La estafa del enchufe ahorrador

Entre los aparatos que prometen este 'dorado' se encuentran los enchufes ahorradores de electricidad. Cada vez que hay una subida del precio de la energía afloran por doquier las recomendaciones de compra de este tipo de dispositivos. En internet, en publicidad online, en teletiendas... Pero, ¿de verdad rebajan lo que se paga al final de mes en la factura? La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), tras analizarlos y probarlos un año más, afirma que no.

Se encuentran bajo nombres como 'energy saver' o 'saver box' (ahorrador de energía o caja ahorradora, según su traducción del inglés). Con tal carta de presentación, su función requiere de pocas explicaciones: ahorrar en el gasto energético de hogares y oficinas y, con ello, la factura.

Su tamaño es más o menos como el de un cargador de móvil, aunque se parecen más a un ambientador eléctrico. Para que funcionen, basta con conectarlos a los enchufes tradicionales y comienzan a hace 'su magia'.

En su listado de características y cualidades técnicas (al menos las que se pueden leer en la limitada oferta 'online' que hay de ellos), se encuentra la de eliminar los picos de tensión y la reducción del desperdicio de energía de los aparatos del hogar conectados a la red, así como de su consumo de los aparatos del hogar. En cuanto a los ahorros, hay casos, según la OCU, que afirman reducir la factura hasta un 90%. «Una afirmación exagerada en todo caso porque, aunque de verdad redujeran el consumo de energía, este es solo una parte de la factura, no toda. Hay otros apartados, como la potencia contratada, sobre los que no pueden influir: la tendrás que pagar tanto si consumes como si no», sostienen desde la OCU en su advertencia sobre estos productos. En cualquier caso, por lo que han comprobado «no pueden abaratar la factura eléctrica».

Entonces, ¿qué hacen?, ¿cuál es su mecanismo? Según sus fabricantes lo consiguen aprovechando la energía residual que normalmente se desperdicia. Su principio de funcionamiento no es nada revolucionario: un pequeño condensador captura la energía reactiva devolviéndola a la red general para que sea consumida. Esta no es más que un efecto que se produce en el circuito de la electricidad. «Pero realmente esto no influye en la cantidad que se consume», advierten los consumidores.

Además, los contadores domésticos no la contabilizan. Ponen un símil para que se entienda: «es como la espuma de la cerveza, que aumenta el volumen del vaso, pero solo de forma aparente». Como este tipo de energía no se cobra, al final, los 'energy saver' no tienen ningún efecto sobre el consumo de potencia real de las viviendas u oficinas donde se pongan, que es el que al fin y al cabo registra el contador y lo que se paga en cada factura. «A las grandes industrias, cuya maquinaria produce mucha energía reactiva, sí se les cobra. Por eso, en esos casos puede ser útil colocar unos condensadores de este tipo, pero no estamos hablando de consumidores, sino de una escala mucho mayor», concluyen desde la citada organización.

Es más, al fin y al cabo estos aparatos, al ser electrónicos, consumen algo. Así que lejos de ahorrar algo, añadirán un gasto que, por poco que sea, es inútil.

No hay que confundir estos aparatos con los enchufes programables, que sirven para conectar los aparatos a las horas con las tarifas más bajas (ahora los hay conectados al móvil y wifi para controlar a distancia), así como otros dispositivos electrónicos que sí sirven para ahorrar en casa. A saber: sensores de presencia para evitar que las luces queden encendidas cuando no se necesita; regletas con interruptor para evitar el consumo latente de aparatos que no se usan; luces led (80% de ahorro sobre las incandescentes), entre otros recursos de domótica para el hogar.