Ig Nobel: Estas son las investigaciones más disparatadas con premio

El orgasmo es tan eficaz como los fármacos para descongestionar la nariz. De hecho, la respiración nasal mejora durante una hora después del encuentro sexual. Esta investigación que realizaron científicos alemanes, turcos y británicos ha logrado el premio de Medicina. En el singular experimento participaron 18 parejas.

Los hombres comenzaron a dejarse barba para proteger los delicados huesos de la cara de los golpes. Es la conclusión a la que llega el trabajo científico que ha recibido el Ig Nobel de la Paz, publicado en la revista 'Oxford Academy'. Frente a las teorías que atribuyen la barba a un signo de masculinidad, «puede servir, como el pelo de la melena del león, para proteger la garganta y la mandíbula de los ataques de otros animales», concluye el estudio.

Un análisis de los ronroneos, maullidos, gruñidos y otros sonidos que hacen los gatos para comunicarse con los humanos se ha llevado el galardón de Biología. Susanne Schötz, investigadora de una universidad sueca, recogió 538 vocalizaciones de cuatro gatos domésticos para estudiar qué quieren decir al maullar y concluyó que son capaces de procesar información a través de la combinación de diferentes tipos de vocalizaciones y entonaciones.

Estudiar la forma de transportar un rinoceronte narcotizado por el aire en helicóptero puede ser un trabajo sin aplicación práctica en la capital de una ciudad europea, pero en África es importante. La investigación quería comprobar si se resentía su salud al ir colgados de las patas. El estudio, que se alzó con el 'Nobel' de Transporte, concluyó que la mejor manera de trasladar por el aire a un rinoceronte es boca abajo.

«Pueden ser investigaciones que parezcan raras o estrambóticas a la gente, pero están publicadas en revistas científicas y son una forma de dar visibilidad a proyectos que tienen su utilidad», valora Ugo Mayor, investigador Ikerbasque de la Universidad del País Vasco. A veces la utilidad es muy concreta, pero innegable, como la investigación premiada en el apartado de Entomología sobre cómo controlar las plagas de cucarachas en un submarino, realizada por un grupo de científicos de la Marina de Estados Unidos. El único estudio español galardonado en esta última edición es el de Manuel Porcar, de la Universidad de Valencia, que analizó las bacterias en los chicles pegados en el suelo de diferentes países. «Tiene aplicación en medicina forense, control de enfermedades infecciosas o eliminación de plásticos», detalla el científico.

La larga lista de premios concedidos en estos treinta años de historia de los Ig Nobel dan la medida de la imaginación y creatividad de los científicos. Aquí unos casos curiosos premiados en ediciones anteriores: una investigación de un equipo de la Universidad de Tolouse recibió el galardón de Anatomía en 2020 por un experimento que determinó que el testículo izquierdo se encuentra a más temperatura que el derecho cuando el hombre está vestido. En el experimento participaron once carteros, que pasan mucho tiempo de pie, y once conductores de autobús, obligados a estar sentados toda su jornada laboral. Es habitual también que los propios investigadores sean las cobayas en sus experimentos. De hecho, una de las distinciones de 2019 recayó en un entomólogo que se sometió a la picadura de cientos de abejas por su cuerpo, incluido el pene, para descubrir cuál era el punto más doloroso.

A otros trabajos es más difícil verles el lado práctico. Como el Ig Nobel de Psicología que recibió un alemán (2019), que concluyó que sostener un lápiz en la boca nos hace sonreír forzosamente pero no nos hace más felices, o el que demostró que las pulgas de los gatos saltan más que la de los perros. El 'nobel' de Física de 2019 fue para científicos norteamericanos y de Taiwán, que demostraron en un zoo de Atlanta que los mamíferos de más de tres kilos tardan el mismo tiempo en orinar: 21 segundos. Y una distinción en el apartado de Química midió la cantidad de saliva que generaba al día un niño de 5 años.