Secciones
Servicios
Destacamos
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
En pleno desierto saudí, conquistado por inmensas autovías que atraviesan miles de kilómetros de dunas, se concentra, una vez al año, un gran concurso de camellos, el King AbdulAziz Camel Festival. Esta competición existe desde el año 2000 y mueve más 50 millones de euros en premios. Los favoritos son los blancos de ojos delineados en oscuro, a juzgar por los vídeos e imágenes que circulan de este evento que se celebra bajo la égida por el príncipe Mohammed bin Salman, el mismo 'MBS' que ha sido puesto en cuarentena internacional por el caso del asesinato Jamal Khashoggi. Este concurso estrella de Arabia Saudí, donde un camélido puede alcanzar precios de un millón de dólares, vive un escándalo que traspasa las fronteras. Pero esta vez no hay sangre ni destripamientos de por medio, sino retoques estéticos.
Quizás inspirados en los concursos de belleza humanos, en los que los organizadores someten a sus participantes –sea miss o míster– a cirugías para perfilar narices y pómulos, pronunciar caderas y pechos y estirar precoces arrugas, algunos dueños de cuadrúpedos habían preparado a sus animales con hormonas para hacer sus músculos más firmes y bótox para estirar las líneas del rostro, informa Saudi Press Agency.
En Al-Sayahid, a 100 kilómetros de la capital del reino, el «comité médico» del concurso que evalúa la hermosura de los jorobados, cuyos once miembros están especializados en «detectar operaciones de manipulación», investigó este año 147 casos que violaban las normas. Además de los químicos y las hormonas inyectados los organizadores penalizan cortar la cola o teñir el pelo. Cada infracción se multa y la más onerosa puede llegar a 25.000 euros.
El domingo otro comité, el «legal», valoró los reportes de los veterinarios y suspendió a 43 camellos. Es la «mayor redada de trampas de bótox», aseguró el medio local 'Alarabiya News'. Las triquiñuelas que más llamaron la atención: el bótox en los labios, los implantes de gel o las «bandas de goma» para esculpir partes del cuerpo.
No es la primera vez que pasa. En 2018 se suspendió a una decena de concursantes por la infiltración de neurotoxinas incluso en la quijada. Debido a la importancia tradicional que tiene el camello en la cultura beduina del Golfo Pérsico, sus habitantes pueden apreciar con exactitud los lineamientos del perfil animal y un milímetro puede ser la diferencia entre el trofeo y la derrota. Los mejores ejemplares cambian de manos como si fueran fichas de futbolistas europeos.
En este festival, que dura un mes y en el que se hacen catas de leche de camella, el Camel Club está en alerta y, según los medios locales, sus miembros usan ya «métodos de alta tecnología» para valorar a las futuras «miss universe» del mundo dromedario, como radiografías, ultrasonidos y análisis genéticos. Todo sea por la pureza de la belleza camélida.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.