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Canarias7 / Las Palmas de Gran Canaria
Miércoles, 15 de julio 2020, 17:04
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¿Cuáles son los riesgos reales y cuáles los mitos de la seguridad en internet? ¿Cuáles son los métodos de protección más sencillos y eficaces para nuestros datos? Veámoslo.
Cookies
Las “cookies” son segmentos de código incluidos en las páginas web para registrar datos acerca de sus usuarios y facilitar la navegación en visitas posteriores. Aunque esto pueda sonar inquietante, los datos recopilados son poco relevantes y están protegidos mediante eficientes procesos que impiden su utilización malintencionada. Por ejemplo, una “cookie” almacena el nombre de usuario y la contraseña de las páginas que requieren registro, lo cual nos ahorra tener que introducir estos datos cada vez que las visitamos.
Correos de suplantación de identidad
Se trata de mensajes de correo aparentemente enviados por empresas (bancos, compañías de comunicaciones o de energía...) en los cuales se reclama al receptor supuestos pagos pendientes o se le envían enlaces para descargar facturas. Estos enlaces son maliciosos y su objetivo es la instalación de software perjudicial o el robo de contraseñas. También son habituales las propuestas de negocios extraños y los mensajes de personas que supuestamente quieren iniciar un romance. Los estafadores obtienen nuestros correos buscando el símbolo @ en la red, generando direcciones automáticas o comprando listas de direcciones, ya sea legal o ilegalmente. Cuando nos inscribimos a un servicio podemos estar dando nuestro consentimiento inadvertidamente para que nuestra dirección sea vendida.
Software malicioso en páginas de descarga
El intercambio de archivos multimedia se ha convertido en una fiebre mundial, debido a la tentación que supone el poder conseguir contenidos gratuitos. El principal peligro de estas páginas se encuentra en los falsos botones de descarga, los cuales nos llevarán a una página donde se nos intentará vender un producto o iniciarán la descarga de un programa malicioso, algunos con la capacidad de autoinstalación.
Almacenamiento de datos por parte de Google, Facebook, Whatsapp...
Google tiene sus servicios integrados en innumerables páginas web, lo cual le permite obtener los datos que los usuarios facilitan al registrarse en dichas páginas, tales como su edad, sexo, ocupación... Además, al usar cualquier servicio de Google (por ejemplo, su buscador), compartimos datos como el dispositivo que usamos para navegar, el lugar desde dónde nos conectamos o qué páginas visitamos. Estos datos pueden ser vendidos a empresas publicitarias para presentarnos anuncios acordes con nuestro historial de navegación, pero generalmente no se usan de un modo que comprometa nuestra seguridad. Facebook realiza un procedimiento similar con la información de sus usuarios, y teniendo en cuenta que esta empresa también es propietaria de aplicaciones tan populares como Whatsapp e Instagram, la cantidad de datos a su disposición es muy abundante.
Fotos y otra información comprometida en nuestros dispositivos y redes sociales
Las imágenes que subimos a nuestras redes sociales suelen inocuas de por sí, pero pueden suponer un peligro si quedan expuestas a personas que desean espiar o acosar al usuario/a en cuestión. Hay que tener especial cuidado con los servicios de almacenamiento “en la nube” pues, aunque suelen ser seguros, los contenidos que subamos a ellos siempre serán más vulnerables que los almacenados en un dispositivo físico. Ciertos “hackers” son capaces de extraer archivos e información de estos servicios, incluso aunque estén protegidos por contraseñas.
Comparado con los millones de usuarios que utilizan diariamente internet, el número de personas que llega a sufrir un ciberataque es escaso. No obstante, los acosos virtuales y los robos de datos existen. Por ejemplo, podríamos sufrir la sustracción de fotos privadas con las que seríamos objeto de chantaje. También es posible que un programa de software malicioso perjudique nuestro dispositivo o envíe datos personales, archivos o contraseñas a un “hacker”.
La precaución básica es tener siempre actualizado el sistema operativo de su dispositivo. Hoy día, los SOs están diseñados para protegernos de la gran mayoría de programas maliciosos, incluso sin la ayuda de un antivirus clásico. En general, la principal precaución que hay que tener en internet es utilizar únicamente conexiones seguras, esto no siempre es posible y en algunos casos las conexiones de determinadas páginas seguras sufren de vulnerabilidades, por lo que lo más recomendable es usar un servidor VPN. En palabras de Harold Li, Vicepresidente de ExpressVPN: “En una época en la que la mayor parte de nuestra actividad se realiza a través de internet, una VPN es una herramienta fundamental para preservar nuestra seguridad y nuestra privacidad”
En el caso de las “cookies”, no hay de qué preocuparse. Aunque legislación actual obliga a que se nos avise de la presencia de las mismas, en la práctica no suponen ningún peligro para la seguridad, solo para la privacidad, el uso de sistemas antirrastreo como los que proporciona DuckDuckGo nos servirá para mantener nuestra privacidad.
Los correos de suplantación de identidad suelen ser fáciles de identificar, pues sus remitentes suelen imitar muy pobremente la imagen corporativa de la empresa a la que intentan suplantar. También es habitual que los mensajes estén mal redactados o traducidos automáticamente, y que se remitan desde direcciones extrañas. Jamás atienda propuestas de negocio de desconocidos, o a mensajes de personas que desean establecer relaciones amorosas sin un motivo claro.
Si utiliza habitualmente páginas de descarga de contenidos u otras con abundancia de enlaces sospechosos, debe pulsar sólo en aquellos que le llevarán sin género de dudas a lo que busca. En caso de duda, evite estas páginas completamente.
En cuanto a las redes sociales como Facebook o Instagram, puede ajustar la configuración de privacidad de modo que su contenido sea sólo visible para contactos o seguidores confirmados. En el caso de los niños, es posible que no sepan hacer esto ellos mismos, por lo que será importante que los padres los ayuden, además por supuesto de supervisar todo su uso de redes sociales.
Si tenemos contenidos especialmente delicados, es mejor evitar subirlos a servicios de “nube”, donde siempre tendrán una mayor vulnerabilidad. En cualquier caso, es prudente cambiar nuestra contraseña en dichos servicios con cierta regularidad. En general, aplicar normas básicas de prudencia y sentido común nos permitirá evitar los problemas más frecuentes de seguridad en internet.
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