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«Abrí los ojos y estaba tocándome mis partes»

«Abrí los ojos y estaba tocándome mis partes»

Ayer se sentó en el banquillo Alberto B. B., un varón de 46 años de edad acusado de dos delitos de abuso sexual al haber presuntamente tocado los genitales de la hija de su pareja sentimental, de 13 años.

Jueves, 1 de enero 1970

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Por estos hechos, el fiscal Luis Estévez interesó la pena de cuatro años de prisión, además de la prohibición de acercarse a menos de 500 metros de la menor, comunicarse con ella y la medida de libertad vigilada durante cinco años, además de su participación en programas de educación sexual.

Mientras, la defensa pidió la libre absolución puesto que, si bien es cierto que «no se pudo acreditar la inocencia de mi cliente, tampoco se pudo acreditar su culpabilidad», dijo su abogada.

En el juicio, el acusado declaró que la relación con la menor «era buenísima», y desconoció el motivo porque estaba siendo juzgado: «No es cierto lo que dice, será por celos u otra cosa... No lo entiendo, no he sido malo con ella», manifestó. Alberto B. B. utilizó como argumento de defensa que no tocó los genitales de la menor y «solo» le pidió «un cargador del móvil cuando estaba acostada dormida en el sillón y por eso me acerqué a ella, pero no la toqué», sostuvo el acusado, quien reconoció que era bebedor ocasional y también consumía cocaína.

Víctima.

Por su parte, la menor relató que mantenía una «buena relación» con el novio de su madre, hasta que en 2013, «estaba durmiendo en un colchón en el suelo de la casa y sentí cuando entró él y se acercó a mí. Abrí los ojos y estaba tocándome mis partes íntimas», confesó. Añadió que no dijo nada «por miedo», ya que el encausado le mandaba mensajes pidiéndole que no contara los hechos.

La segunda agresión se produjo en diciembre de 2016, cuando nuevamente, el varón entró a la casa y, según la menor, «se acercó mientras dormía y volvió a tocarme mis partes. Cuando abrí los ojos me preguntó por el cargador del móvil para disimular», contó. Por este motivo, la joven tiene problemas a la hora de «tener contacto físico con las personas», admitió

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