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Planes a largo plazo, ir día a día, ¿qué es mejor?

Planes a largo plazo, ir día a día, ¿qué es mejor?

Guía para organizar el calendario en pandemia

Viernes, 21 de enero 2022

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Hace nada que nos hicimos con nuevos calendarios y agendas de 2022 y tiramos a la basura los de 2021. En un ejercicio de masoquismo, quizá antes de deshacernos de ellos hemos echado un vistazo a las cosas que teníamos apuntadas en esas casillas que contienen nuestras citas, planes, fechas señaladas, celebraciones, festivos, vacaciones... un esquemita de nuestra vida, en definitiva. Y habremos visto con verdadera pena cómo muchas de esas anotaciones nunca se llevaron a efecto. ¿Por qué? Porque la pandemia ha seguido con nosotros y nos ha hecho cambiar de marcha, cancelar eventos, posponer ilusiones. Así que 2021 terminó con un montón de renuncias que nos hacen pensar ahora –cuando todavía tenemos los calendarios de 2022 bastante limpitos– si no sería menos frustrante abandonar toda esperanza de hacer planes para los meses venideros y dejarnos llevar por 'lo que venga', agendando lo mínimo posible.

¿Es sana esta postura? ¿Cuál es la mejor manera de organizarse ahora mismo, con la incertidumbre del covid marcando todavía nuestra existencia? ¿Es bueno tener planes a largo plazo aunque luego nos demos el batacazo si no los podemos realizar? ¿Mejor ir a salto de mata para no sufrir si todo se 'cae'? Dos expertas nos dan unas pautas sobre la mejor manera de organizarnos en tiempos de incertidumbre.

Mónica Dosil, psicóloga

«Planificar a la semana o a veinte días»

Se van a cumplir en breve los dos años de pandemia y ya empezamos a perder la ilusión por hacer planes 'anuales'. ¿Vacaciones en tal mes? ¡Si luego igual hay restricciones y es un lío! ¿Reservamos en este restaurante para una cena? Lo mismo hay limitaciones. ¿Una escapadita con los críos? A ver si caen enfermos. Entonces, nos entra el agobio y nos inhibimos. Y esta actitud redunda, según explica la psicóloga Mónica Dosil, en «una situación de desesperanza que puede llevar en algunos casos a la antesala de una depresión o a una depresión en sí». «Psicológicamente no es bueno renunciar a hacer planes, necesitamos motivaciones», recalca. Para mantenernos fuertes mentalmente, debemos blindar la parte positiva de nuestra vida, de modo que ejerza de contrapeso frente a las adversidades, que vienen solas. «Así que debemos programar, sí, pero ojo, sin perder de vista que eso no asegura que se vaya a cumplir el objetivo. Hay que aceptar que esa es nuestra nueva realidad. Y lo estamos haciendo, ya nos hemos tenido que habituar a muchos cambios a la fuerza», argumenta.

Tampoco se trata de poner nuestra paciencia a prueba lanzándonos a la piscina a lo loco y ocupando todo el calendario con ambiciosas iniciativas. Dosil recomienda que, en un año como este, lo ideal para mantener el ánimo (sin darse demasiados tortazos) es programar nuestra vida «de semana en semana». «O, si eres una persona que necesita mirar un poco más lejos, ponernos un límite de veinte días», indica. Para los muy estrictos, quizá hasta treinta De este modo, trabajamos con plazos manejables que 'tranquilizan' al cerebro. «Alguna gente, con la pandemia, se repite que es mejor eso de 'vivir al día', pero es una opción arriesgada. Nadie con sentido común quiere vivir así: todos aspiramos a un futuro... ¡aunque hemos visto que el largo plazo no existe ahora mismo!», apunta. Quizá nunca ha existido, pero es ahora cuando esta realidad tan inquietante cobra todo el sentido. Así que aviso a navegantes: hay que seguir 'manchando' el calendario, pero manteniéndonos en unos plazos cortos. Así a nuestro planing 'largo' (semanal o a veinte días), podemos añadir uno diario, más detallado, para ir cumpliendo objetivos, algo muy terapéutico.

Aída Rubio, Head of Clinical Content de TherapyChat

«No debemos obsesionarnos con las fechas»

Hay unas personas mucho más cuadriculadas que otras, que necesitan tener anotado toooodo lo que van a hacer. Con la pandemia lo están pasando realmente mal, porque su tolerancia a la frustración está poco trabajada. «En esta época hay que aprender a gestionarla. No eliminarla, pero sí estar preparados para que algo pueda fallar», apunta la psicóloga Aída Rubio, Head of Clinical Content de TherapyChat.

La experta apunta que nunca, ni en el peor de los momentos, debemos abandonar nuestros proyectos vitales. «Son uno de nuestros pilares, sin ellos te sientes vacío», recalca. Así que quizá podamos prescindir de organizar una quedada para tomar cañas, pero nunca posponer cosas importantes, «como tener hijos, hacer un máster o un viaje que nos haga mucha ilusión».

Eso sí, no hay que caer en el error que todos cometimos –qué inocentes éramos– de «poner fecha al final de la pandemia», aconseja Rubio: «Cuando esto pase, nuestra recuperación emocional va a ser lenta, especialmente para quienes en este tiempo no se han centrado en lo positivo», destaca.

El cerebro humano ve los cabos sueltos como una carga cognitiva

El cerebro humano necesita cierto grado de planificación, no le gustan las sorpresas continuas, ya que 'gasta' energía cada vez que tiene que afrontar una situación de estrés, de adaptación rápida. No, no nos gustan los cabos sueltos, porque se vuelven una carga mental. Es el llamado 'efecto Zeigarnik', que solo se puede combatir con planificación. Shevaun Neupert, profesora de Psicología en la Universidad Estatal de Carolina del Norte ha realizado estudios en este sentido que han demostrado la fuerte relación entre un futuro sin definir y la ansiedad, así como los lazos entre la intolerancia a la incertidumbre y la depresión. «Los humanos somos la única especie que gasta tanto poder cerebral en planificar el futuro», apunta. Y es porque esto nos 'renta'. Neupert insiste en que «la anticipación de algo bueno es realmente poderosa». Por eso, en épocas con pocas garantías como esta, anima a programar, para empezar, pequeñas cosas como ir a cortarse el pelo o una compra. Da igual que finalmente no ocurra.Solo agendarlas tiene un efecto tranquilizador. ¿Otro truco? Hacer listas de todo lo que harás cuando todo pase o cuando se pueda, como un adjunto al calendario.

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