Borrar
Los veterinarios recomiendan no dejar a un bebé solo con un perro

Los veterinarios recomiendan no dejar a un bebé solo con un perro

La muerte de un niño por las mordidas de un pastor belga fue un «desgraciadísimo accidente» que pone el foco sobre los animales y su comportamiento. Los etólogos avisan del deber de los dueños

Rosa Rodríguez y Santa Cruz de Tenerife

Jueves, 16 de julio 2020, 19:11

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El perro que este miércoles mordió a un bebé de pocos días en Fasnia (Tenerife), causándole la muerte, nunca tuvo un comportamiento agresivo, ni antes ni tras el ataque. ¿Entonces, por qué atacó? Los veterinarios, etólogos (psiquiatras veterinarios) y expertos en perros coinciden en no poner el foco solo en el perro, sino también mirar las circunstancias que rodearon lo que el juez que está investigando el caso ya califica como un «desgraciadísimo accidente».

El especialista en perros y técnico en la modificación de su conducta Juan Luis Castellví tiene claro que, «bajo ninguna circunstancia, se debe dejar solo a un bebé con un perro». Y eso, a juicio de la presidenta del Colegio de Veterinarios de Tenerife, María Isabel Fernández, no debe ocurrir hasta que el niño tenga entre los dos y los tres años.

De la misma opinión es la también veterinaria Carmen Aguiar, etóloga especialista en comportamiento animal, que señala como uno de los principales problemas que se dan con los perros el que «confunden a los bebés con juguetes». Tampoco hay que descartar los celos en comportamientos agresivos, dice Castellví.

Los tres coinciden en la importancia de la socialización del animal y en que sus dueños conozcan sus necesidades y su conducta. También coinciden en las pautas a seguir ante la llegada de un bebé a los hogares con perro.

«Un cambio de conducta repentino cuando nace el bebé provoca estrés en el animal e incrementa su nerviosismo y, por tanto, su potencial de hacer daño», explica Aguiar, que recomienda «ir cambiando rutinas al perro para que el niño no sea algo nuevo, sino algo más en la familia».

Uno de esos cambios es, por ejemplo, sacar el perro de la habitación donde va a estar el bebé, si dormía en ella, pero meses antes de su llegada para que no lo asocie con el niño. Una vez nacido, los días previos a que esté en casa, acostumbrar al perro a su olor (con ropita o con el pañal) y cuando llegue, presentarlo, «dejar que el perro huela y e incluso lama los pies del niño» y, sobre todo, que el animal no se sienta desplazado por el bebé porque lo verá como «algo malo». Cuando ya el niño es más grande «pueden jugar juntos», pero siempre con adultos presentes, dice Aguiar. «Es buenísimo que niños y perros están juntos, pero hay que ser prudentes», avisa Fernández.

Agresividad

El pastor belga malinois, como el que el miércoles mordió a un niño en Tenerife, no está considerado un perro de raza potencialmente peligrosa, al contrario, es una animal muy apreciado sobre todo por las fuerzas de seguridad para detección de explosivos o drogas y también para rescate de personas. Los malinois «se han puesto de moda porque los ven en rescates y con la policía y todo el mundo los quiere de mascota», pero son perros de trabajo, que necesitan adiestramiento físico y mental, «no son perros mascota», explica Juan Luis Castellví, que llama la atención sobre el hecho de que «la gente tiene perros sin conocer sus necesidades ni su conducta.

Sin ser un perro peligroso, el malinois mordió a un bebé y lo mató porque es «un animal grande, corpulento con un gran potencial de hacer daño», dice la etóloga Carmen Aguiar. «No hay ningún estudio -afirma- que relacione razas con agresividad, pero las razas más fuertes tienen más potencial para hacer daño, porque tienen, además, grandes mandíbulas». Con sus años de experiencia tiene claro que «el estrés y el nerviosismo en un perro es lo que sí lo relaciona con su capacidad para hacer daño y es lo que lo hace agresivo».

Apariencias.

Llama la atención por ejemplo sobre el perro labrador, un animal con una imagen noble y bonachona que, sin embargo es el que más denuncias por agresión acumula. «Está de moda, pero tiene un gran tamaño y una boca grande», dice Aguiar, que también pone el foco sobre los perros de tamaño pequeño que, por lo general, de un carácter muy nervioso y son autores de gran cantidad de ataques, «pero como son pequeños no hacen tanto daño y la gente no denuncia».

Las apariencias engañan, sostiene Aguiar, por eso insiste para que quien quiera tener un perro se busque el asesoramiento de especialistas. De la misma opinión son Castellví y la veterinaria María Isabel Fernández. Los tres recomiendan conocer la raza, porque no es lo mismo un perro pastor que un perro de guarda, por ejemplo; también informarse del carácter del animal que se quiere llevar a casa; de su edad, porque no es lo mismo un cachorro que un perro adulto (más tranquillo); saber lo más posible de su pasado; y «algo muy importante», dice, ver si se adecua al ritmo de vida de la persona. Y lo que todos rechaza: humanizar a los perros porque «un perro es un animal y hay que valorarlo por lo que es».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios