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Antonio F. de la Gándara
Jueves, 1 de enero 1970
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El joven grancanario Gabriel F.M., de 21 años y sin antecedentes penales, admitió ayer ante el jurado que en la mañana del 26 de octubre de 2016 asestó a su madre 13 puñaladas, aunque aseguró que no sabía por qué lo había hecho. Precisó que sólo después de la decimotercera cuchillada se percató de lo que estaba haciendo y llamó a Emergencias.
Recordó, no obstante, que instantes antes del apuñalamiento le había confesado a su progenitora que llevaba casi un año sin ir a clase –estaba matriculado en Ingeniería Química–, y apuntó que ésta se había enfadado mucho con él, hasta el punto de cogerle de la mochila la navaja que el portaba habitualmente. «Se la arrebaté y comencé a clavársela, no sé por qué», dijo.
UN tribunal popular constituido ante la Audiencia de Las Palmas bajo la presidencia del magistrado Secundino Alemán juzga desde ayer al joven Gabriel, para el que la fiscal Cecilia Acebal pide una condena de 15 años de cárcel por homicidio con las agravantes de parentesco y abuso de superioridad. La defensa pide una condena atenuada a diez años.
Vista. Gabriel recordó que en la mañana del 26 de octubre de 2016 fue a ver a su madre, de 52 años, a la habitación en la que vivía de realquilada tras separarse de su padre en un edificio de la capitalina calle de León y Castillo. Aseguró que se llevaba con ella «muy bien», explicó que no vivían juntos, que él vivía con unos tíos, y dijo que en aquella mañana le contó la verdad de lo que hacía: a pesar de que llevaba casi un año diciendo que, tras hacer un año de magisterio, estaba matriculado en primero de químicas, lo cierto es que el año anterior prácticamente no había ido a clases y se pasaba el día jugando a videojuegos o saliendo con sus amigos los domingos.
Agregó que también le había confesado a su madre que se había gastado la mayoría del dinero de la cuenta de ella, que él administraba por problemas personales de su progenitora y detalló que en ese momento su madre se puso furiosa y le sacó de su mochila la navaja-cutter que él solía portar. Agregó que entonces se la arrebató y que a partir de ahí no recordaba nada más.
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