Enero negro, nuevas víctimas y viejos vicios del sistema

Al menos dos de las seis mujeres habían denunciado a su asesino, de los que cuatro estaban fichados en VioGén por antecedentes de violencia de género y detenidos incluso tan solo días antes de cometer el crimen que ya habían planificado. Aunque en teoría se encontraban en el radar de las fuerzas de seguridad, el despliegue de medios dedicados a la protección de las amenazadas resultó ineficiente.

Este espacio recoge las historias de las mujeres asesinadas por violencia de género y comenzó a realizarse en 2022:

El verdugo de Belén tiene 30 años, se llama Eduardo y ha sido imputado también por maltrato habitual; él llamó a los servicios de Emergencias y dijo que ella se había caído sobre el cuchillo. Al de Eva, con quien salía desde hacía ocho meses, se le relaciona con el tráfico de drogas gaditano; de nombre Carlos, estaba fichado por el ministerio del Interior como agresor. El asesino de Hayate, uno de los dos extranjeros de esta serie machista y con 44 años, envió varios Whatsapp sobre sus intenciones, se calzó guantes, cogió un cuchillo de 30 centímetros y esperó a la madre de sus dos hijos; ya había sido denunciado por su víctima pocos días antes. De nada sirvió. El mes cierra con seis mujeres asesinadas, que suman 1.188 desde que en 2003 se lleva un registro específico de la peor cara de la barbarie machista. Ellas dejaron once huérfanos. También hubo una víctima de ocho años.

Los tres asesinos actuaron el mismo día. Un ocho de enero, fecha en que se encontró el torso de una mujer flotando en el mar, chocando contra un espigón desde donde los comensales de un chiringuito avisaron a la policía. Desaparecida los primeros días del año, Natalia había sido decapitada y mutilada con una radial por un hombre con quien había mantenido una relación sentimental durante cinco meses; colombiano como ella, de 45 años, había sido condenado por amenazar a quien luego mataría, aunque seguía en libertad. Los cuatro crímenes han sido clasificados como premeditados e intencionales, según las instrucciones conocidas hasta ahora.

Este enero ha sido el noveno comienzo de año más sangriento de la serie (que desde 2003 ha tenido un pico de nueve casos fatídicos), siguió con la muerte de Elisabeth, de 38 años, acuchillada en el estómago mientras dormía. Su asesino era la persona con quien compartía su cama: Enric, de 44 años y con diversos perfiles falsos en redes sociales, que llamó a los Mossos en la mañana para decir que se había despertado con ella muerta; sostenía que ella quería suicidarse pero después de la autopsia fue detenido.

El mes cerró con un episodio de la infamia más dolorosa, el asesinato de una niña cuando el asesino se coló en la casa de ellas con la intención de acabar con sus vidas. Lo hizo de madrugada David, de 45 años y con antecedentes por violencia de género, que había mantenido una relación con Paloma, de 46, pero no era padre de la niña de ocho años. Esperó varias horas para llamar a su hermana y decir: «maté a Paloma». Su cuñado dio aviso a la policía. A la niña la encontraron sin vida con varias puñaladas en la espalda, quizás asesinada después de llamar a sus parientes, y a él con cortes autoinfligidos sin mayor importancia.

Además del fenómeno machista que incita al asesinato de mujeres, la concentración de casos ha causado alarma social ante la evidencia de la desprotección real que enfrentan las víctimas. Este enero negro, la Fiscalía, el Ministerio del Interior y el Poder Judicial han anunciado el reforzamiento de sus acciones contra los agresores. En realidad se trata de aplicar con más ahínco las medidas que ya existen y los protocolos que tienen a su alcance.

La Fiscalía pidió a sus fiscales que prosigan las acusaciones y pidan más órdenes de protección aunque la víctima se niegue a declarar. Los policías y otras fuerzas de seguridad harán mayor seguimiento a los agresores y el Consejo General del Poder Judicial intentará aumentar la especialización de los tribunales. Mientras tanto, las mujeres siguen expuestas a que si su pareja o ex se decide a asesinarlas, lo hará o, al menos, las dejará gravemente herida.