otra época, cuando era París quien dictaba los caminos a seguir en cuestión de moda, nuestro idioma se llenó de términos franceses, y así pasamos a saber que atelier era la forma sofisticada de decir taller de modisto, mucho más elegante, más chic, y este otro galicismo, por cierto. Ambos están aceptados por la RAE, no así el término 'prêt-à-porter' (listo para llevar), aunque siga usándose para definir la moda producida en serie. En algún momento se colaron en el castellano y en nuestras vidas, y ahí siguen. Pero, en todos los ámbitos, el inglés ha destronado al francés, y la moda no es una excepción, más bien al contrario; asistimos hoy a un escenario en el que para entender qué tipo de pantalón vaquero me están ofreciendo (esa tela se denomina ahora 'denim') nos obliga a hacer un máster: 'slouchy', 'balloons', 'skinny', 'mom jeans', 'relaxed dad', 'baggy', 'efortless kick flare', 'cropped flare'...

Pero ¿cómo hemos llegado hasta aquí? Eduardo Sánchez, director de la Escuela Superior de Diseño en Madrid, sitúa el origen de la «moda como sistema e instrumento de dominación cultural en la corte de Luis XIV en Versalles, donde esta cuestión jugaba un papel crucial en las estrategias políticas y culturales de la corona». Ahí nació la primera revista dedicada a la materia, 'Mercure Galant', desde la que se creaban los estilos «que tomarían Europa por completo», utilizando, por ejemplo, las llamadas pandoras o 'pouppes du mode', «pequeñas muñecas ataviadas con reproducciones de los vestidos lanzados ese mes para que los clientes internacionales pudieran comprarlas».

Pero, según Sánchez, el inglés empieza a igualar la balanza con el francés a partir del reinado de Victoria en el siglo XIX, «con una progresiva llegada de cada vez más términos hasta la mitad del siglo XX, momento a partir del cual se erige como el idioma de la moda». Francia quedó entonces ligada a la alta costura, y Estados Unidos, «baluarte de un estilo de vida más ligado al ocio y al deporte, comienza a exportar el 'american way of life' también con la ropa».

Y casi sin darnos cuenta llegamos al momento actual, en el que si no quiere quedar desfasado o demodé (otro galicismo aceptado por la RAE), el consumidor deberá conocer palabras como 'trendy', precisamente lo contrario, estar de moda; 'total look' para referirse a ir totalmente conjuntado; 'must' (obligado) o lo que usted debe usar sí o sí esta temporada; 'boho chic' en lugar de hippy; 'nude' para el color conocido como 'carne' hasta la llegada a nuestro país de personas con otros tonos de piel que cuestiona ese nombre... Ni se le ocurra decir que Fulanita es una pija, pues ahora es 'preppy'. El bolso de mano de toda la vida se llama 'clutch' y el inspector Colombo no usaba gabardina, sino 'trench'. Sepa que ese vestido de leopardo que guarda en el armario tiene un 'animal print' (estampado animal) y que los zapatos de tacón con agujero de diseño en la punta son 'peep toes'.

Nada de chaqueta femenina, sino 'blazer', que si es bastante más grande que su talla se le añade 'oversize'. Un anglicismo más y basta: 'outfit', sencillamente la forma de vestir de alguien, muy a menudo de 'influencers' –y ya se ha colado otro–, personas que crean tendencia. Con todo esto, surge una nueva raza de 'fashion victims', fórmula que definía hasta ahora aquellos individuos que no podían sustraerse a vivir bajo el dictado de las corrientes en boga. Pues bien, ahora tenemos a las otras víctimas de la moda, las que no saben ya cómo manejarse en este entramado de anglicismos para los que hace falta tener siempre a mano el traductor.

Intento de ser 'cool'

Sobre esta 'colonización', Florentino Paredes, catedrático de Filología de la Universidad de Alcalá, considera que las lenguas no son territorios «impermeables, estancos; al contrario, los intercambios de voces son una constante entre las lenguas. Por lo general, el idioma que 'presta' las palabras en un determinado ámbito es el que está más adelantado técnica, política o culturalmente en él. Por tanto, si la moda parisina era la que marcaba la pauta para el resto del mundo, era normal que los galicismos se difundiesen en los otros idiomas». Hoy es el inglés que exportan Gran Bretaña y EE UU en esta y otras materias, «pero ¿quién sabe si en el futuro las palabras que acabemos adoptando provengan del chino, cuya importancia va creciendo al ritmo que aumenta la influencia política y económica de aquel país?», pregunta el filólogo.

– En casos como el de los vaqueros, la cosa parece de broma. ¿No nos estamos pasando?

Eduardo Sánchez: El lenguaje para los vaqueros siempre será anglófono por el origen de la prenda. Sin embargo, coincido en que llega un punto en que se nos está yendo de las manos; existen construcciones válidas para referirse a gran parte de los términos. Pero no podemos analizarlo solo desde el punto de vista cultural o lingüístico, sino también desde una perspectiva económica, algo igual o más importante. La venta de un mismo producto en multitud de países, digamos un 'levis 501', hace que el etiquetado sea realizado en fábrica de origen y llegue igual a todos los centros de venta, desde San Francisco a Madrid o Beijing. El uso de los términos ingleses facilita la fabricación y distribución. Pero en pequeñas marcas, incluso españolas, el uso de anglicismos responde a un intento de ser 'cool' y de alinearse con las grandes marcas, y no es el camino adecuado en un sector en el que el público solicita cada vez mayor diferenciación.

– ¿Entonces no los traducimos para intentar dar al asunto un 'plus' de sofisticación mal entendida?

Florentino Paredes: Los préstamos suelen obedecer a dos criterios. A veces se coge una palabra porque el término alude a un concepto para el que no existía vocablo, de manera que con el préstamo se incorpora el nuevo concepto. Estos son los casos que tienen mayor justificación, porque no compiten con voces ya existentes y no suponen conflicto. Es lo que ha pasado con fútbol, que incorporó un concepto inexistente adaptándolo fonéticamente al español. Pero otras veces los hablantes toman los préstamos porque les parecen más elegantes, más chic o, como ahora se dice, más 'on fire', puede que por puro esnobismo.

– ¿Qué suele pasar en los casos en los que ambos compiten?

Florentino Paredes: Que suelen entrar en conflicto, pensemos en 'sponsor' frente a patrocinador, o 'follower' para seguidor. Se produce una lucha entre la forma antigua y el neologismo que aboca al triunfo a una de ellas y a la desaparición a la otra. Y no siempre el neologismo es el vencedor. La palabra 'off-side' en el fútbol se incorporó al español como 'órsai' y durante un tiempo tuvo vigencia, pero retrocedió en favor de 'fuera de juego'.

Abocados a desaparecer

Por su parte, el director de la Escuela Superior de Diseño en Madrid señala que existen muchas vías de transmisión de términos, pero que el papel de los medios de comunicación de moda es fundamental, «con lo que cabeceras como 'Vogue' o multinacionales que comparten contenido facilitan el proceso. Además, las redes sociales ayudan a que esta realidad llegue para quedarse, en moda e infinidad de sectores». Asume que los nuevos consumidores criados frente a las pantallas están acostumbrados a acceder a contenidos en los que gran parte de sus referentes son angloparlantes o hacen uso de este vocabulario.

Sostiene Florentino Paredes que, por lo general, la lengua «no admite una avalancha de términos ajenos» y, que cuando el número es excesivo, se muestra incapaz de absorberlos:«En el siglo XV algunos autores trataron de incorporar un elevado número de latinismos al castellano, pero eran tantos que no acabó cuajando casi ninguno». Cree que eso será lo que suceda con voces como las citadas para los vaqueros, «que no resultan útiles fuera de ámbitos muy restringidos, como los tecnicismos», y sabiendo que por la propia esencia de la moda, muchas de esas prendas están abocadas a desaparecer «llevándose con ellas las palabras». No es lo que ha sucedido, recuerda el filólogo, con jersey, jeans, cárdigan, tweed, esmoquin, biquini, slip o shorts, que llegaron para quedarse.

Ayuda para no perderse entre los anglicismos

  • 'Denim' (La nueva denominación): Lo primero que debe saber es que la tela vaquera ya no es tal;si no quiere que le miren raro, diga tejido 'denim'.

  • 'Slouchy' (Desgarbados): Unos de los 'jeans' (tejanos o vaqueros) más en boga hoy son los 'slouchy', cuya traducción literal es desgarbados; se trata de unos pantalones de cintura alta y efecto bombacho en las caderas que se vuelven a ajustar en el tobillo. Lo oirá mucho a partir de ahora.

  • 'Baggy' (Holgados): La palabra viene a significar 'holgado' (viene de 'bag', saco) y son los bombachos de toda la vida;ajustados a la cintura, comienzan a coger volumen hasta llegar al tobillo, donde se ciñen con una goma.

  • 'Boyfriend' (De chico para chicas): Por su anchura, parecen hechos más bien para hombres... pero son para ellas.

  • 'Skinny' (Ajustados): Han preferido apartar esa acertadísima gráfica forma de definir en castellano a los pantalones muy ajustados al cuerpo, los 'pitillos', para llamarlos 'skinnys'.

  • 'Regular' o 'straight' (Rectos): No se haga ilusiones, ese 'regular' es en inglés, se pronuncia acentuando la e en vez de la a, palabra esdrújula en vez de aguda. También verá en la etiqueta 'straight'. Los rectos de toda la vida.

  • 'Bootcut' (Casi campana... pero no): Ajustados en la zona superior, se ensanchan a partir de la rodilla pero sin llegar a tanto como los de campana. Adecuados para llevarlos con botas o botines.

  • 'Flare' (Estos sí, de campana): Ajustados hasta la rodilla, se abren hasta llegar a los pies dando la conocida forma de campana.

  • 'Cropped flare' (Recortados): Son de tiro muy alto, por encima de la cintura, y el trazo es acampanado pero la tela queda por encima del tobillo.

  • 'Mom jeans' (Los de mamá): Dibuja la silueta femenina: tiro alto, ajustado a la cintura, alarga la forma de glúteo y piernas, y llega por encima de los tobillos.

  • 'Relaxed dad' (Ahora los de papi): Quiere decir algo así como 'vaqueros relajados', y para eso elije al padre (dad): hechura cómoda, con pernera recta y ligeramente holgada. Hay que suponer que no tiene nada que ver con calzonazos.

  • 'Wide leg' (Anchos y largos): Se diferencian de los de campana en que mientras estos crecen en anchura a partir de la rodilla, los 'wide leg' caen rectos y amplios desde la cadera y llegan al suelo.

  • 'Effortless kick flare' (El colmo): Leve campana, elástico y talle alto.

  • La buena noticia... Las etiquetas suelen llevar un dibujo con la forma para ayudar.

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