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Canarias7 / Las Palmas de Gran Canaria
Jueves, 1 de enero 1970
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Con un ojo morado y marcas de asfixia en el cuello, Rebeca explica a los medios su pesadilla. «Me empezó a dar golpes contra el sofá, me intenté defender, pero se puso encima de mí, me agarró del cuello y me tiró del pelo. Yo ahí me veía muerta, no podía gritar».
Sucedió en su domicilio, en el barrio de Basozelai, en Basauri (Vizcaya). Era de noche, estaban solos y la puerta de la vivienda estaba cerrada con llave. El escenario perfecto para su agresor, que comenzó a golpearla sin piedad. Ante la imposibilidad de escapar por la puerta, Rebeca se aproximó a la ventana y con los vecinos ya alertados, se cogió a los barrotes y se descolgó, consiguiendo salvar su vida.
Con el rostro completamente desfigurado, la mujer, natural de Lanzarote, asegura que «si no salto por la ventana, me mata» y que la ayuda de los vecinos, que la esperaban a pie de calle, fue vital. Poco después, su pareja que le gritaba «¡estás loca!», mientras le agarraba las piernas para evitar que descendiera por la ventana, fue detenida.
No era la primera vez. En sus redes sociales, esta joven lanzaroteña de 20 años ha confesado que ha vuelto a ser víctima, pero que al menos «tengo voz para contarlo». La noticia ha dado la vuelta a nivel nacional porque su intención es convertirse en «voz y voto» de todas las mujeres que han sufrido la violencia de género.
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