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Actividades extraescolares: entre el beneficio y la sobrecarga

Actividades extraescolares: entre el beneficio y la sobrecarga

Tras las obligaciones académicas, el niño debe centrarse en serlo, aprendiendo y formándose en un equilibrio adecuado a su edad y energía.

Laura Bautista / Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 1 de enero 1970

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Las actividades extraescolares son un complemento clave en el crecimiento de cualquier niño o niña, que tras la escuela puede dedicar su tiempo en alternativas de ocio que son beneficiosas para su salud, para el fomento de su sociabilidad, así como para el desarrollo de aptitudes y nuevos conocimientos.

En este sentido y siempre en su justa medida, sin sobrepasar los tiempos adecuados para ellas, las actividades extraescolares llevan asociados numerosos beneficios como impulsar sus relaciones sociales, ya que independientemente de la actividad que se desarrolle, el contacto y trato con otras personas de la misma edad en tiempo libre y en formato de juego ayuda a que éste sea más extrovertido en el futuro.

Sin embargo, esta no es la única característica positiva de extender la agenda de actividades del alumno más allá del colegio, ya que las acciones en grupo son un gran elemento para fomentar la tolerancia, el respeto, el trabajo en equipo, la competitividad sana, la empatía y la organización del tiempo, ayudando a la gestión y desempeño de tareas desde temprana edad.

Al abordar diferentes actividades en un mismo día, los niños y niñas adquieren una formación integral, que sirve para consolidar aptitudes a la vez que se suplen carencias a través de la salud física, emocional y el aprendizaje continuo.

Sin embargo, es muy importante y así lo confirman los expertos, que estas actividades y la selección de los horarios supongan una motivación, generen interés y sean vistas como tiempo de diversión, ya que deben ser una ruptura con los deberes y obligaciones académicas, como complemento a una rutina versátil y orientada más a la práctica.

Complemento al colegio. Está comprobado que la práctica deportiva extraescolar ayuda a mitigar la hiperactividad, mejora la concentración y previene de enfermedades cardiovasculares y de la obesidad infantil, a la vez que mejora la gestión de la ansiedad, el estrés y, también, las relaciones sociales.

En cuanto a las actividades formativas, éstas deben ser de interés para el alumnado y principalmente complementarias a las impartidas en el horario lectivo, como pueden ser, por ejemplo, la práctica de algún instrumento musical o el teatro, entre otras. Las actividades de naturaleza artística o formativa son clave para crear actitudes más intelectuales, desarrollar la imaginación e impulsar la creatividad.

Aprender jugando. Entre los aspectos fundamentales de las actividades extraescolares está el aprendizaje de valores, como son el respeto, la tolerancia o el trabajo en equipo, herramientas esenciales para el desempeño social de los adultos del futuro.

Mientras en la escuela se potencia el trabajo y desarrollo individual, fuera del aula debe primar el trabajo deportivo, creativo, artístico y colectivo.

Las actividades extraescolares suponen a su vez un beneficio a nivel mental y psicosocial para el niño o niña ya que mejora el rendimiento escolar, la concentración, la sociabilidad, con mayores tasas de éxito en la edad adulta y minimiza los problemas de conducta.

Sin sobrecargas. Aunque incluir actividades extraescolares en la agenda diaria supone múltiples beneficios, la sobrecarga de éstas puede llegar a ser contraproducente para los alumnos, ya que lo lectivo, la relación familiar, con amigos y el tiempo libre deje contar con un equilibrio.

Sobrecargar a los alumnos con un exceso de clases puede conllevar estrés, soledad, depresión y una carga negativa para los más pequeños, ya que siempre deben ser seleccionadas atendiendo a sus necesidades, capacidades, edad y energía.

El escolar debe tener tiempo para jugar, una actividad que es fundamental en su desarrollo personal y necesaria en todos los ámbitos. La sobrecarga en su agenda puede traer consecuencias negativas en cuanto a preocupación, ansiedad, exceso de competitividad y una planificación más orientada a la vida adulta que a la infancia, que merma su capacidad de decisión y su posibilidad para ser creativos, inventar, descubrir, experimentar y relacionarse, así como a gestionar de forma adecuada y eficaz sus problemas.

El juego espontáneo entre niños los prepara para una vida adulta, para una vida social sana en el futuro, por lo que la preparación académica debe tener siempre una medida justa y equilibrada, con espacio para jugar a la vez que para aprender.

Tal y como confirman los expertos, a través del juego espontáneo con personas de una misma edad, los más pequeños aprenden a gestionar sus emociones, a resolver problemas de forma autónoma y creativa y a interiorizar una personalidad a través del juego libre.

Claves de una organización eficaz

Interés real. Los adultos a cargo de niños o niñas deben atender con prioridad a aspectos clave para gestionar una agenda equilibrada, que atienda los intereses, gustos e inquietudes, temperamento, con actividades a las que quiera acudir por gusto.

Motivación. En este sentido, no se debe obligar nunca al escolar a participar de actividades que no disfrute, y estar atentos a cualquier síntoma o señal de estrés infantil o fatiga, insomnio, o distracción en el aula. Lo importante a esta edad temprana es que los niños aprendan y se diviertan, desechando las actividades extraescolares que generen ansiedad, preocupación, que sobrecarguen al niño o niña de contenidos lectivos y que desvinculen al alumno de su prioridad, vivir su infancia de una forma lúdica y feliz.

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