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Trabajadora sanitaria en uno de los mayores centros de investigación del mundo, enHouston. AFP
Los científicos consideran insuficiente la dotación económica del plan de choque

Los científicos consideran insuficiente la dotación económica del plan de choque

Se quejan de que la iniciativa premia a la biomedicina

Viernes, 10 de julio 2020, 23:19

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Su nombre lo dice todo. Un plan de choque para el desarrollo de la ciencia intenta solucionar lo más apremiante, pero no ataja los problemas estructurales que acechan al sistema. Siguen incólumes la burocracia, la endogamia, la precariedad laboral y la infrafinanciación. Por de pronto, la crisis del Covid-19 refleja la apuesta del Gobierno por la biomedicina, lo que discrimina otras ramas del saber igual de importantes. Así opinan sobre la iniciativa gubernamental varias organizaciones científicas, que se muestran cautelosas. Creen que las carencias de la ciencia no se resuelven con medidas coyunturales.

La comunidad científica se congratula de la inversión de 1.056 millones para este año y el siguiente, a los que hay que sumar 508 millones en préstamos para empresas innovadoras, lo que supone un aumento de un 10% en la dotación en I+D+i. España, sin embargo, está aún lejos del 2% del PIB que dedican los países de europeos a sus sistemas científicos. Las autoridades destinan un 1,24% del PIB a la ciencia, menos incluso que en 2010, cuando la proporción ascendía al 1,4%.

Bernardo Herradón, investigador del Instituto de Química Orgánica del CSIC, se muestra escéptico sobre la ambición del plan: «Los 396 millones previstos para este año equivalen a la construcción de 66 kilómetros de autovía. Así se queda fuera mucha gente que puede trabajar. Dependiendo de las áreas, obtienen financiación el 45% de los proyectos».

«Dirección correcta»

Las fuentes consultadas juzgan el plan como un paso adelante «en la dirección correcta», aunque consideran que debe contar con una dotación plurianual, algo que el proyecto aborda de forma muy tímida, pues su alcance se limita a dos años. «En mi larga experiencia como investigador he visto muchos planes nacionales y promesas, la mayoría incumplidos. Pero lo importante en ciencia no es que te lleguen un porrón de millones de repente, sino que haya un compromiso de inversión continuada y creciente», argumenta Herradón.

El presidente de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (Aseica), Xosé Bustelo, ve «luces y sombras» en el proyecto. Aplaude que se apueste por la medicina genómica y personalizada, pero deplora que se incurra en vicios recurrentes, como «partidas destinadas a créditos y otras que posiblemente sean financiaciones encubiertas a empresas de la automoción y aeronáutica». Para Bustelo, «seguimos perdiendo un tiempo precioso en recuperar la capacidad competitiva del sistema. Mejoramos, sí, pero seguimos con un atraso de 10 años. Los 50 millones dedicados a esto para la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Instituto de Salud Carlos III quedan muy lejos de lo necesario para dar un cambio significativo a nuestro sistema».

El preámbulo del plan asume los errores cometidos. Así, reconoce que entre 2010 y 2017, la inversión en ciencia en España cayó un 5,9%, mientras en la UE creció un 27%, un 31% en Alemania y hasta un 99% en China. «Es una inversión a largo plazo que en España nunca se ha tomado lo suficientemente en serio».

La presidenta de la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), Perla Wahnón, echa en falta la mención al papel de la AEI, que debería desempeñar un papel crucial en la aplicación de cuestiones como la colaboración público-privada o la atracción de talento. «Mientras no haya una agencia independiente y un pacto por la ciencia corremos el riesgo de que estas soluciones sean solamente coyunturales», afirma Wahnón. Con todo, la Asociación Nacional de Investigadores Hospitalarios (Anih) es una de las organizaciones más satisfechas con la iniciativa. Según la Anih, la bondad del plan estriba en que se compromete a desarrollar el artículo 85 de la Ley de Investigación Biomédica, que establece la regulación de una «carrera profesional investigadora, en cuyo baremo de méritos se tendrán en cuenta específicamente las actividades de investigación».

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