Salud: ¿cómo funciona el reloj cerebral?
Las diversas estructuras del cerebro que con un funcionamiento armónico y poco conocido conforman el reloj cerebral constituyen un claro exponente de la complejidad de la naturaleza humana, que percibimos cada día pero desconocemos sus mecanismos intrínsecos
Dr. René De Lamar
Especialista en Geriatría y Gerontología, asesor médico de CANARIAS7. Diagnóstico Integral Médico, c/ Diderot, 19 bajo. Tfno: 928 220 474
Sábado, 17 de febrero 2024, 10:36
En función de los conocimientos actuales de neurociencias, para que el cerebro sea capaz de percibir el paso del tiempo tal y como lo hacemos ... en el día a día se precisa de lo que pudiéramos definir como un trabajo en equipo de tres piezas fundamentales de su complejo engranaje, por lo que en base a tan interesante tema estructuramos el artículo de hoy.
Al nacer, nuestro cerebro está preinstalado, por lo tanto no es necesario realizar conexiones o configuraciones complejas para que funcione, sin embargo, requiere algunos cuidados en lo que se pudiera definir como la fase de puesta en marcha, que se extiende a los primeros años de la vida, así como el posterior mantenimiento, que facilitará su correcta funcionalidad cotidiana en las distintas etapas condicionadas por el paso de los años.
Para un adecuado funcionamiento del cerebro es prudente cuidar desde edades tempranas la calidad del aporte energético basado en la alimentación y hábitos de vida saludables como los ciclos indispensables de recuperación y ajuste en lo que la actividad mental, física, el sueño, y la exposición a la luz solar juegan un papel fundamental.
¿Cuáles son esas tres piezas esenciales que cuentan con estructuras cerebrales de soporte que funcionando sincrónica y eficazmente permiten accionar ese necesario, interesante y poco conocido reloj cerebral?
-Metrónomo (aparato utilizado para indicar el tiempo de las composiciones musicales): La mejor forma de descubrir un metrónomo en el cerebro humano es al realizar un electroencefalograma en el que se mide la actividad eléctrica y buscar alguna estructura cuyas neuronas envíen señales de manera rítmica. La realidad es que todas lo hacen de una u otra manera.
El actual debate científico se centra en descubrir que ritmos cerebrales son los más importantes y decisivos en la percepción temporal.
La unidad mínima de tiempo a la que trabaja nuestro cerebro en la vista es especialmente lenta, funciona con menos de 20 fotogramas por segundo.
Si se registra la actividad eléctrica de la corteza visual, realmente vemos una onda que tiene una velocidad similar, llamada onda ganma, es el resultado de la oleadas de información que le llegan y se van procesando.
Esta onda afecta de manera exclusiva a nuestra percepción temporal, pero siempre que este asociada a estímulos visuales, deberían existir otras ondas que actúen como metrónomos implicados en otros sentidos, pero no son tan fáciles de estudiar.
Otra corriente científica es que hay metrónomos específicos, estructuras que generan un ritmo y lo propagan a los demás circuitos cerebrales para generar la percepción temporal, los candidatos más aceptados son el cerebelo y los ganglios basales.
El cerebelo recibe información de la percepción espacial y la propiocepción (capacidad de sentir la posición relativa de las distintas partes del cuerpo), se considera el encargado del movimiento fino y preciso del cuerpo.
El cerebelo tiene neuronas y conexiones que únicamente se dan en esta estructura, como una especie de territorio independiente, con sus propias normas sobre en qué consiste y el funcionamiento el sistema nervioso.
Cuando un paciente sufre una lesión en el cerebelo, tiene problemas a la hora de coordinar sus movimientos, un síntoma llamado dismetría, estos fallos no son al azar, sino que están provocados por fallos en la percepción temporal.
Por otra parte los ganglios basales, que están situados en la base del cerebro tienen su función principal en el control del movimiento, pero están especializados en la generación de movimientos inconscientes y automáticos, por ejemplo en las expresiones faciales.
Una enfermedad muy conocida por su elevada frecuencia y prevalencia, sobre todo entre la población mayor, que se caracteriza por un daño en los ganglios basales es la enfermedad de Parkinson, en ella se producen tres síntomas relacionados con el movimiento, rigidez, temblor y lentitud de movimientos, que evolucionan al progresar la enfermedad.
En las fases tempranas se produce un temblor incontrolable en las extremidades del paciente, movimientos involuntarios provocados por la activación anormal de los ganglios basales, temblores que van en aumento hasta que en las fases más avanzadas los ganglios se desgastan del todo y provocan la parálisis.
Los pacientes que sufren una lesión allí solo logran sonreír de manera fingida, algo que requiere el control del movimiento consciente.
-Acumulador: Es una estructura encargada de recoger las veces que se repite la señal del metrónomo, igual que cuando medimos el tiempo con un reloj.
Al cronometrar un corto periodo de tiempo miramos el segundero de nuestro reloj y contamos las veces que la manecilla se mueve, sabiendo cuantos segundos llevamos, nosotros somos el acumulador y el metrónomo es el segundero.
-Almacén: Una vez que la corteza parietal ha estimado el primer fragmento de tiempo, es necesario volcar esa información en algún lado para volver a funcionar, se necesita un almacén temporal que acumule la información el tiempo suficiente como para comparar ambas medidas.
Solo una vez que las experiencias sean consideradas como importantes, mediante la repetición o por tener una carga emocional, estas pasan a través del sistema hipocampal a la memoria a corto y largo plazo.
Datos prácticos
El funcionamiento del cerebro es maravilloso y misterioso, casi perfecto, pero imperfecto, la máquina mas hermosa y complicada de la naturaleza humana.
Los ritmos cerebrales son un fenómeno que surge a lo largo de todo el cerebro y es necesario para el adecuado funcionamiento del mismo en nuestro día a día.
Es muy probable que sea un ritmo cerebral determinado el encargado de actuar como metrónomo, ya que de por si las neuronas acaban activándose a su compás.
Al ser ritmos generales que pueden propagarse por todo el cerebro, son realmente útiles para que el cerebro trabaje en conjunto, no hay un único ritmo en el cerebro, sino varios que se superponen a lo largo de diferentes estructuras y a distintas velocidades.
Actualmente algunos neurocientíficos creen que el metrónomo, en realidad es el cerebro al completo y que los ritmos cerebrales son generados de manera espontánea por el propio funcionamiento del mismo.
La corteza parietal ha sido una región de referencia al hablar de percepción espacial, pero tiene una segunda funcionalidad oculta, nos permite estimar cantidades crecientes de estímulos, precisamente la tarea principal de un acumulador.
La región del cerebro que acumula información y gestiona la memoria de trabajo, una memoria de corta duración y capacidad que sirve como primer almacenamiento de todos los estímulos que percibimos, es la corteza prefrontal.
La memoria de trabajo es la solución ideal al problema de qué hacer con la información del acumulador mientras realiza otras tareas.
Prestar atención y mantenerse concentrado es indispensable para que la corteza parietal aproxime la cantidad correcta de tiempo de que disponemos para una determinada actividad o tarea.
Nuestros recuerdos tienen un claro componente temporal y el sistema hipocampal trabaja con escalas de tiempo adaptadas a su propio reloj, que no mide el paso del tiempo del presente solamente , sino del pasado.
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