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Todos en casa y el periódico en casa de todos

Todos en casa y el periódico en casa de todos

La tecnología ayuda al teletrabajo. Se pierde, eso sí, el encanto del trabajo colectivo en la Redacción

Jueves, 1 de enero 1970

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La Redacción es ahora un erial. Estamos hablando de ese espacio de trabajo colectivo tan dado al pitido de los teléfonos, el jaleo de las conversaciones cruzadas, las bromas y también las discusiones. Convertidos en un páramo se encuentran también los espacios que albergan a otros departamentos, porque un periódico no se entiende sin periodistas, pero ellos solos no lo sacan a la calle. Pese a la soledad en que habitan mesas, sillas, ordenadores, libros de contabilidad y hasta la máquina que vende refrescos, CANARIAS7 sigue en su sitio. Para ser exactos, en sus sitios: en los quioscos, que continúan abiertos porque el estado de alarma se digiere mejor con información impresa que deshaga bulos y ayude a sobrellevar el confinamiento; en internet y en las redes sociales, porque ahora más que nunca todos queremos saber qué está sucediendo, qué novedades hay del coronavirus... pero también encontrar otros contenidos que, como en el papel, ayuden a que el pequeño planeta en que se han convertido los hogares no gire exclusivamente en torno al sol del coronavirus Covid-19 y tus letales consecuencias.

En este país donde la conciliación entre vida laboral y familiar parecía una asignatura difícil de aprobar, el dichoso virus y las medidas excepcionales tomadas por el bien de todos ha obrado el milagro de conciliar. Aunque sea a la fuerza y por un periodo de tiempo que ya vamos intuyendo que será largo.

La tecnología nos ayuda. Antes de este cataclismo se había obrado el milagro, gracias a internet, de conectarnos laboralmente y facilitar el contacto con los lectores en formato digital. Estaba por ver si era viable también para elaborar un periódico impreso y la revista C7. Y lo es. Este periódico de papel que tiene el lector en sus manos se ha hecho con los profesionales de esta casa teletrabajando, tan conectados que a veces nos equivocamos de chat: el de los integrantes del staff redaccional, el de las diferentes secciones, el del equipo humano que trabaja las páginas una vez terminadas... a lo que se unen el de las familias, los amigos, los vecinos, el que suministra información autonómica sobre el coronavirus, el creado por la Delegación del Gobierno, el de los cuerpos policiales... Y así hasta el infinito y más allá.

Si algo no permite el teletrabajo -al menos a fecha de hoy- es poner en marcha la rotativa, garantizar la calidad de impresión, empaquetar los periódicos y subirlos a los vehículos que se encargan de la distribución. Para que esa labor se ajuste a los protocolos sanitarios establecidos, se han fijado turnos rigurosos. Es una cadena clave en el proceso, como también lo son esos quiosqueros que siguen abriendo y que para muchos ciudadanos se convierten en una excusa para una salida diaria a la calle. Un lujo en los tiempos que corren.

El periódico de estos días no puede ser igual al de antes de que el Covid-19 habitara entre nosotros -ya saben esa broma que dice que hay una era AC [antes del coronavirus] y otra DC [después del coronavirus]-. Las secciones mutan y algunos contenidos quedan hibernados pero también afloran otros. Es un fenómeno que pasa en todos los formatos. Y que desarrollamos de la mano de los lectores, convertidos ahora más que nunca en colaboradores. Así, muchos han aceptado la invitación para compartir sus fotos en casa, para grabarse leyendo poesía y prosa con la que entretenerse y entretener o para dejarse fotografiar ante la ventana.

A todos, gracias por seguir ahí. Todos en casa; nosotros también. Cada uno en la suya y CANARIAS7 en la de todos -o eso deseamos-.

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