La oportunidad «única» que ofrece el 3I/Atlas
El astrónomo del IAC Javier Licandro desentraña el objeto interestelar y desmiente las especulaciones: «Se comporta como un cometa»
Las especulaciones acompañan al cometa interestelar (procedente de fuera del sistema solar) 3I/Atlas prácticamente desde que se conoció su existencia. Voces a priori autorizadas, como la del astrofísico de Harvard Avi Loeb, insisten en que su comportamiento es anómalo y en que podría tratarse de una nave extraterrestre. «Todos los datos que se tienen es que se comporta como un cometa, que es un cometa, es un objeto natural. No es una nave espacial ni nada que se le parezca», rompe el misterio el astrónomo del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) Javier Licandro, basándose en la información recopilada tanto en la Tierra como en el espacio, a través de telescopios espaciales y naves que «están alrededor de Marte». Eso sí, su paso cerca del planeta azul y del Sol supone una oportunidad «única» para la ciencia, por toda la información que puede ofrecer del sistema solar y de 'más allá'.
Licandro sostiene que la singularidad más llamativa del cometa interestelar 3I/Atlas es que «no se formó alrededor del Sol, sino de otra estrella», lo que viene a «confirmar» que en torno a otras estrellas nacen objetos de tipo cometario. También, que «el proceso de formación de planetas tiene muchos elementos en común en todas las estrellas», aunque «cada uno» presenta sus propias particularidades.
El experto aclara que los cometas se crean durante la formación de los planetas y, normalmente, a cierta distancia de la estrella, porque «tienen que estar en una zona fría». «Los cometas son, básicamente, un bloque de hielo. Luego evolucionan y la mayoría se integran en los planetas que están alrededor de la estrella; los que vemos a día de hoy son los que no llegaron a juntarse», profundiza.
Las diferentes interacciones gravitatorias llevan a estos cometas que han quedado sueltos a «escaparse de la estrella» alrededor de la cual nacieron. Como resultado, se quedan moviéndose u orbitanto «entre estrellas». «Este es el caso del 3I/Atlas, es uno de los millones de cometas que se escapan de estrellas y que simplemente se encontró en su camino con el Sol, con nosotros», explica el científico.
Se trata del tercer objeto interestelar que la humanidad puede observar y realizar seguimiento, así como del segundo cometa de estas características. «El primero fue Oumuamua, que no tenemos claro qué era, porque se pudo observar durante muy poco tiempo. El segundo, y primer cometa interestelar, fue el 2I/Borisov», especifica Licandro.
Afortunadamente, la comunidad científica podrá disfrutar del 3I/Atlas durante «algunos meses» más, probablemente hasta febrero. Un lapso de tiempo que tendrá que exprimirse para obtener la máxima información del cometa interestelar, pues terminará «escapándose del sistema solar» y no volverá a ser visto, al contar con una trayectoria «prácticamente recta».
Licandro pone de relieve algunas de las informaciones que ya se manejan del 3I/Atlas y otras que puede seguir aportando. Resalta, por ejemplo, su comportamento, que es el de un cometa, y su «composición de hielos», al igual que algunos objetos del sistema solar precursores de cometas y que reciben el sobrenombre de transneptunianos, debido a que se encuentran en «una región más allá de Neptuno».
Estos objetos, al igual que el Atlas, se caracterizan por acumular «un abundante nivel de dióxido de carbono en superficie», lo que ocurre es que ese dióxido de carbono «se pierde muy rápidamente» en el sistema solar, cuando se acercan al Sol.
Siendo así, el paso del 3I/Atlas gana valor, pues no solo es un cometa que viene de fuera del Sistema Solar y se ha formado alrededor de una estrella diferente al Sol, sino que también «es muy rico en dióxido de carbono y nos permite ver cómo se comporta un objeto con bastante dióxido de carbono que se acerca por primera vez al Sol».
El cometa interestelar, que viaja a unos 68 kilómetros por segundo y cuenta con un núcleo de entre 10 y 30 kilómetros, alcanzó el pasado jueves su punto más próximo a la Tierra, sin suponer ningún tipo de amenaza para el planeta y sus habitantes.
El astrónomo matiza que la observación del 3I/Atlas no se puede comparar con la de otros cometas visibles a simple vista y que, por consiguiente, suelen ser mucho más brillantes y espectaculares.
También enfatiza que el objeto interestelar fue hallado por la red Atlas (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System) en Chile a principios del pasado julio y recuerda que el telescopio Atlas Teide, que se instaló el pasado enero en la isla de Tenerife, funciona en estos momentos a pleno rendimiento, «descubriendo asteorides, supernovas y otro tipo de elementos astronómicos interesantes». «A ver cuándo cae el interestelar nuestro», evoca.