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Crimen de La Angostura: «Peleamos y caí de rodillas sobre ella»

Un hombre acusado de matar a su pareja a patadas en Gran Canaria ha alegado este lunes en su defensa que ambos se pelearon y que él solo cayó de rodillas sobre ella, aunque presentaba lesiones equivalentes a las que hubiera producido una caída desde un quinto piso.

Jueves, 16 de julio 2020, 18:01

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El acusado de haber matado a patadas a su pareja sentimental en La Angostura, Ángel P. R., negó los hechos y solo se limitó a decir que: «Recuerdo que discutimos y luego peleamos y caí de rodillas sobre ella, pero no la pateé». Esta afirmación la realizó durante la primera jornada del juicio que lo sienta en el banquillo, en el cual se enfrenta a una petición de condena de 23 años de cárcel por asesinato, según Jesús Lomba, el representante del Ministerio Fiscal.

El mismo, en su intervención inicial ante el tribunal del jurado, detalló con pelos y señales lo que consideró que fue una «agresión brutal», equiparable a «cuando una persona cae de un cuatro o quinto piso, una colisión frontal de tráfico, que te lancen un ladrillo sobre el vientre o, como me comentó un médico, unas lesiones que solo había visto una vez en su vida y fue a consecuencia de los golpes que le dio un caballo a una persona», señaló durante la vista oral.

Lomba insistió en que Ángel P. R. golpeó salvajemente a su pareja «con el fin de acabar con su vida y causándole un daño extremo», por lo que interesó la máxima pena para este delito que calificó como un asesinato con alevosía y ensañamiento.

Por su parte, la acusación pública representada por la letrada del Instituto Canario de Igualdad se adhirió a la petición del Ministerio Fiscal, detallando que la agresión sufrida por la víctima fue mediante una «crueldad innecesaria».

El acusado negó el relato de los hechos ofrecido por las acusaciones y manifestó que no «recordaba haberle dado patadas» a su expareja. «Ella había bebido mucho y cuando lo hacía se ponía agresiva. Empezamos a discutir y comenzamos con los puños, luego la agarré y en ese momento caí encima de ella de rodillas. Es posible que la golpeara cansado de su actitud, pero no le di patadas», declaró ante el jurado popular en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial.

«A veces eran habituales las peleas porque cuando bebía se ponía muy violenta. No sangró y tampoco fui consciente de la gravedad de las heridas», dijo acerca de su expareja, la cual ingresó el 21 de julio de 2016 en el hospital con los pulmones encharcados, costillas y esternón rotos y hasta fracturas de páncreas, hígado y bazo.

«La condena más dura».

También declaró la hija de la víctima, quien relató que el acusado la llamó tras la pelea y le dijo «que mi madre estaba borracha». Por eso, fue a la casa y se la encontró tirada en el suelo «mientras él fumaba un cigarro, sudando y nervioso». Relató como su madre le dijo que el acusado «le había dado muchas patadas», mientras esperaban a la ambulancia y también detalló que el presunto agresor «no tenía lesiones» compatibles con haberse peleado. Pidió para el encausado «la condena más dura, no quiero volver a verlo más en la vida».

El juicio proseguirá en la mañana de hoy con el resto de testigos citados a declarar.

El fiscal.

El fiscal Jesús Lomba realizó un alegato contundente y firme en el que detalló como sucedieron, a su juicio, los hechos. «Fue una agresión brutal, en la que la víctima no tuvo oportunidad de defenderse y con el objetivo de acabar con su vida», manifestó. Hubo ensañamiento y alevosía para el Ministerio Público en un caso «cruel y con unas lesiones comparables a las que puede dar un caballo a una persona», explicó.

La acusación popular.

La representante legal del Instituto Canario de Igualdad ejerció la acusación popular y se adhirió al alegato del fiscal, interesando que se le imponga la máxima condena por un delito de asesinato en unos hechos que describió como «brutales», ya que «la mató de manera que la víctima no pudo defenderse , ejecutando patadas con una crueldad innecesaria», sostuvo en su intervención.

La defensa.

El abogado del acusado, sostuvo que la fiscalía y la acusación popular pidieron «una pena excesiva», al solicitar 23 años de cárcel imputándole un asesinato con alevosía y ensañamiento. Y, frente a esa petición, demandó la libre absolución a su representado y, en caso de considerarle culpable, imponerle de manera subsidiaria una condena correspondiente a un homicidio imprudente y no un asesinato.

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