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Mikel Casal
Cómo prolongar la autonomía durante los primeros años con párkinson

Cómo prolongar la autonomía durante los primeros años con párkinson

Mantenerse activo, adaptar el mobiliario de la casa o la fisioterapia pueden ser útiles

Jueves, 10 de marzo 2022

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«Aún pienso que el médico se equivocó y que realmente no estoy enfermo, que si me muevo con más dificultad es porque tengo 73 años, no porque tengo párkinson». El día que Antonio Calderón recibió su diagnóstico se le cayó el mundo encima. Así lo cuenta este toledano jubilado que supo que sufría dicha enfermedad degenerativa hace apenas un año. Desde entonces, aparentemente, su salud no ha cambiado. «Me cuesta más moverme y hablar, y me duelen las cervicales, pero no tengo temblores y sigo haciendo mis actividades diarias, como vestirme o comer solo, hacer las camas o fregar la casa», cuenta.

Está en lo que llaman la etapa de 'luna de miel' del párkinson, un periodo de tiempo de entre 4 y 8 años desde el diagnóstico, aproximadamente (varía según la persona), en el que los pacientes responden favorablemente al tratamiento. «Esta etapa termina cuando la medicación pierde efecto y empeoran los síntomas, por la progresión de la enfermedad, que se caracteriza por síntomas motores (temblor de reposo, rigidez muscular, inestabilidad postural y lentitud de movimientos); y no motores (deterioro cognitivo, trastornos del sueño, fatiga, ansiedad, depresión, estreñimiento, dolor…)», explica Diego Santos, neurólogo y coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

El párkinson podría deberse a una combinación de factores genéticos, medioambientales y los derivados del propio envejecimiento, variando según el individuo. «Por ejemplo, en personas en las que la enfermedad debuta a una edad temprana puede haber una mutación genética como causa responsable», aclara Santos.

En cifras

  • 120.000 personas padecen párkinson en España. El número de afectados se duplicará en 20 años y se triplicará en 2050, según la SEN.

  • 30% de las personas con párkinson no presentan temblor en reposo, el síntoma más conocido de la enfermedad socialmente.

Para afrontarla lo mejor posible es importante entender, aceptar y aprender a vivir con la enfermedad, pues los síntomas no desaparecen, aunque la progresión del párkinson varía según cada persona. Para ello, la orientación y recursos que habilita la Federación Española del Párkinson, de la que es voluntario Antonio, y las asociaciones de pacientes, son clave. Además, hay ciertas medidas que pueden resultar útiles según avanzan los síntomas.

Al asearse

Tener una banqueta dentro de la ducha para sentarse y facilitar el baño, así como una alfombra antideslizante y agarraderas, estas últimas también junto al retrete, permiten asearse más fácilmente. Si el temblor le dificulta cepillarse los dientes, se puede utilizar un cepillo con el mango cubierto de goma espuma. Para el afeitado, mejor utilizar maquinilla eléctrica, excepto si porta un marcapasos.

Al vestirse y calzarse

Siempre que se pueda, es aconsejable vestirse sin ayuda, pues constituye un ejercicio excelente. Si la ropa es cómoda, elástica, con cremalleras, cierres de velcro o botones a presión resultará más sencillo, así como los zapatos tipo mocasín frente a los de cordones.

Adaptar la casa

Debe estar organizada de manera que no existan posibles peligros, como por ejemplo, suelos pulidos, esteras o alfombras no fijadas, cables eléctricos que cuelguen o desorden general. Las sábanas y pijamas de satén pueden facilitar la movilización en la cama. Antonio, por ejemplo, va a cambiar de casa porque en la suya tiene escaleras.

Al comer

Opte por cubiertos poco pesados, más fáciles de manejar, y valore sustituir los utensilios frágiles, como los vasos de cristal, por otros de materiales que no se rompan si se resbalan de las manos por el temblor, como el plástico. Si le cuesta llevarse el vaso a la boca, utilice una pajita. Al comer, hágalo lentamente y en pequeñas porciones para evitar la acumulación de alimentos y trague solo pequeños bocados bien masticados.

Al caminar

Para superar un bloqueo al caminar, en la clínica navarra recomiendan pararse, apoyar los talones sin inclinarse hacia atrás y comenzar a balancearse sin moverse de sitio, hasta que esté listo para continuar.

Terapias complementarias

El manejo de la enfermedad debe ser multidisciplinar. Aparte de tomar la medicación, las terapias complementarias pueden ayudar a conseguir un mayor bienestar funcional y mejorar la calidad de vida. Deben ser individualizadas, porque no todos los pacientes requieren las mismas ni el mismo tipo de ejercicios. Algunas alternativas son: fisioterapia, logopedia, psicoterapia, estimulación cognitiva o ejercicio físico con entrenador personal.

«El ejercicio físico conlleva la liberación de sustancias que protegen al cerebro y puede ayudar a prevenir el párkinson»

Diego santos

Neurólogo

«El ejercicio físico conlleva la liberación de sustancias que protegen al cerebro y su realización puede ayudar a prevenir la aparición del párkinson, o enlentecer su progresión si el paciente tiene la enfermedad. Además, es importante llevar un buen control de los factores de riesgo vascular (hipertensión, diabetes o colesterol) y llevar una alimentación equilibrada», orienta el neurólogo.

El importante papel del cuidador

El diagnóstico de párkinson no solo afecta a la persona que lo padece, también a su entorno. «El papel del cuidador es clave, dado el carácter crónico y progresivo de la enfermedad que, con los años, genera dependencia», dice Diego Santos. Por su parte, Antonio Calderón admite que «si no fuera por mi mujer, yo estaría mucho peor. Ella me estimula, me motiva y me anima. Debemos agradecer la labor de los cuidadores, porque permiten dividir el peso de esta enfermedad, y todo lo que se comparte parece menos problemático».

Siempre que los síntomas lo permitan, se aconseja que el cuidador acompañe sin intervenir. Por ejemplo, que no ayude al paciente a vestirse mientras pueda hacerlo solo, aunque lo vigile de cerca. Además, es importante el apoyo al cuidador, dado el desgaste físico y mental que provoca esta tarea.

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