Fibromialgia: ¿Sabes lo que es levantarte exhausta, como si hubieses estado boxeando toda la noche?

El dolor. Por todo el cuerpo, desde las cervicales hasta los tobillos, pasando por manos, caderas... «Las fibras del dolor están afectadas, aunque al principio mucha gente lo relaciona con cargar pesos, pasar mucho tiempo en el ordenador», explica Antonio Collado, presidente de la Sociedad Española de Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica (SEFIFAC). Declarada enfermedad desde 1994 por la OMS, se caracteriza «por dolor crónico generalizado, persistente durante más de tres meses. Además, presenta otros síntomas como: fatiga, parestesias en las extremidades, depresión, ansiedad, dolores de cabeza, rigidez articular, alteraciones del sueño y sensación de tumefacción en las manos, e incluso sintomatología intestinal», completa el doctor Carlos Bastida Calvo, responsable del Grupo de Trabajo de Aparato Locomotor de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). La sensación, añade Collado, es la de «levantarse con un cansancio como si te hubieran dado una paliza durante la noche». Es más, «se siente cansancio incluso en reposo».

Un 2,4% de la población española (1.117.368 personas) tiene fibromialgia, lo que se traduce en un coste aproximado de 11.629 euros por paciente, aporta datos el doctor Bastida. Y la prevalencia entre las mujeres es de «veinte a uno respecto a los hombres». «El sistema que elabora el dolor en el cuerpo es más complejo en la mujer, discrimina los estímulos sensibilizantes antes los estímulos potencialmente dañinos», completa Antonio Collado.

El «pico de consultas» en el médico se produce «entre los 45 y los 55 años, que es cuando la enfermedad se encuentra más activa», explica el doctor Collado, aunque la edad media de aparición de los síntomas, señala Carlos Bastida, «está entre los 34 y los 53 años»

– A muchas mujeres les coincide con la menopausa. ¿Agrava la sintomatología?

Collado: La menopausia puede tener una pequeña influencia en el empeoramiento de los síntomas pero no es causa. También son agravantes, que no causantes, las cargas físicas (un trabajo físicamente muy exigente) y emocionales (menores o mayores a cargo). Aunque en torno a los 50 años la enfermedad suele manifestarse de manera más notable, «puede empezar incluso desde la adolescencia».

El tratamiento de la enfermedad pasa por la toma de «fármacos que ayudan a estabilizar el sistema neurológico del dolor y alivian, aunque no todas las personas los toleran», por cuidar la alimentación –«la obesidad es un factor de riesgo en el dolor crónico y la fibromialgia contribuye a la rigidez y la inmovilidad, al aumento de peso»– y por evitar las «sobrecargas físicas y psicológicas», un concepto que el doctor Collado define muy gráficamente: «No hay que estirar el brazo más que la manga porque la enfermedad pasa factura. Estar una hora seguida sin moverse del ordenador porque esa tarea la tenía que entregar ayer, porque todo es urgente... Hay que identificar esos patrones de funcionamiento que empeoran la enfermedad y cambiarlos. Igual que un diabético no puede hacer sobrecargas alimentarias».

Para quien está cansado desde que se levanta, la propuesta de hacer ejercicio físico puede parecerle una carga más. No lo es. «Un ejercicio físico, como caminar, andar en bici o nadar resulta beneficioso. Eso sí, moderado, progresivo y sin sobreesfuerzo».