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Los bulos de los superalimentos: ni milagrosos ni extraordinarios

Los bulos de los superalimentos: ni milagrosos ni extraordinarios

El marketing, la publicidad y las redes sociales han dado a determinados productos unas características curativas que no tienen, a pesar de sus excelentes cualidades. La base de una buena alimentación es optar por productos frescos, de cercanía, con cereales integrales, legumbres, frutas y verduras.

Eva del Río / Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 1 de enero 1970

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En los últimos tiempos, debido en gran medida a la aparición de las redes sociales, se han puesto de moda diversos productos que, por repetición, consiguen colarse en las conversaciones cotidianas de la gente y, en muchas ocasiones, presumir de lo que no son.

De hecho, probablemente a día de hoy, la mayor parte de la sociedad ha escuchado hablar al menos en alguna ocasión de la quinoa, las semillas de chía, las bayas de goji o de açai, la espirulina, y un largo etcétera por delante que engloba la categoría de superalimentos, más de moda que nunca en el ámbito del culto a la vida sana.

Sin embargo, según los expertos, se trata de una categoría que ha sido creada, más que nada, por el marketing y las redes sociales y que les falta respaldo científico. De hecho, los nutricionistas aseguran que ningún producto en sí puede ser un superalimento y que una dieta saludable debe ser equilibrada y variada. Los alimentos sanos son abundantes en nuestro entorno habitual y no es necesario buscarlos al otro lado del mundo porque sean una moda.

No obstante, el poder mediático que han alcanzado este tipo de alimentos, sobre todo por su vertiente exótica, ha hecho que hayan ganado importancia y relevancia en la cesta de la compra de los españoles, a pesar de que muchos de ellos desconocen cuáles y en qué medida son verdaderas esas capacidades curativas o milagrosas que se les presupone.

De hecho, según el último Informe anual sobre alimentación en España del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, entre 2012 y 2017 las ocasiones de consumo de comida diferente de la occidental tradicional, como quinoa, sushi, ceviche, guacamole o tacos, han subido un 132% como entrante, un 105%, como plato principal y un 223%, como plato para compartir en la comida.

Además, uno de los principales problemas que destacan los nutricionistas es que muchas personas se dejan influenciar por la campaña que traen los superalimentos y descuidan la parte fundamental de la dieta, intentando paliar con éstos su mala alimentación. Así pues, hay que alimentarse de forma saludable y equilibrada para tener un aporte de nutrientes adecuados a las necesidades.

Entre las claves para lograrlo es importante consumir cereales integrales, verduras, legumbres, frutos secos, pescado y alimentos con grasas poliinsaturadas o monoinsaturadas, como el aceite de oliva, con respecto a los procesados, las carnes rojas, las bebidas azucaradas o los productos abundantes en grasas saturadas.

Y es que, aunque las cualidades de esos alimentos son buenas, no son curativos ni milagrosos, menos aún cuando no van acompañados de una dieta equilibrada y saludable.

La OCU alerta de las modas alimentarias

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha avisado de que los superalimentos, a pesar de que cuentan con muchas propiedades y ayudan a mantener una buena salud si se consumen dentro de una dieta equilibrada y variada, no son milagrosos ni curan enfermedades de ningún tipo.

Y es que, tal y como denuncia la organización, bajo el reclamo de sus propiedades nutritivas, algunos consumidores creen que, tomándolas, se consiguen efectos extraordinarios sobre la salud. Sin embargo, no existe ningún alimento milagroso ni curativo, por lo que esta idea suele ser fruto de estrategias de marketing o leyendas sin fundamento. Además, la OCU ha alertado de que el consumo de superalimentos pue

de tener implicaciones sociales y medioambientales importantes. Y es que, en ocasiones, cuando un alimento de consumo tradicional se pone de moda, se hace inaccesible para la población por la subida de precio como, por ejemplo, lo que ocurrió hace unos años con el aumento de la demanda de quinoa, que pasó a ser habitual. Finalmente, la OCU recuerda que la dieta mediterránea incluye verduras, frutas, legumbres, frutos secos o aceite de oliva, una alternativa más económica y accesible frente a superalimentos como el kale, la maca, el bimi o las bayas de açaí, lo que permite consumirlos con regularidad, aprovechando las frutas y verduras de temporada, y en cantidades suficientes para poder beneficiarse de sus nutrientes.

A tope de ‘bowls’

Cada vez son más los comercios que optan por los bowls para servir desayunos o almuerzos. La tendencia causa furor en Europa y Estados Unidos y se expresa en todo su esplendor en redes sociales como Instagram y Pinterest, en las que las fotos de comidas, batidos, y smoothies en estos recipientes se multiplican por millones. Además, en su mayoría, van cargados de superalimentos.

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