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Cordeiro, que se formó en el afamado Massachusetts Institute of Technology (MIT), auguró ayer en la capital grancanaria que «en las próximas dos décadas vamos a ver más cambios tecnológicos que en los últimos dos milenios».
El profesor, que protagonizó un desayuno coloquio organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), explicó que el desarrollo de la inteligencia artificial avanza de tal manera que «en 2029 vamos a ser incapaces de distinguir si estamos hablando con un humano o con una máquina».
Gracias a esa inteligencia artificial que permitirá desentrañar, por ejemplo, los secretos del genoma humano, «de aquí a entre 20 y 30 años controlaremos el envejecimiento, y seremos capaces de se revertirlo», especificó. «Estamos viviendo en el umbral de la última generación humana mortal y la primera inmortal. Y seremos entonces testigos de la muerte de la muerte», afirmó haciendo referencia de paso al libro que prevé publicar en 2018.
Pero, ¿dónde está el limite de caducidad de un ser humano? Cordeiro, cuyas afirmaciones han generado debate y grandes dosis de polémica, cree que «no hay límites, porque ya hay pruebas de que la inmortalidad existe». «Las células germinales que tenemos todos los organismos vivos multicelulares no envejecen, y las células cancerígenas también son biológicamente inmortales. Son el resultado de una serie de mutaciones que detienen el envejecimiento celular. Y hay formas de vida muy sencillas como la hidra o las medusas que no envejecen». Cordeiro se muestra optimista con la capacidad del ser humano de afrontar los inevitables problemas que irán ligados a la superlongevidad humana. Pero recordó que la población «se ha estabilizado en muchas regiones del mundo e incluso va a comenzar a disminuir».
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