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Jueves, 1 de enero 1970
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La cumbre que se está celebrando en el Vaticano con los líderes de la Iglesia católica abordó ayer la necesidad de que los obispos rindan cuentas sobre su omisiones y cómo hacerlo.
La segunda jornada de esta cumbre histórica con la que la Iglesia católica espera crear un punto de inflexión en la lacra de los curas pederastas se ocupó de la rendición de cuentas.
Especialmente significativa fue la ponencia del obispo de Chicago (Estados Unidos), el cardenal Blase J. Cupich, que dio a los 190 líderes de la Iglesia católica, entre ellos 114 representantes de las Conferencias episcopales de todo el mundo, las bases para garantizar la responsabilidad de los obispos.
«Las madres y los padres nos han llamado a rendir cuentas, porque simplemente no pueden comprender cómo nosotros, como obispos y superiores religiosos, a menudo nos hemos cegado ante el alcance y el daño del abuso sexual de menores», les dijo el cardenal estadounidense.
Puntualizó que «todos los mecanismos para reportar acusaciones de abuso o mal manejo de casos de abuso contra un obispo deben ser transparentes y bien conocidos por los fieles» y además sugirió que se creen «mecanismos independientes de información en forma de una línea telefónica específica y un servicio de portal web para recibir y transmitir las acusaciones».
Además Cupich propuso «el establecimiento de un fondo común a nivel nacional, regional o provincial para cubrir los costes de las investigaciones a obispos» en los hipotéticos casos de abusos y habló de «involucrar y consultar a expertos laicos» en las investigaciones.
«Las víctimas y sus familias, así como las personas que presentan la acusación, necesitan ser tratadas con dignidad y respeto, y deben recibir una atención pastoral adecuada», propuso, además de que «ninguna persona debe ser discriminada o sufrir represalias sobre la base de la denuncia».
Igualmente recalcó que «la denuncia de un delito no debe verse obstaculizada por el secreto oficial o por normas de confidencialidad» y recomendó que se puedan «adoptar las medidas cautelares apropiadas, incluido el alejamiento temporal y público del acusado de su cargo».
En la rueda de prensa posterior a la sesión matutina, Cupich explicó que el papa Francisco pidió «pasos concretos y resultados concretos» y que cree que algo se empieza a concretar.
Pero advirtió de que «podemos aprobar tantas leyes como queramos, pero si no hay una verdadera motivación por parte de los obispos, no vamos a llegar a ningún lado». En la misma rueda de prensa, el obispo de Boston, el cardenal Sean O’Malley, apuntó que en estos momentos «no hay nada más urgente para la Iglesia que abordar el abuso, y los crímenes infligidos a los niños y a los adultos vulnerables».
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