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Los terribles crímenes de los condenados a prisión permanente revisable

Los terribles crímenes de los condenados a prisión permanente revisable

La prisión permanente revisable es la máxima condena que se puede imponer en España. Está destinada a los criminales más despiadados, cuyos atroces crímenes pasan a la historia por la crueldad y una maldad inimaginable. Hasta la fecha, cinco son los casos en España, cinco monstruosos asesinos que permanecerán el resto de su vida, con casi total probabilidad, entre rejas.

José L. Reina

Jueves, 1 de enero 1970

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1. David Oubel, mató a sus dos hijas con una radial

Fue el primer condenado en España a la prisión permanente revisable por asesinar a sus dos hijas, Candela, de 9 años y Amaya, de 4. Utilizó una sierra radial para cortarles el cuello, rematándolas luego con un arma blanca. Oubel previamente las había drogado, para que el crimen fuera más fácil. El apodado ‘monstruo’ de Moraña mató en primer lugar a su hija pequeña, mientras que la mayor intentó escapar, sufriendo múltiples acometidas de su padre. De personalidad fría, narcisista y psicópata, Oubel conmocionó a Galicia con este crimen, y reconoció todos los hechos durante el juicio.

2. Sergio Díaz Gutiérrez, mató al abuelo de su novia asestándole 30 puñaladas

Este joven de 26 años, es el primer caso en Canarias de prisión permanente revisable. Cuando cometió el brutal crimen contaba con 24 años. Su víctima fue Salvador Valentín, un famoso carnicero de Icod de los Vinos, en Tenerife, de 66 años, y que por culpa de un ictus tenía serias dificultades para hablar. Sergio Díaz le propinó 30 puñaladas con diversos cuchillos, además de propinarle diversos golpes con objetos contundentes que encontró en la casa de Salvador, que era el abuelo de su novia. A pesar de que su defensa alegó una alteración psíquica, los hechos demostraron que fue un crimen premeditado.

3. Daniel Montaño, mató a un bebé de 17 meses

El tercer condenado a prisión permanente revisable por arrojar por un balcón a la pequeña Alicia, de tan solo 17 meses. La madre de la niña, Gabriela, una brasileña de tan solo 18 años en el momento de los trágicos hechos, había conocido a Montaño tan solo un mes antes. Tras intercambiar numerosos mensajes, ella accedió a quedar con él, quedándose en su casa, donde se produjo el asesinato. Gabriela y Alicia estaban dormidas cuando Montaño entró en la habitación, de madrugada, y le puso la mano en el pecho a la niña. Cuando la madre se percató, lo intentó apartar, recibiendo numerosos golpes. Tras intentar matar a la madre, el asesino cogió a la niña, de tan solo 11 kilos y 84 centímetros, y la lanzó por el balcón, ocasionándole la muerte. Él justificó el crimen asegurando que vio en la niña «la semilla del diablo».

4. Marco Mirás, asesinó a su hijo de 11 años

Fue una venganza contra su ex mujer, a la que tenía que devolverle al niño el Día de la Madre de 2017. La madre denunció los hechos de manera inmediata, ya que Mirás, de 42 años, la había amenazado con anterioridad con «darle donde más duele». Cuando la policía, tras la denuncia, acudió al domicilio de Marcos, en el barrio coruñés de Labañou, el asesino acabó desmoronándose y confesado el terrible crimen que había cometido. El cuarto condenado en España a la prisión permanente revisable llevó a su hijo a un bosque apartado donde lo mató a golpes con un objeto contundente en la cabeza. Hasta ese lugar llevó a los agentes, que localizaron el cadáver del niño. Este electricista se había separado de su mujer siete años antes del crimen, periodo en el que fue denunciado por diversas amenazas hacia ella.

5. Patrick Nogueira, cuádruple asesinato en Pioz, Guadalajara

Es el último caso y uno de los más mediáticos. Este joven brasileño descuartizó a sus tíos, Marcos y Janaina, y a sus hijos, María Carolina y David. Lo más impactante de todo es la frialdad con la que cometió el crimen, y con la que ha actuado durante todo el proceso judicial. Nogueira llegó a casa de sus tíos, en Guadalajara, cargado de pizzas para pasar una agradable velada. Se sentó a comer con su tía y sus primos en la cocina de la vivienda, mientras que su tío Marcos se encontraba fuera del domicilio por trabajo. Primero acabó con la vida de su tía, con un cuchillo, para luego continuar con los niños. Tras ese triple asesinato, el joven esperó durante cinco horas en la casa hasta que llegó su última víctima, el padre de familia, con quien acabó a cuchilladas. Tras descuartizar los cadáveres y meterlos en bolsas de basura, Nogueira huyó a Brasil, pero su familia lo convenció de que volviera a España y se entregara. Es el quinto condenado a la máxima pena.

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