-Sí, me he instalado en una nueva clínica en la avenida Mesa y López; es la calle dónde he vivido la mayor parte de mi vida y siempre tuve ilusión de tener mi propia clínica en ella. Mi padre en su momento también se mudó por requerimientos de espacio. Cuando él llegó de Alemania, donde hizo su formación en Cirugía Oral y Maxilofacial, mi abuela le cedió un piso en el mismo edificio donde ella vivía y le ayudó a acondicionarlo para establecer su primera clínica en 1985. Constaba de dos sillones y un aparato de rayos. Al mismo tiempo, ese mismo piso se acondicionó también como clínica de cardiología, llevada por mí querido tío Carlos Castellano, en paz descanse. En aquella época los dentistas eran pocos, y aún menos los cirujanos maxilofaciales. Las listas de espera para poder ver a mi padre superaban varios meses y le surgió la oportunidad de adquirir un edificio completo a principio de los noventa en una calle vecina. Mi abuela siempre me contó la anécdota de que ella vio el anuncio en el periódico una mañana de domingo en la cocina de mi padre tomando un café.
-¿Recuerda aquella primera clínica?
-Desde luego, con mucho cariño. Yo lo esperaba los viernes a que terminara de trabajar para pasar el finde semana con él. Me asomaba desde las ventanas de la casa de mi abuela y lo perseguía con la vista mientras él pasaba de una sala a otra, «saltando como un conejo», decía él entre risas. Siempre tenía ilusión por estar con él y la hora no importaba, pero en aquella época era fácil salir de la clínica a las once de la noche. Recuerdo que lo primero que hacía al entrar en casa de mi abuela era darle un beso a ella e ir directo a una caja de lata dónde mi abuela guardaba el pan bizcochado que ella misma elaboraba. A saber las horas que llevaba sin comer aquel hombre que había empezado una jornada de trabajo en el hospital a las 8.00.
-¿Desde cuándo trabajó su padre en el hospital Insular?
-Pues prácticamente desde que llegó de Alemania surgió la oportunidad de crear un servicio de Cirugía Maxilofacial y Estomatología, en aquella época era director del Hospital el Dr. Carlos Araña, quién a través de mi tía Maria Teresa Castellano llegó a mi padre. Ella, como buena hermana mayor, lo animó a comenzar ese nuevo proyecto en el Hospital. Comenzó prácticamente sólo y en poco tiempo hizo un estupendo equipo, primero con los estomatólogos que siguen ejerciendo en él y más adelante con más cirujanos maxilofaciales. El servicio siempre ha estado muy bien considerado en España por los trabajos realizados, a parte de ser muy activo en la publicación de artículos científicos.
-¿Siempre trabajó al lado de su padre?
-Sí, en el hospital siempre formaba parte de su equipo de quirófano. Tuve la oportunidad de ver grandes cirugías, tanto oncológicas (cáncer) como reconstructivas por pérdida de hueso o por malformaciones congénitas. También cirugías de menor campo quirúrgico pero muy importantes para el paciente como lo son las extirpaciones de las glándulas parótidas que pueden tener efectos negativos sobre la movilidad de la cara. En una ocasión se planteó y consiguió batir un récord mundial operando 15 de ellas en una semana. En Canarias tenemos un incidencia muy superior a la nacional en este tipo de patología.
-La regeneración también forma parte de la cirugía oral.
-Desde luego, y las llevó al más alto nivel. Cuando vino de Alemania comenzó a hacer las primeras reconstrucciones en los maxilares con hueso de cráneo, cadera y tibia. Tuve la suerte de participar en mucha de ellas y sigo relacionado con muchos de aquellos pacientes intervenidos. Los pacientes son muy valientes para dejarse tomar hueso de esas localizaciones pero la necesidad de obtener la capacidad de comer de la manera más normal supera a la cirugía. Yo seguía la evolución de la cirugía y rehabilitaba esos casos mediante implantes dentales. Por suerte, la mayoría de casos no necesitan tales cirugías. Las solucionamos como cirugías locales sin necesidad de anestesia general.
-En ese aspecto, se ha especializado en la regeneración de tejidos.
-La regeneración y la rehabilitación oral van de la mano para ayudar al paciente a restablecer sus funciones orales, no sólo por masticar, también conseguir la estética. Desde niño mi padre me metía en quirófano y veía operaciones de ese tipo. El famoso plasma rico en plaquetas lo vi por primera hace más veinte años. Hoy día se puede obtener en los consultorios pero en aquella época me acuerdo que mi padre le dictaba los protocolos de centrifugación al Dr. Jorge Gens, hematólogo en la clínica Roca. Es una herramienta útil pero, como en el resto de la medicina, no vale para todo. Hay que conocer muy bien sus indicaciones y saber combinarlo con otras técnicas de regeneración ósea. Y ojo, no deja de ser un estimulador de los tejidos, aplicado sobre células malignas puede incentivar a su multiplicación. Gracias a la múltiples técnicas de regeneración somos capaces de solucionar los problemas por los que nos consultan los pacientes. La regeneración de tejidos no se basa sólo en regeneración de hueso, de hecho gran parte de ellas tratan de devolver las encías dañadas a una situación más saludable y estética, me refiero a las famosas recesiones de encía, que se ven mucho, ya que tienen sus génesis en múltiples factores, que también hay que tratar.
-Y la rehabilitación oral, ¿en qué consiste?
-Consiste en ofrecerle a un paciente un entorno oral lo más parecido a la normalidad, siempre con estética. Pacientes que han perdido varias o todas las piezas dentarias por ejemplo. También pérdida de implantes colocados previamente o implantes que por su estado no son compatibles con una boca saludable o estética. A nivel mundial, junto con Italia, estamos a la cabeza en cuanto a número de implantes colocados. Esto no hay que verlo como una buena noticia, si se colocan tantos es porque se pierden muchos dientes y habría que ser más conservador con ellos. Para la rehabilitación se usan un sinfín de artilugios protésicos, estructuras metálicas revestidas de cerámica o exclusivamente cerámicas. Se ha avanzado mucho en este campo. Estamos orgullosos de ver tratamiento de años que resisten el paso de tiempo, cuando el paciente realiza sus revisiones anuales. La rehabilitación en sí no es una especialidad de la profesión, es en la mayoría de los casos la integración de varias de las disciplinas dentales para conseguir el objetivo final. En mi caso, me he formado en todas ellas para ser yo mismo el que realiza todos los tratamientos de principio a fin. No había terminado la carrera y ya estaba recibiendo los primeros módulos de endodoncia microscópica en Bilbao, dirigido por el reputado Dr. Borja Zabalegui. El primer dentista que usó microscopio para endondocia en España. Yo fui el primero en usarlo en Canarias, en 2006.
-¿Cuál es el mayor caso de rehabilitación?
-Generalmente aquellos casos en los que se pierde toda la dentición y hay que combinar la colocación de implantes y prótesis fijas junto con técnicas previas de regeneración. Son casos que a veces superan el año de tratamiento. En una ocasión fuimos más allá, y posterior a la colocación 20 implantes en toda una boca, hicimos una cirugía mayor posterior para adelantar los huesos de la cara y beneficiar la estética. Es un tratamiento de cirugía ortognática que hacemos mucho, pero que bajo aquellas condiciones era la primera vez que se realizaba, y me refiero a nivel mundial. Lo expusimos en el congreso nacional de cirugía oral de aquel año. Fue todo un éxito. Por suerte la mayoría de la rehabilitación las hacemos sobre los dientes naturales. El dentista actual debe ser más conservador. En algunas ocasiones se abusa de la extracción de dientes sin necesidad y su posterior sustitución por implantes. Hay que aprovechar el diente mientras se pueda.
-¿Qué se encuentran los pacientes cuando acuden a su clínica?
-Con alguien que prestará atención a sus dudas o necesidades, para posteriormente ofrecer una solución al problema por el que acuden. Así mismo, todo el asesoramiento para otras deficiencias o problemas de los que el paciente no es consciente. Es frecuente que un paciente acuda por un problema que está relacionado con un problema mayor, que se debe tratar de una forma integral. El equipo con el que cuento es muy profesional y cercano. La doctora Marina Hirdina lleva los tratamientos de Ortodoncia. Todas las enfermeras ya habían trabajado conmigo en algún momento y tenemos mucha sintonía. Estoy orgulloso de lo bien que trabajan y se ocupan del paciente. En conjunto, estamos en continua actualización, en lo que a tratamientos y formación se refiere, para dar buena asistencia a nuestros pacientes. En cuanto a la aparatología, contamos con todas las prestaciones actuales con las que cuenta la profesión. Es una clínica muy luminosa, con todas las salas exteriores, con una magnífica ubicación y accesibilidad. Hay varios parkings a su alrededor, como el de la Plaza de la Victoria, Mercado central o El Corte Inglés. Aún situándose en la nueva zona peatonal de Mesa y López el paciente puede llegar en taxi hasta la misma clínica, y si tiene movilidad reducida, con su propio vehículo. No existen barreras arquitectónicas, como era de esperar en una nueva clínica
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