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La investigación, que consta en las diligencias previas 587/2007 del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 2 de San Bartolomé de Tirajana, ha sido las mayores que ha llevado a cabo la Comandancia de Las Palmas de la Guardia Civil y que se inició el 10 de marzo de 2007.
Fue ese día cuando la familia de un menor de siete años llamado Yéremi José Vargas Suárez (18 de julio de 1999), acudió al cuartel de la Guardia Civil de Vecindario para denunciar su desaparición en unos hechos que se produjeron mientras jugaba con sus primos en un solar próximo a las vivienda de su abuela y de su tía, en la calle Honduras nº11 del barrio Llanos del Polvo (Santa Lucía).
El agente que recogió la denuncia hizo una valoración de la misma y la calificó desde el primero momento como de alto riesgo. A nivel operativo y a diferencia de los casos de riego moderado, en las de mayor calificación la búsqueda de la víctima la llevan a cabo los agentes del grupo territorial –en la provincia de Las Palmas hay equipos en Vecindario, Mogán, Guía, Puerto del Rosario, Gran Tarajal, Tías y Costa Teguise–, además de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la cabecera de la Comandancia de Las Palmas y se encarga de los delitos graves.
Después del análisis de la denuncia, la Guardia Civil puso en marcha la denominada Operación Yéremi y activó a todos los equipos de la isla para buscar al menor, en unos primeros rastreos que se llevaron a cabo durante toda la tarde y noche con la dificultad de que ese día se celebraba la cabalgata de carnaval de Vecindario. Un dispositivo de unas 400 personas se encargó de buscar al menor, entre ellos efectivos la Guardia Civil, Protección Civil, Policía Local y el Grupo de Emergencia del Gobierno de Canarias, además de amigos y vecinos. Todos ellos rastrearon los alrededores del lugar dónde desapareció el niño.
Al no encontrar rastro alguno de Yéremi y tratándose de un hecho calificado de extrema gravedad, la Comandancia solicitó el apoyo de la Unidad Central Operativa (UCO) con sede en Madrid, que comenzó a trabajar con la Unidad Orgánica de la Policía Judicial (UOPJ) de Las Palmas y el equipo de personas que se encarga de este tipo de delitos. Se hizo cargo del caso la sección de Homicidios, Secuestros y Desapariciones, en concreto un equipo de seis especialistas al mando del por aquel entonces teniente José Miguel Hidalgo –ahora es capitán y también dirigió la investigación del caso Diana Quer–, apoyado por un agente de la Comandancia de Las Palmas que se liberó para que trabajase en exclusiva en esta Operación Yéremi, en una decisión extraordinaria que no se había tomado antes en la Comandancia de Las Palmas.
Este miembro de la UOPJ, aparte de participar en la investigación, también hizo las funciones de apoyo a la familia, un trabajo fundamental y que realizó con bastante éxito, según ha declarado siempre el entorno del menor desaparecido.
Unas primeras semanas muy intensas vividas con la angustia de no saber qué había pasado con el niño y que abrió numerosas líneas de investigación.
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