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Fallece la artesana María de las Nieves Mendoza

Fallece la artesana María de las Nieves Mendoza

En la madrugada de este domingo fallecía a los 90 años de edad María de las Nieves Mendoza Pérez, tejedora de la zona de Caideros de Gáldar y la artesana más antigua de Gran Canaria, que dedicó toda su vida a esta labor que aprendió de su abuela desde muy niña, cuando apenas le llagaban los pies a los pedales del telar.

Canarias7 / Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 1 de enero 1970

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El alcalde de Gáldar, Teodoro Sosa Monzón, la recordaba con emotivas y cariñosas palabras nada más conocer la triste noticia de su pérdida y destacó que aunque estaba retirada desde hace años de esta labor, su trabajo siempre ha sido muy valorado, llegando incluso a realizar la primera manta y estameña del grupo folclórico Los Gofiones.

Teodoro Sosa expresó sus sentidas condolencias a toda su familia, a quien quiso mostrarle su pesar por esta sentida pérdida. Su sepelio se celebró en el Tanatorio de San Isidro de Gáldar y este lunes, a las 16.30 horas, partirá hacia su Caideros natal donde tendrá lugar su entierro a las 17.00 horas.

Nacida el 5 de agosto de 1928 en Caideros de Gáldar, María de las Nieves Mendoza era viuda de José González Gil con quien tuvo cuatro hijos, 9 nietos y 3 bisnietos. Hace dos años recibía un reconocimiento a la mujer rural en la Casa Museo Antonio Padrón de Gáldar. Allí recibía el homenaje de su municipio y de toda la isla, así como de quienes han sido testigos de su gran quehacer artesanal. También recibió el tributo de su barrio natal en las Fiestas de La Lana de Caideros donde fue testigo del cariño de su tierra.

Siendo muy pequeña, María de las Nieves se sintió atraída por la magia del telar y desde niña, sentada en la falda de su abuela ‘Cha’ Teodora la de Pico Viento, cuando apenas llegaba con los pies a los pedales del telar, ya tiraba la lanzadera entre la urdimbre de lana.

Como se recordó en el reconocimiento, el telar ha sido el centro de su vida y son infinitas las piezas de lana, trapo o lino que han pasado por sus manos. La constancia y el cariño hicieron virtud de su trabajo y sus labores alcanzaron con los años un alto grado de excelencia. La reconocida exquisitez de sus trabajos ha traspasado las fronteras de la isla, recibiendo encargos incluso de la Península y el extranjero.

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