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La nueva normativa acaba con el la picaresca del falso pan integral

La nueva normativa acaba con el la picaresca del falso pan integral

El experto en nutrición de la ULPGC Luis Serra celebra la nueva orden que obliga a etiquetar correctamente las harinas que se utilizan en la realización del pan así como a reducir el contenido de sal. La regulación evitará también que se comercialicen como artesanos productos congelados y horneados.

Jueves, 1 de enero 1970

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En los últimos años se han multiplicado los puntos de venta de pan con diferentes variedades integrales, de «masa madre» o «artesanos» que, en realidad, no lo eran. Desde ayer, con la nueva normativa, se pone coto a la picaresca y se da un paso en salud pública.

El cambio, que reduce los impuestos al «pan común», denominación que se abre a productos elaborados con harinas distintas a la de trigo, y la limitación progresiva hasta 2022 de la cantidad de sal «es muy importante», señala el catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) Luis Serra. Hasta ahora, explica, «la verdad es que muchos de los panes que se vendían como integrales, es decir, que son ricos en fibras y en vitaminas, o como artesanos no lo eran y, por tanto, había un cierto engaño porque los panes integrales se tienen que hacer con harinas de grano entero y no añadiendo un poco de salvado después para darle una apariencia integral».

Serra recuerda, además, que los estudios que ha realizado su Grupo de Investigación en Nutrición revelan que «las personas que consumen pan integral tienen tendencia a perder peso mientras que las personas que consumen pan blanco, sobre todo pan industrial, tienen tendencia a aumentar de peso. Por tanto, es evidente que este cambio del pan blanco al integral tiene que hacerse y hacerse bien».

El especialista en nutrición explica que aún en las islas, y cita localidades grancanaria como Ingenio, Agüimes o San Mateo, hay una buena producción de pan artesano «que siguen métodos de producción artesana a partir de la utilización de masa madre», lo cual significa que «se deja reposar el pan» el tiempo necesario para después «introducirlo en el horno». Y advierte, «no son masas congeladas». El problema «es que hemos tenido una gran eclosión de panaderías que se visten de hornos artesanos pero que, en realidad, de hornos artesanos no tienen nada. Todo viene congelado, prefabricado, y muchas veces ni se fabrica aquí. Este tipo de pan no nos interesa desde el punto de vista nutricional», aclara. En muchos casos, además, se exceden con la sal, el azúcar o utilizan grasas de peor calidad. En cambio, «el pan artesano elaborado con otros cereales y con masa madre es un pan que nos interesa mucho en nuestra alimentación. Es decir, claramente diferenciamos el plan artesano del pan industrial».

Ventajas

Serra recuerda que pese a las ventajas del pan integral en Canarias solo lo consume entre el 18 y el 20% de la población. El resto opta «por el plan blanco y muchas veces industriales, que no es peyorativo, pero deben utilizarse métodos artesanos. Cuando en un pan envuelto en bolsa de plástico ponemos artesano esto no puede ser. A menos que haya seguido los procedimientos artesanos». Según Serra, puede lograrse un pan industrial artesanal, porque la industria puede optar por métodos de mejor calidad. El problema, abunda, «está en la guerra del precio del pan. A ver quién ofrece un pan más barato y que la gente vaya a comprar con un euro cinco o seis barras de pan no es bueno y, además, incentiva el consumo excesivo y esto no es adecuado».

El catedrático de la ULPGC también recuerda el último informe sobre Consumo Alimentario que presentó la semana pasada el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y que revelaba que en Canarias había aumentado el consumo de pan en contra de la tendencia general del resto de comunidades españolas. «También hay que ofrecerle el pan integral a los niños, es la opción para toda la población. Es cuestión de acostumbrarse, como con la reducción del sal», añade.

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