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‘Cry Baby’, de homicida a sufrir demencia senil

‘Cry Baby’, de homicida a sufrir demencia senil

La permanencia en prisión del excampeón de lucha británico James Breaks, apodado Cry Baby, llegó a su fin este jueves. Ahora, a sus 83 años de edad, cambió –a instancias de la Fiscalía– los barrotes de su celda por una habitación en un centro adecuado a la patología mental degenerativa que sufre. El acusado de haber acabado en Mogán en 2017 con la vida de su expareja, la también inglesa de 47 años, Donna Cowley, fue ingresado en un centro al determinar la autoridad judicial que sufre una demencia cortical progresiva, permanente e irreversible que le anula su capacidad de entender el juicio que iba a celebrarse en su contra y en el que afrontaba una pena de 15 años de cárcel por homicidio.

Jueves, 16 de julio 2020, 13:26

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El de Cry Baby es un ejemplo de «buen funcionamiento del servicio público en Gran Canaria», al darse una «respuesta adecuada a un supuesto que representa una laguna legal dentro del sistema procesal penal», según la fiscal delegada de Violencia sobre la Mujer en Las Palmas, María Luisa Ordóñez de Barraicua, que fue que impulsó el mecanismo necesario para que el británico acabara internado en un centro médico y no quedara en libertad. Todo ello contando con la importante coordinación entre la sección de Violencia sobre la Mujer y la sección Civil de la Fiscalía, el Cabildo de Gran Canaria, la Consejería de Asuntos Sociales del Gobierno regional y la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Las Palmas.

Hechos.

El recorrido delictivo de James Breaks comenzó el 1 de julio de 2017, cuando ingresó en prisión preventiva por –supuestamente– haber matado a quien fue su pareja sentimental en unos hechos ocurridos en el apartamento 608 de la urbanización Bahía Azul de Mogán en la noche del 29 de junio de 2017. Donna Cowley, que fue la que llamó al 112 para intentar salvar su vida, falleció del politraumatismo causado presuntamente por los golpes propinados por Cry Baby.

Iniciada la investigación, el juez de instrucción de San Bartolomé de Tirajana acordó tras prestar declaración que fuera examinado para determinar si tenía o no capacidad para entender el juicio ya que mostraba signos de aturdimiento mental. Por este motivo, en 2019 los médicos forenses emitieron un informe en el que concluían que el investigado presentaba una demencia cortical en grado moderado, en probable relación con el consumo continuado de alcohol en grandes cantidades, la dureza de la práctica deportiva que realizó durante toda su vida y su avanzada edad. De esta forma, la Fiscalía Provincial decidió continuar con la acusación y formular escrito por un delito de homicidio y con una petición de pena de 15 años de cárcel, aunque el juicio no se señalaría hasta el mes de abril de 2020.

Durante ese tiempo transcurrido, Instituciones Penitenciarias incorporó a la causa un informe en el que decía que el estado de Breaks «en los últimos meses» se había ido «deteriorando rápidamente en el contexto de una demencia severa», por lo que sus opciones de sentarse en el banquillo para ser juzgado se veían comprometidas.

Ante ese informe, nuevamente la fiscal interesó al Instituto de Medicina Legal de Las Palmas que volviera a examinar a Cry Baby y sus especialistas entendieron que el acusado no tenía «capacidad suficiente para comprender el alcance del objeto de la celebración del juicio oral», recomendando su ingreso en un centro adecuado a sus necesidades puesto que la patología que presentaba era «progresiva, permanente e irreversible».

Vídeo.

En este escenario, la Audiencia Provincial suspendió la vista ya que acordar la celebración de un juicio contra alguien que no es capaz de entender lo que en ocurre en él, resultaba inconstitucional.

De forma inmediata, María Luisa Ordóñez de Barraicua presentó una demanda de incapacitación de James Breaks y solicitó su internamiento para evitar un «nuevo comportamiento criminal» ya que quedaría en libertad al tener sus facultades mentales severamente afectadas. Esta medida fue finalmente acordada por el Juzgado de Primera Instancia nº 3 de Las Palmas de Gran Canaria

El luchador James Breaks, alias Cry Baby, no será juzgado por el homicido de Donna Cowley, pero ya duerme en un centro especializado donde no podrá volver a delinquir.

Una carrera llena de éxitos.

James Breaks, conocido por Cry Baby (El Llorón) puesto que el público le lanzaba chupa chups durante sus discusiones con los árbitros en las peleas, fue uno de los deportistas británicos más afamados en los 60, 70 y 80. Breaks (1940, Bradford, Inglaterra) fue un ídolo del Pressing Catch y el British Wrestling que dio sus primeros golpes cuando ganó el Northern Featherweight Championship en el peso pluma. Este triunfo le dio entrada en el gimnasio del mítico Bernard Murray y fue ahí cuando su carrera se lanzó al estrellato.

Ganó el Nacional de peso ligero en 1963 que mantendría hasta 1967 y fue campeón continental. Siguió peleando hasta su última derrota el 22 de marzo de 1984.

Cry Baby fue hallado por la Guardia Civil viendo la televisión en su apartamento la noche de los hechos mientras en la habitación contigua agonizaba su exmujer.

Le dio una paliza brutal.

El británico, tras su jubilación, se vino a vivir en 1995 a Mogán y mantuvo una fugaz relación con Donna Cowley. El 29 de junio de 2017 por la noche, Breaks y Cowley habían bebido y discutieron.

De forma repentina, el exluchador la golpeó con fuerza con una taza y los puños hasta que quedó encajada en la bañera. Ahí Breaks la dejó abandonada y fue al salón para ver la tele.

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