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Después de unas semanas con un tiempo bastante más suave de lo que estamos acostumbrados en esta época del año, los termómetros empiezan constatar una importante bajada de las temperaturas durante las noches y a primera hora de la mañana. Estas variaciones tan bruscas –a veces de hasta quince grados de diferencia– son el caldo de cultivo perfecto para la propagación de todo tipo de virus, pero también para la aparición de otras enfermedades como es el caso de los molestos sabañones, el motivo de consulta médica asociado al frío más frecuente.
El eritema pernio –su nombre científico– son unas pequeñas inflamaciones que se producen normalmente en los nudillos o en la zona final de los dedos tanto de las manos como de los pies, que suelen cursar con dolor y una molesta sensación de escozor. Se trata de una lesión transitoria muy frecuente originada por un estrechamiento de los vasos sanguíneos como consecuencia generalmente del frío combinado con una mala circulación.
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Isabel Ibáñez
«Cuando la temperatura es baja llega menos sangre a las extremidades del cuerpo y la que llega lo hace con un flujo muy lento, por lo que a veces se forman pequeños trombos que, a su vez, causan minimicroinfartos que provocan estos hematomas, que son los que desencadenan esa quemazón tan típica de los sabañones», explica el dermatólogo Pedro Rodríguez.
«Los niños y los mayores son las personas más propensas a padecer este tipo de lesiones por sus propias características fisiológicas. No obstante, existen otros factores que incrementan el riesgo de sufrirlos como son el sexo e incluso nuestro propio peso. De hecho, las mujeres de entre 15 y 30 años y las personas con un peso por debajo del recomendado tienen más probabilidades de padecer sabañones», aclara Jorge Escoto, miembro de la junta directiva del Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV). Fumar y llevar una vida poco activa también favorecen su aparición, coinciden los especialistas.
Una de las maneras más eficaces de prevenirlos es cubrir las extremidades con unos buenos guantes y calcetines. Un truco. Si eres propenso a tener sabañones en las manos, ponte los guantes al menos un par de minutos antes de salir a la calle para que el cambio de temperatura no sea tan brusco. En este sentido, «tampoco es aconsejable tener los pies junto a un brasero o un radiador y exponerlos de repente al frío del exterior. Lo recomendables es ir aclimatándolos poco a poco para evitar no la aparición de sabañones», recuerda Jorge Escoto.
En el caso de las extremidades inferiores también es importante usar «un calzado con suela aislante y realizado con materiales transpirables que ayude a mantener los pies secos y calientes, además de utilizar calcetines confeccionados con tejidos naturales y que no aprieten en la zona de los tobillos para no entorpecer la circulación sanguínea».
Evitar el sedentarismo–fundamental en el caso de los mayores–, masajear manos y pies con frecuencia, aplicar crema hidratante reparadora de manera habitual y llevar una dieta equilibrada también contribuye a evitar la aparición de perniosis. Si a pesar de todas estas recomendaciones, los sabañones hacen acto de presencia, «el tratamiento más eficaz para controlar los síntomas es aplicar una crema con corticoides».
Otras patologías de la piel vinculadas a las bajas temperaturas
Fenómeno de Raynaud «Esta enfermedad no es muy frecuente, pero de vez en cuando vemos algún caso, sobre todo entre fumadores y mujeres jóvenes», explica el dermatólogo Pedro Rodríguez. La punta de los dedos se pone completamente blanca porque los vasos sanguíneos sufren un espasmo y se cierran por completo durante unos segundos y después se vuelven a abrir. Pasan de blanco a azul y finalmente rojo. «Hay pacientes a los que les ocurre de manera espontánea y en ese caso se llama fenómeno de Raynaud primario, pero hay otros a los que les pasa como consecuencia de una enfermedad autoinmune como puede ser lupus o esclerodermia. Ese sería un fenómeno de Raynaud secundario».
Urticaria por frío Hay personas que por debajo de un determinado umbral de frío sufren una especie de reacción alérgica. «Liberan mucha histamina y eso hace que les aparezcan ronchas y habones en la piel, que pueden ser generalizados. El tratamiento en estos casos se hace con antihistamínicos», precisa el doctor Rodríguez, especialista en Oncología y cirugía dermatológica.
Dermatitis atópica Las personas que sufren esta enfermedad lo pasan especialmente mal cuando el frío es seco. «Son pacientes que ya tienen la barrera cutánea dañada, por lo que cuando desciende la humedad ambiental y baja la temperatura su piel se irrita con mayor facilidad. Es importante que hidraten muy bien su piel a diario para evitar –en la medida de lo posible– tener que recurrir a cremas con corticoides. Los pacientes con lesiones tipo rosácea, por ejemplo, acusan principalmente los cambios bruscos de temperatura.
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