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«Las niñas a veces parecen novias»

«Las niñas a veces parecen novias»

Mayo y junio son meses de primera comunión. Lo que antiguamente se celebraba en familia con chocolate y churros a la salida de la iglesia, hoy se ha convertido en un acontecimiento social en el que no falta banquete, lista de invitados y todo tipo de regalos.

Ibón S. Rosales y Lourdes Bermejo

Jueves, 1 de enero 1970

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«Exagerado total», así describió Luisa Cabrera la aventura en la que se ha visto envuelta organizando la primera comunión de su hijo. «Cuento con entre 100 y 125 invitados, la familia y los amigos más allegados», enumera Cabrera, recién salida de una prueba en la iglesia de San Lázaro. «Es la ropa, los detalles, todo, por ejemplo yo estoy haciendo con mi hijo los centros de mesa y encargo la comida», explicó Cabrera, que lleva gastados más de 1.500 euros y «lo que me queda», admitió.

Hacer la primera comunión en 2017 cuesta más de 2.000 euros de media según la estimación de la Federación de Usuarios Consumidores Independientes, y Canarias es de las comunidades más baratas. El vestido, la comida y la tarta de hace unos años ha evolucionado de tal manera que no solo el infante va engalanado sino también su familia más cercana. «Las madres a veces parecen madrinas de boda», comentan las catequistas del Sagrado Corazón de María. La celebración ahora tiene animación, «un show de payasos, globoflexia y pintacaras para entretener a los niños porque la fiesta es para ellos», dice Cabrera, y los maxiregalos de los padres pueden encarecer la broma otros 3.000 si se les ocurre regalar un viaje a Euro Disney.

«También hay padres que no hacen una fiesta, sino que reúnen varias familias y lo hacen en el patio del colegio, lo piden y hacen ahí una fiestita compartida sin tanto gasto ni invitados. Es que lo otro parecen bodas», expusieron las catequistas.

«Hay algún elemento que si pudiéramos dar algún paso para normalizarlo... Por ejemplo el vestido de las niñas, que no vengan disfrazadas de novia», argumenta el «el padre Santi», del Corazón de María. Aunque el párroco admite que la primera comunión es un acto muy «socializado» que tiene que ver con la fe, «hay familias que tienen la necesidad de tener eventos para salir a la palestra y en algún momento hasta han hablado de las primeras comuniones por lo civil», comentó.

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