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La meningitis que causó la muerte del niño es importada

La meningitis que causó la muerte del niño es importada

El microorganismo que indujo a la muerte del menor de 9 años por una sepsis fulminante el viernes en el centro de salud de El Doctoral fue Neisseria meningitidis, una bacteria «extremadamente rara e infrecuente en nuestro entorno y de muy difícil transmisión», según asegura Salud Pública.

Odra Rodríguez Santana y / Las Palmas de Gran Canaria

Viernes, 17 de julio 2020, 00:54

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El fallecimiento del niño de 9 años en El Doctoral, en el municipio de Santa Lucía de Tirajana el viernes día 9 por una «sepsis fulminante» fue ocasionada por una infección bacteriana llamada Neisseria meningitidis, una meningitis meningoco, según los resultados preliminares que se extraen de la autopsia del menor. El jefe de sección de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Canarias, Amós García, apuntó que se trata de un microorganismo «extremadamente raro e infrecuente en nuestro entorno, que, esporádicamente, muy de vez en cuando, se presenta y ocasiona estas situaciones tan lamentables». En este caso, el contagio «podría estar relacionado con el país de origen del menor que procede de Sudamérica», incide el profesional.

García hizo ayer hincapié que, en general, las meningitis son un proceso o cuadro «muy difícil de transmitir de una persona a otra. Por eso es tan raro. Yo, por mi profesión, no recuerdo en Canarias ningún caso secundario salvo el de una pareja de novios», resaltó. En este sentido, el epidemiólogo llamó a la tranquilidad de la población e indicó que «nadie del entorno del niño ha mostrado síntoma alguno después de cinco días de su fallecimiento».

Por otro lado, García quiso resaltar la «profesionalidad y lo tremendamente efectivos, rápidos y certeros» que fueron los compañeros del centro de salud de El Doctoral, ya «tras llegada del niño, inmediatamente establecieron los mecanismos del protocolo sanitario establecido para estos casos con el objetivo de romper la cadena de transmisión y reducir el riesgo entre los contactos cercanos al menor». «Es difícil de trasmitir la desazón y la frustración de los compañeros cuando se te presenta un caso, en este el de un menor, por el que a pesar de todos los esfuerzos que hagas, no es posible salvarle la vida», dice García.

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