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higinia garay
¿Adolescentes con la habitación como una leonera? Su cerebro tiene la 'culpa'

¿Adolescentes con la habitación como una leonera? Su cerebro tiene la 'culpa'

Guía que explica esta y otras peculiaridades

Miércoles, 27 de abril 2022, 17:57

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El mantra de la adolescencia: '¡¡Es que nadie me comprende!!'. Los que ya hemos pasado por ella recordamos casi con cariño este clásico epílogo de las broncas familiares, que salía despedido de nuestra boca como un misil de verdad inquebrantable. Mientras, los padres y las madres, resoplando, con la paciencia a punto de desbordarse (en el mejor de los casos). Pues bien, va a resultar que algo de razón sí que teníamos. Los adultos, en la mayor parte de las ocasiones, no entienden a los adolescentes . Y no es de extrañar. Su cerebro es diferente. Tal cual. Lo dicen la biología y la neurociencia.

De la mano de David Bueno, doctor en biología y neuroeducación y autor de 'El cerebro adolescente' (editorial Grijalbo), ofrecemos una pequeña guía para entender cómo funciona el cerebro de un adolescente, «que en esta etapa madura, hace conexiones nuevas y también elimina algunas para abandonar la etapa infantil».

  1. ¡A dormir de una vez! Por qué siempre retrasan la hora de acostarse

¿Por qué diablos no quieren dormirse por la noche, con lo placentero que es? «Hay un motivo biológico inevitable», sentencia Bueno. La glándula pineal, que se encuentra en el centro del cerebro, está madurando en la adolescencia. Regula el ciclo de sueño y vigilia, el denominado 'ciclo circadiano'. Pues bien, este reloj interno de los adolescentes está alterado –en plena organización– y se 'retrasa' un par de horas respecto al de los adultos y los niños. «No sabemos por qué sucede, pero es así», indica Bueno, quien dice que por eso les entra el sueño más tarde y les cuesta más levantarse por la mañana temprano. Tal y como apunta, estudios realizados en Gran Bretaña revelaron que si los adolescentes en lugar de entrar a clase a las ocho, lo hacían hora y media después, mejoraba su rendimiento académico hasta un 20% e incluso su salud, porque el sistema inmunológico se reforzaba y perdían menos días de clase por enfermedad.

  1. ¡La habitación es una leonera! A vueltas con el orden

Montones de ropa por todas partes (sucia y limpia mezclada), apuntes y libros por todos lados, zapatillas de deporte tiradas, restos de alguna merienda... Vamos, la típica habitación adolescente, que ellos tratan como su 'templo' y donde no admiten injerencias de buen grado. ¿Por qué lo tienen todo manga por hombro y viven tan contentos en ese caos? «Todo ese desorden es el vivo reflejo de su cerebro y de los procesos que se van produciendo en él, que se suceden sin orden ni concierto aparente, pero que están destinados a que maduren», asegura Bueno. Es decir, así tienen la habitación, así tienen el cerebro. «Pero ojo, hay otros extremadamente ordenados, algo que tiene el mismo origen», añade el experto. ¿Y eso? Pues que algunos notan ese caos y su respuesta no es rendirse a él, si no querer ordenarlo.

  1. ¡Menudo genio! Esa irascibilidad...

Bueno insiste en que aunque parezca una paradoja, el cerebro de los chavales es «más fuerte y más vulnerable al mismo tiempo que en cualquier otra etapa de la vida». Hay tres zonas en su cerebro, la corteza prefrontal (que rige la toma de decisiones racionales y controla las emociones), la amígdala (donde se generan las emociones) y el estriado (área donde reside la búsqueda de recompensas) que son los «puntos cardinales de la adolescencia» y que van madurando en esta época.El problema es que lo hacen a distinto ritmo, lo que desestabiliza los comportamientos del adolescente.

Es lógico: en la edad adulta esta engranaje está ajustado y es un juego de contrapesos. Pero en la adolescencia... ay, qué lío: la zona del control va por detrás de las otras dos, lo que hace que los chavales sean más impulsivos, hipersensibles y emocionales que los adultos o los niños. Como la naturaleza es sabia, esto tiene una explicación: las reacciones viscerales son más rápidas que las reflexivas (ya hemos dicho que este área no está muy 'perfeccionada') y por eso tiran de ellas ante potenciales amenazas. ¿Amenazas? ¡Para ellos el mundo está lleno de ellas! Es algo 'nuevo', no cuentan con el apoyo de la experiencia, están todo el día ensayo-error... Es su manera de aprender a ser mayores. ¿Quiere decir esto que no pueden reflexionar? «Pueden, pero les cuesta más que a los adultos porque su área prefrontal pierde eficiencia en esta época.Les cuesta planificar y gestionar las emociones».

La transición a la edad adulta no es fácil: se 'paga' con estrés

Somos la única especie biológica que conserva características de la infancia en la edad adulta, como la capacidad de ser creativos, explorar el entorno, buscar novedades... pero la transición no es fácil. «El nivel de estrés en la adolescencia aumenta», apunta David Bueno. Por eso, si les exigimos demasiado, incrementamos su estrés. Acotemos el término 'demasiado'. «Esto no significa no ser exigentes, significa no pedirles demasiado –aclara–. Debemos respetar sus ritmos». Además, están muy indefensos frente al estrés, incluso hormonalmente. «Hormonas que en los adultos rebajan el estrés, en ellos hacen lo contrario», informa.

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