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Pactos ‘antisexo’, menos relaciones... ¿Qué ha pasado en el confinamiento?

Pactos ‘antisexo’, menos relaciones... ¿Qué ha pasado en el confinamiento?

Algunos se las prometían muy felices, pero estar más en casa con la pareja no se ha traducido en un impulso de la actividad sexual. ¿Qué pasará en la etapa pospandemia?

Solange Vázquez

Jueves, 1 de enero 1970

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Los más optimistas pensaban que del confinamiento, dentro de lo malo, íbamos a sacar muchas cosas buenas. Como nos iba a obligar a frenar el frenesí vital en seco, íbamos a poder dedicar más tiempo a conocernos, a hacer pan con masa madre, a leer esos libros que acumulaban polvo en las mesillas, a restituir a nuestros hijos parte del tiempo que nuestros horarios laborales llevan tiempo engullendo y, por qué no, a dar un impulso a nuestra vida sexual, porque... ¿Acaso no era el cansancio por el trabajo y la falta de tiempo lo que nos impedía ser las máquinas sexuales que nos creíamos?

Pues parece que no. Según un estudio sobre la salud física y mental de la población durante la cuarentena, realizado por Doctoralia –un buscador de médicos y centros de salud en internet a nivel internacional, con presencia en 21 países–, cuatro de cada diez personas con pareja manifiestan que el confinamiento ha tenido un impacto en su relación. Y no precisamente a mejor. De los que han percibido variaciones, «el 62% admite que ha tenido menos sexo, frente a un 24% que ha incrementado su actividad sexual».

¿Qué ha pasado? ¿No buscamos los humanos sexo como consuelo, como disfrute y como reivindicación de la vida frente a la muerte? Para la psiquiatra Susana Avello, «el miedo a contagiar o ser contagiado» es uno de los principales responsables de la caída de las relaciones durante la pandemia. «Nos ha hecho mucho más cautos, porque al tener el coronavirus un periodo de incubación de 14 días sin síntomas... la gente no se confía». Esta sería la razón sanitaria, pero no la única ni la más importante para el descenso de las relaciones sexuales entre personas que viven bajo el mismo techo. Otro de los pilares del ‘antisexo’ de la cuarentena ha sido «que la cabeza de la gente estaba en otras cosas». «Hemos estado preocupados, tensos, en medio de la incertidumbre por temas como el trabajo, lidiando con hijos, a veces adolescentes...», enumera. Y, claro, este rosario de quebraderos de cabeza no es el camino más directo hacia la pasión.

De hecho, uno de los epígrafes más curiosos del estudio revela que un 14% de las parejas que han visto alterada su vida sexual han realizado un ‘pacto’ para evitar las relaciones. Esta tregua carnal consensuada se debe, sobre todo, a que algún miembro de la pareja –o ambos– tiene un trabajo de riesgo. «Si eres cajera del súper, repartidor, sanitario... y te ves muy expuesto, al llegar a tu hogar puede ser que evites acercarte mucho a tus seres queridos», argumenta Avello.

¿Mascarilla en la cama?

Ahora, con el declive de la pandemia y en plena desescalada, hay grandes dudas sobre qué pasará con el sexo, tanto entre parejas consolidadas como entre gente que busca relaciones. «La prevención va a ser una constante y va a ser para largo», explica Avello, quien vaticina que prácticas como «el cibersexo, la masturbación y las posturas con menos contacto cara a cara irán ganando aún más terreno». O hacerlo con mascarilla. «Por qué no», se pregunta.

Para la psicóloga de Doctoralia Mónica Dosil, estos últimos dos meses, marcados por la bajada de relaciones sexuales «debido al agotamiento», nos van a pasar factura de inmediato. Según argumenta, durante el confinamiento, las parejas que compartían casa han visto su vida desestructurada, con el teletrabajo a cuestas, los hijos todo el día en el mismo espacio, sin ayuda externa... y esto nos ha saturado». De tal forma, explica, que hemos incluido el sexo como una tarea más de esa larga lista de nuevos quehaceres de la vida confinada, unos ‘deberes’ que había que cumplir sí o sí y ‘encajar’ en esa rutina nueva y extenuante. Y la obligatoriedad tampoco es lo más afrodisíaco del mundo. La consecuencia: «Ha desaparecido la libido, el deseo. No estamos en el rol seductor, sino en el de ver el sexo como una tarea en muchas ocasiones. Trabajo con muchas parejas y lo veo con frecuencia. Hay muchas que practican sexo porque creen que ‘tienen que hacerlo’, porque si no lo haces, por ejemplo, una vez a la semana, es como si tuviesen algo patológico». Así, si estabas abonado, por ejemplo, al coito del sábado, el confinamiento «donde todos los días eran iguales de lunes a domingo» ha dejado inhabilitado ese marco de seguridad y costumbre que manejaban muchas parejas.

Luego, hay razones emocionales que también han quitado las ganas de sexo a muchas personas. Al pasar más tiempo juntos han surgido roces y discusiones. Es más, según el informe de Doctoralia, entre los que declaran haber tenido un cambio en su relación, el 19% afirma haber descubierto aspectos negativos que desconocían de su media naranja. Para Dosil no es tanto una ‘iluminación’ como el afloramiento de «algo que ya estaba ahí» y que ya conocíamos de algún modo. «Cuando antes de la pandemia la pareja llegaba tarde a casa, o viajaba mucho, pues no se le pedían cosas, porque venía cansada. Entonces, las desatenciones respecto al hogar o los hijos eran ‘perdonadas’. La gente se suele engañar mucho con esto. Pero, en el confinamiento, al tener que llegar a acuerdos entre los dos para el reparto de tareas, ha habido discusiones». Porque en esta ocasión, como apunta la psicóloga, «no había disculpa y esa sombra oscura que ya estaba ahí se ha visto con mucha claridad».

Ahí, el informe resulta bastante demoledor. No obstante, también destaca aspectos positivos de la cuarentena sobre las relaciones de pareja. Así, el 28% de los encuestados que han percibido cambios indican que, al pasar juntos más tiempo, la relación ha mejorado, mientras que un 22% indica que el hecho de repartir las tareas del hogar equitativamente les ha permitido tener más tiempo libre. Un 13% indica que el impacto en su relación ha sido positivo, porque ha descubierto aspectos positivos de su pareja que ignoraba, y esto sí que es excitante.

¡Así que no todo está perdido! La gente sigue buscando sexo, amor e incluso el más difícil todavía: el ‘pack’ completo. Así lo atestigua el subidón de los portales de citas, uno de los pocos sectores donde la inversión publicitaria en aplicaciones no se ha visto afectada. «Mirando las cinco aplicaciones de mayor recaudación en la App Store de Apple en España en la categoría Estilo de vida durante el mes de mayo, podemos comprobar que todas son de citas –indica la firma Wavemaker, que gestiona datos de consumo y marketing– . En las apps de Android pasa algo parecido: todas las aplicaciones son de citas o de videochats para encontrar nuevos amigos». ¿Será este el ‘segundo verano del amor’ donde la la gente ávida de sexo se sacudirá la hambruna post-Covid a lo grande? Las expertas no creen que se llegue a tanto. El instinto sexual y el de supervivencia se enfrentarán en una ‘guerra fría’. «Es muy difícil mantener el sistema de alerta permanentemente –admite la psiquiatra Susana Avello–. Pero pasará como con las terrazas: al principio había dudas, ¡pero enseguida se han llenado!».

Las cifras del deseo

40%

es el promedio de personas que afirman que durante el confinamiento han cambiado sus actividades sexuales debido, en parte, a la alteración de rutinas en el hogar y a la imposibilidad de salir de casa.

14%

es el porcentaje de parejas que han visto alterada su vida sexual y que han ‘pactado’ no mantener relaciones durante el confinamiento a pesar de vivir en la misma casa. Esa negociación indica una intención de evitar contagios, pero también de quitarse obligaciones.

El 28%

dice que su relación con la pareja ha mejorado en pleno confinamiento al pasar más tiempo juntos y repartir las tareas domésticas y de cuidados. El 18% de este grupo mantenía relaciones a distancia.

El 24%

afirma que ha mantenido más relaciones que antes al tener más tiempo, menos trabajo... Algunos han visto que su vida sexual daba un giro durante la pandemia... a mejor.

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