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Lo más responsables es que los niños y niñas, al igual que el resto de personas, permanezcan en casa, tal y como aconsejan los servicios sanitarios y el Gobierno para no contribuir a la propagación del coronavirus. Pero ¿qué pautas deben seguir las familias para mantener activos a sus hijos y que no se hagan monótonas las dos semanas en las viviendas? Se antoja primordial establecer una comunicación cercana y dedicada con los niños durante este periodo poco común para que no se alarmen en exceso.
«Si los hijos ven miedo en sus padres, estos crearán también ese miedo, por ello es importante que primero que nada los adultos mantengan la calma, que les expliquen con un lenguaje adaptado a la edad lo que sucede, normalicen la situación y les digan que las medidas que se están adoptando es por el bien de ellos y de todos», así lo explica Isabel Santana, responsable del área de psicología educativa del Colegio Oficial de la Psicología de Las Palmas. A partir de aquí, con los conceptos básicos bien definidos, lo mejor para llevar la nueva situación es seguir la rutina más o menos establecida en el colegio, pero individualizada», explica. «Sabemos que vamos a tener a los niños catorce días sin salir de los hogares, entonces vamos a planificar todo ese tiempo», afirma.
Lo más complicado para los adultos en este periodo inusual es saber qué hacer con los pequeños las mañanas y tardes en las que todas las actividades que de manera habitual les mantienen ocupados, ahora están suspendidas. Pues bien, la experta recomienda que es fundamental que «dediquen tiempo para hacer tareas intelectuales como hacer lecturas comprensivas, practicar las matemáticas y hacer cosas que los padres puedan controlar» para que no pierdan el hábito lectivo. Esta rutina a su vez se puede combinar con «ver vídeos o documentales didácticos, una forma diferente de aprender y recrearse, para además luego comentarlos y hablar sobre ellos con los mayores», indica Santana. Todo no debe ser estudiar ni adoptar conceptos, también puede haber tiempo para ayudar en las labores de casa y que así tengan un poco de actividad corporal y se sientas colaboradores en el ámbito familiar.
«Hacer tareas con los padres como ayudar a recoger, a hacer la comida o a doblar la ropa puede estar bien», expone. Aunque «como niños que son, no puede faltar el ocio», comenta la psicóloga infantil. «Los juegos de mesa con los padres son muy divertidos para ellos, siempre funcionan», asevera la profesional. Tampoco se debe olvidar las amistades: «Sería conveniente que los progenitores les dejen llamar o hacer videollamadas con sus amigos para que hablen, vean que también están en casa y todo sigue bien», anota Santana.
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