La formación de profesionales va a ser clave para adaptarse a los retos de la Industria 4.0

La formación para poder contar con los profesionales adecuados va a ser clave en la implantación y en el éxito de lo que se ha venido en denominar Industria 4.0, porque dado que no somos una sociedad que pueda ofrecer bajos costes de mano de obra, la tecnología va a ser el principal elemento diferencial de cara al futuro. Esta es una de las conclusiones del Foro Industria 4.0, organizado por Vocento con la colaboración de las firmas Grant Thornton y Cellnex. Un debate donde predominó la visión optimista sobre el futuro de la industria y en el que participaron Mar García-Ramos, socia deGrant Thornton y experta en el sector de automoción; Miquel Mir, director de ventas para empresa de Cellnex Telecom en España, y Mikel Amundarain, viceconsejero de Industria del Gobierno vasco.

Bajo esa definición de Industria 4.0 conviven conceptos que tiene ya algunas décadas de vida, como la automatización, que se ha reforzado con matices tecnológicos como la digitalización, el internet de las cosas, la gestión masiva de datos o la inteligencia digital, con objetivos tan ambiciosos como conseguir una producción sin residuos, sin defectos, eficiente, de calidad, con seguridad para los trabajadores y sostenible desde la perspectiva medioambiental

Mar García-Ramos y Miquel Mir destacaron que estos conceptos son una tendencia, más bien una obligación, que afecta ya a las grandes corporaciones industriales pero también a las pequeñas empresas, «porque el cliente cada vez manda más y hay que anticipar sus deseos».

MikelAmundarain destacó que probablemente «el reto es mayor para las pequeñas empresas, porque es más difícil que puedan contar con expertos en todas las materias y ahí el respaldo de la Administración debe ser importante para ayudarles a salvar esa brecha». En este sentido, la industria del automóvil puede ejercer, una vez más, el papel de tractor de los proveedores. «Esta tendencia de mejora continua la hemos importado de Alemania y en especial del sector del automóvil -apuntó Mar García-Ramos- y aquí hay mucho de estrategia colaborativa. La colaboración, facilitada precisamente por la tecnología, es determinante en este proceso».

Las telecomunicaciones van a cumplir un papel determinante en esta nueva revolución de la industria. Miquel Mir apuntó que en este terreno «la aplicación del 5G va a suponer un cambio importante. Permite la transmisión de una gran capacidad de datos, una baja latencia y la conexión de muchos dispositivos, con aplicaciones que permiten ya nuevos usos. Por ejemplo, en la automoción ya vemos que las compañías quieren robotizar la aportación de materiales a la cadena de producción. Y quieren que esos robots sean móviles y autónomos. También se usa ya para el guiado de vehículos en campus industriales, para que no tarden en buscar su destino. O aplicaciones de asistencia remota a un empleado en determinados trabajos. Tiene además una ventaja y es que es una tecnología escalable, que permite poder accede a ella a todo tipo de empresas, incluso a las más pequeñas». Además, el directivo de Cellnez destacó el hecho de que «España es uno de los países que cuenta con una de las mejores redes de telecomunicaciones de Europa».

Contar con profesionales adecuados para la implantación y el funcionamiento de esa industria digitalizada es probablemente el principal reto, coincidieron en señalar los participantes en el debate. «Vamos a necesitar que monitorice de forma continua la necesidad de perfiles de la industria», apuntó Amundarain, que recalcó el compromiso del Gobierno vasco en poner las herramientas necesarias para colaborar en ese objetivo. «Hay procesos de formación que se pueden abordar en apenas unos meses -advirtió- pero otros necesitarán años de adaptación y maduración».

«A las necesidades que ya tenían los trabajadores de la industria -dijo la experta de Grnat Thorton- ahora se suma la necesidad de trabajar con datos, de analizarlos, de considerar las medias. En definitiva de anticipar sucesos. Los alemanes ya están trabajando con fábricas de aprendizaje, donde se enseña y se entrena lo que luego va a suceder en la factoría. En el ámbito de la capacidad profesional hay que señalar que España destaca en el entorno europeo y eso es un punto que hay que poner en valor».

«La formación, los perfiles profesionales, son un reto. Somos un país industrial y queremos coger la onda de la transición digital -dijo el viceconsejero de Industria del Gobierno vasco- y vamos a necesitar orientar la formación a los perfiles reales de las compañías. Estamos en ello, porque influyen muchos elementos, incluida la existencia de vocaciones».

Ese cambio en la forma de producir puede restar trascendencia a los costes de la mano de obra directa en los procesos industriales, de ahí que en el futuro habrá otros factores que cobren importancia a la hora de decidir la localización de las instalaciones industriales. Todos los participantes en el foro destacaron el hecho de que han comenzado a registrarse ya «procesos de recuperación de instalaciones productivas», en parte como consecuencia de los probelmas logísticos que han qeudado en evidencia con la pandemia y también, apuntó García-Ramos, «los costes laborales en el Este de Europa se han equiparado ya, o casi, a los españoles».