Tres de cada cuatro suicidas son varones

Las tasas de suicidio en Canarias son «similares» a las del conjunto de España, y se sitúan en un rango medio según la clasificación de la Organización Mundial de la Salud, señalan los técnicos de Salud Mental de la Dirección General de Programas Asistenciales del Servicio Canario de Salud, que puntualizan que «afortunadamente, las tasas son considerablemente inferiores a las del conjunto de Europa».

El principal «factor de riesgo» es el padecimiento de una patología mental, destaca la misma fuente. «De hecho –añade– se estima que alrededor del 90% de las personas que se suicidan tenían una patología mental cuando se suicidaron». Sin embargo, es muy importante señalar que la «mayoría de las personas que tienen un patología mental no se suicidan, ni realizan intentos de suicidio y las ideas de suicidio desaparecen tras un tratamiento adecuado y la remisión de esta patología».

En esta línea, los expertos detectan otros factores de riesgo e los intentos de suicidio previos, el consumo perjudicial de drogas o alcohol, la dependencia a estas sustancias, la ausencia de apoyo sociofamiliar, los acontecimientos estresantes y la disponibilidad de métodos, «factores que solo significa un mayor riesgo respecto a quienes no lo presentan», insisten.

En Canarias se dispone de una Red de Salud Mental, constituida por múltiples tipos de dispositivos adecuados para el abordaje clínico de las conductas suicidas y conformados por equipos multiprofesionales desde las Unidades de Salud Mental Comunitarias, donde se tratan a los pacientes ambulatoriamente, a los servicios de Urgencias Hospitalarios y hasta las Unidades de Hospitalización de Internamiento Breve, indica las fuente.

Los pacientes a los que se detecta riesgo suicida «se derivan en función del riesgo» suicida y otros factores a uno u otro servicio donde son evaluados por uno o varios profesionales de los equipos multidisciplinares y especializados, explican los expertos.

Se les realiza una evaluación, amplia y compleja, para determinar «el grado» en que está presente el riesgo suicida ya que se evalúa todo un conjunto de factores de riesgo y factores protectores, de diferente naturaleza. Otro aspecto de gran relevancia es la existencia o no de una patología mental. «En general, un intento de suicidio implica mayor gravedad que las ideas de suicidio, pero no siempre es así. En función de esta evaluación, se toman las decisiones clínicas correspondientes».

Desde Salud Mental se insiste en que «es muy importante ofrecer apoyo» a las personas que realizan este tipo de conductas, por parte de los profesionales sanitarios, de familiares y del entorno social.