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Canarias7 / Las Palmas de Gran Canaria
Jueves, 1 de enero 1970
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La última víctima de la crisis económica de Venezuela y los ladrones de caballos ha sido Ocean Bay, un purasangre que se había convertido en uno de los mejores caballos de la hípica del país. Sus restos aparecieron días después de ser robado de su cuadra en La Alegría. El animal había sido descuartizado para ser consumido como alimento.
«Estas son las cosas que te quitan el ánimo y las ganas de seguir trabajando por un futuro mejor. Secuestran a un animal indefenso para comérselo, dónde queda la humanidad en Venezuela, el sentido común y el respeto por lo ajeno. Esta Venezuela no es la que me crié», señala su entrenador, Ramón García Mosquera, en twitter.
Hijo de otro purasangre de carreras como Golden Spikes, en 2016 se quedó muy cerca de ganar la prestigiosa Triple Corona del turf, cuando se lesionó en la tercera prueba a falta de pocos metros.
Las lesiones fueron una carga para él, y en 2018 tuvo que ser operado por la rotura de la rodilla trasera derecha, dejándole en el dique seco prácticamente un año. En 2019 había recuperado prácticamente su forma y arrancó muy bien la temporada, aunque finalmente se quedó más lejos de las victorias de lo que hubieran esperado.
La tragedia de Ocean Bay no es la primera que afecta a su yeguada. Su madre, Stellar Babe, corrió la misma suerte y también murió descuartizada para servir de alimento.
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