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Los hechos sucedieron el pasado 13 de marzo del presente año, cuando, en un control rutinario llevado a cabo por agentes de la Guardia Civil en la Autoridad Portuaria de la capital grancanaria, pararon a Ángel José A. R. para inspeccionar su motocicleta. Cual fue la sorpresa de los agentes cuando abrieron su maletín y descubrieron una bolsa con tres paquetes que contenían 2.982 gramos de cocaína. Esta mercancía incautada tenía una riqueza media del 84,64%, con un valor de 102.621 euros.
Los agentes procedieron a detener a Ángel José A. R., que trabajaba como contramaestre en la Naviera Armas y también le intervinieron un teléfono móvil que utilizaba como instrumento de contacto con los traficantes.
A raíz de esta detención, los investigadores continuaron sus pesquisas y procedieron a la entrada y registro practicada el día 21 de marzo de 2018 en el camarote número nueve que utilizaba el contramaestre en el buque Volcán del Teide, donde desempeñaba sus labores profesionales. Este ferry realizaba, generalmente, de jueves a lunes la ruta entre los puertos de La Luz, Huelva, Lanzarote y Tenerife, y el resto de días conectaba Gran Canaria con Lanzarote.
Dicha operación se llevó a cabo de forma coordinada por los agentes de la Benemérita y personal de la Agencia Tributaria que, tras un exhaustivo registro, no encontraron más droga, aunque sí intervinieron un ordenador portátil y un teléfono móvil que utilizaba habitualmente el contramaestre para contactar con los camellos.
Ahora, el Ministerio Fiscal acaba de formular un escrito de acusación y considera al marinero autor de un delito contra la salud pública en modalidad de sustancia que causa grave daño a la salud, por lo que pide una pena de nueve años de prisión y 307.863 euros de multa más las costas.
Por su parte, la defensa del contramaestre que lleva el abogado Rafael Jiménez de Oliva, pide su libre absolución argumentando que, tras 20 años de servicio en la naviera y con una trayectoria y conducta ejemplares, comenzó a consumir cocaína, siendo captado por las redes del narcotráfico para que les sirviera de correo entre viaje y viaje a cambio de una cantidad de dinero con la que se costeaba el consumo. Además, sostiene esta parte como atenuante, que al salir en libertad provisional, el acusado comenzó un tratamiento de desintoxicación para alejarse del mundo de las drogas.
El contramaestre de Armas, en su declaración ante el juez de instrucción, afirmó que la sustancia estupefaciente se la entregaron en Huelva unos colombianos para que la trajera a la isla y por ello iba a percibir 2.000 euros. Además, no quiso decir los nombres de estas personas «por miedo a que le hagan algo a mi familia», declaró. A su vez, detalló que era la primera vez que hacía de correo para ellos y que la mercancía tenía que entregarla en el Centro de Salud de La Isleta. Por eso, había quedado el 13 de marzo a las 20.30 horas en el aparcamiento con alguien que no quiso especificar. A preguntas del letrado Rafael Jiménez de Oliva, manifestó que llevaba 20 años trabajando en la naviera sin ningún problema y que nunca había sido detenido. Confesó que estaba enganchado a la cocaína, que llevaba consumiendo «seis o siete años» y que se gastaba 500 o 600 euros mensuales. También sostuvo ante el juez instructor que nunca había ido a tratamiento para dejar de consumir porque le gustaba y estaba totalmente enganchado, pero que estaba «dispuesto a seguir un tratamiento para dejar de consumir» –que ya ha iniciado– porque era consciente de su enfermedad y estaba haciendo daño a su mujer y su una hija.
En estos momentos, el contramaestre está en situación de libertad con cargos –solo estuvo nueve días en prisión preventiva– y permanece a la espera de que se celebre el juicio donde se le acusa de tráfico de drogas. Además, está llevando a cabo un tratamiento de desintoxicación para dejar definitivamente las drogas.
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