«Estoy hasta el gorro de la ignorancia»
Acabó hasta el gorro de los «ecofascistas» poco antes de jubilarse y ahora pone el foco en la «estupidez» humana
Daniel Vidal
Martes, 27 de agosto 2024, 23:03
Mientras se afana durante la conversación por que sus perros no se escapen de su casa de Marbella, Elena Benarroch (Tánger, 1955) repasa sin pelos ... en la lengua sus tiempos como diseñadora de éxito internacional en el mundo de la peletería de alta costura. Cómo acabó hasta el gorro de los «ecofascistas» poco antes de jubilarse. También pone el foco en la «ignorancia» y la «estupidez» humana. Y en esas cuchipandas en las que agasaja con sus platos a invitados ilustres, todos ellos con el carné de buenos amigos, pero que cada vez organiza con menos frecuencia. Ahora son sus dos nietos los que se llevan gran parte del tiempo. Y los viajes que se quedaron por hacer. Y ver series y acudir al cine tres o cuatro veces por semana. Y terminar un libro que está escribiendo sobre «recetas y anécdotas». Que más que un libro, podría ser una enciclopedia. «He juntado a gente muy interesante que me ha aportado mucho», resume.
– El otro día me topé con su intervención en el programa 'Con las manos en la masa', a principios de los 80. Ha llovido mucho.
– ¡Madre mía! Pues no hace años, ni nada. Ya no me acuerdo ni de lo que preparé.
– Albondiguillas.
– ¡Albondiguillas! Con Elena Santonja (presentadora y directora del programa, fallecida en 2016). ¡Qué mujer más extraordinaria!
– Por la mesa de su casa han pasado desde Felipe González a Miguel Bosé, sólo por nombrar a dos de sus amigos más íntimos. Pero, ¿para quién no ha cocinado y le encantaría hacerlo?
– (Piensa) No sé, me gustaría conocer a mucha gente. Mire, el otro día estuve en la Embajada de Estados Unidos en España y quedé con la embajadora (Julissa Reynoso) en cenar con ella en mi casa, porque tengo ganas de charlar un rato y conocerla mejor. Me pareció una mujer extraordiaria. Gente interesante siempre hay. La lista es muy larga.
– Y a la embajadora, ¿qué plato tiene pensado prepararle?
– Pues cualquier plato de mi abuela. Que son los platos de los que yo tiro, los de mi abuela y los de mi madre. Platos sefarditas de toda la vida, que le gustan a todo el mundo porque son guisos muy sabrosos. No sé... Un cuscús, por ejemplo. Sí, un cuscús con verduras. Por la noche no estaría mal.
– ¿Quién ha sido la última persona a la que ha invitado a su casa?
– Juan Gatti, que vino a comer el otro día. Pero bueno, aparte de ser muy interesante, es que es mi íntimo amigo. Tampoco tiene más historia. Lo conozco desde hace 40 años. Y lo adoro.
– Una de sus películas favoritas, dicho por usted en aquel programa de cocina, es 'Tiempos modernos', de Charles Chaplin. ¿Cómo ve estos tiempos modernos?
– Aterradores. Lo del teléfono móvil ha sido una cosa muy útil, pero es aterrador entrar a un restaurante y ver a todo el mundo con el móvil, como si fuera un cubierto más. Y nadie hablando. Estamos viviendo una situación muy difícil, tanto social como políticamente. A todos los niveles. Muy complicada.
– ¿Qué hace falta urgentemente?
– Estadistas. Gente que dirija este cotarro un poco mejor. Ya no hay estadistas. Hace falta gente como Felipe González, por ejemplo.
– Y no es porque sea su amigo...
– ¡Qué va! No es porque sea mi amigo, que lo es. Es que Felipe González es un gran político y un gran estadista. Sabe de lo que habla. Y aquí la gente no sabe de lo que habla. Hay muchísima ignorancia. Y estoy hasta el gorro de la ignorancia. Pero esto no es una cosa nacional. Hay un problema mundial de liderazgo, de inteligencia. La ignorancia es muy peligrosa.
– ¿Y qué sobra?
– Bueno, sobran estúpidos. Pero como siempre.
– ¿Se le atraganta la comida con las noticias en Oriente Medio?
– Hombre, claro. Es absolutamente espantoso lo que está pasando. Y la ola creciente de antisemitismo también es terrorífica. Lo que está pasando es demencial. Pero está pasando. Y volvemos otra vez a la ignorancia. Por parte de los políticos, por parte de los estudiantes, que se manifiestan y no tienen ni puta idea de lo que dicen. En fin, como decía Golda Meir (exprimera ministra israelí): «Cuando los árabes amen a sus hijos más de lo que nos odian a nosotros, entonces tendremos paz». No tengo ni idea de cómo se resuelve esto, pero da terror pensar que esto está volviendo a ocurrir. Me asusta. Mi padre me lo decía: «Ten cuidado, la historia se repite». Y no veo a nadie capaz de resolver este problema,
– ¿Buenos tiempos para el antisemitismo y malos tiempos para la peletería?
– Ahora están volviendo las pieles otra vez. Cuando yo me jubilé acabé hasta el gorro de los 'ecofascistas', pero las pasarelas están llenándose de pieles otra vez. Esto son modas. No tiene que ver con la ecología, ni con nada de eso. Volvemos a la estupidez humana.
– Usted, que revolucionó la alta costura, ¿se ha comprado alguna cosita en Shein?
– Perdone, ¿dónde?
– Ya me ha contestado, gracias. Una lección imborrable para usted, ¿cuál ha sido?
– La tolerancia. Y la sigo aprendiendo.
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