Borrar
La fimosis, causas y tratamiento

La fimosis, causas y tratamiento

Hospital Perpetuo Socorro. La fimosis es la incapacidad para retraer completa o parcialmente el prepucio detrás del glande. Se calcula que su prevalencia general es de alrededor del 4% de todos los varones, explica el doctor Martín Stagnaro, especialista en Urología.

Jueves, 1 de enero 1970

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Canarias7 Saludable las Palmas de Gran Canaria

La fimosis se basa en la imposibilidad del pene para extenderse a través del orificio prepucial, activamente durante la flacidez del pene o pasivamente durante la erección. Se calcula que la prevalencia general de la fimosis es de alrededor del 4% de todos los varones.

«La fimosis se define como la incapacidad para retraer completa o parcialmente el prepucio detrás del glande. La palabra fimosis deriva del griego phimós, que significa hocico. El prepucio es la porción de piel que cubre el cuerpo peneano y el glande y cumple varias funciones. Entre ellas se encuentra la función erógena, la inmunológica y la de protección», explica el doctor Martín Stagnaro, especialista en Urología de Hospital Perpetuo Socorro.

Esta condición se presenta en la mayoría de los recién nacidos. Alrededor del 96% de los varones al nacer presentan un prepucio no retráctil. Al tercer año de vida se espera que la población con prepucio retráctil sea del 90%. De hecho, la capacidad de retracción del prepucio aumenta con el paso del tiempo y el prepucio se vuelve gradualmente retráctil durante un periodo variable de tiempo que varía desde el nacimiento hasta los 18-20 años de edad.

Por todo ello «podemos considerar que la fimosis es fisiológica, es decir, una circunstancia normal, durante los 3-4 primeros años de vida. Con el crecimiento del pene los restos epiteliales se acumulan promoviendo la separación del prepucio con el glande que, junto a erecciones intermitentes, lograrán que el prepucio se torne completamente retráctil», relata el doctor Stagnaro.

La fimosis puede ser congénita, es decir, que el bebé ya nazca con esta afección, o adquirida. Cuando es adquirida puede ser secundaria a procesos inflamatorios o infecciosos o a intentos forzados de retracción prepucial, algo completamente desaconsejado ya que conlleva a la generación de grietas con procesos de cicatrización que terminan con el cierre o estrechez de la parte final del prepucio. Lo ideal es procurar su retracción de forma suave durante el baño con agua y jabón para mantener la higiene de la zona pero nunca de forma brusca ni insistente, aconseja el urólogo.

La fimosis patológica, también llamada sintomática, se asocia a la infección urinaria en lactantes, la balanitis relacionada con una inadecuada higiene del pene, la balanitis xerótica obliterante y el dolor durante la erección o la actividad sexual.

La balanitis xerótica obliterante es una afección crónica del prepucio distal que en la mayoría de los casos afecta sólo al glande y al prepucio, pero también puede involucrar al meato, que es el orificio miccional, y a la uretra anterior. Aparece como una estrechez del prepucio de color blanquecino o con la formación de placas, irritación, disuria, malestar posmiccional y a veces sangrado. Afecta tanto a hombres adultos como a niños, con una mayor incidencia entre los 8 y los 11 años de edad.

Respecto al tratamiento de la fimosis existen tres conductas a seguir. En primer lugar se encuentra el tratamiento local con productos tópicos con corticoesteroides, como cremas o ungüentos. En segundo lugar existe el tratamiento quirúrgico consistente en la eliminación del prepucio dañado mediante un procedimiento conocido como circuncisión. Por último se puede optar por la observación cuando por alguna razón médica no se aconseja ninguno de los tratamientos anteriormente mencionados.

La adecuada manipulación y fisioterapia prepucial son de gran importancia en la fimosis fisiológica, si bien nunca debe ser forzada ni generar grietas prepuciales. Un tratamiento entre 4-8 semanas con corticoesteroides tópicos locales ha demostrado ser efectivo en aproximadamente el 85% de los casos. En términos generales este tratamiento no reporta efectos adversos generales ni locales, siendo la betametasona el corticoide más utilizado.

No obstante, se ha observado un 17% de recurrencia de la fimosis, tanto en la parcial como en la total, en aquellos pacientes tratados sólo durante 4 semanas. Estas recurrencias, sin embargo, suelen responder favorablemente a un segundo curso de corticoides por un mes más y el éxito en estos casos suele ser definitivo. La dosis media es de dos aplicaciones diarias, detalla el doctor Stagnaro.

El índice de fracaso del tratamiento local con esteroides, que se sitúa en el 15%, suele deberse a aquellas fimosis producidas por liquen escleroatrófico y a procesos inflamatorios crónicos inespecíficos.

Aunque la circuncisión puede resultar la opción más efectiva, se han registrado casos de recurrencia de la enfermedad, causada fundamentalmente por cicatrices retráctiles o a la resección incompleta del prepucio. No obstante, el índice de recidiva de esta opción terapéutica es apenas del 2%.

Las infrecuentes complicaciones de la cirugía las constituyen el sangrado posoperatorio, la infección local, la meatitis o inflamación del meato urinario, la úlcera del meato o su estenosis.

Pero, en cualquier caso, no suele ser esta opción la primera en ser explorada. En principio, «no deberíamos considerar el tratamiento quirúrgico inicial en aquellos pacientes que no hubieran recibido inicialmente un mínimo de cuatro semanas de corticoides locales. Si esta indicación resultara no efectiva o en aquellos casos con evidencia de liquen escleroatrófico, la circuncisión estaría justificada», concluye el especialista en Urología de Hospital Perpetuo Socorro.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios