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El avance legislativo en pro de la igualdad en España es considerable. Pero eso solo da la visión de la igualdad formal. La realidad es que las mujeres siguen cobrando menos que los hombres, ocupan mayoritariamente los puestos más precarios, tiene menos espacio en la vida pública, siguen siendo las cuidadoras principales de mayores y menores, las que más tiempo dedican a la tareas del hogar y las que sufren distintos tipos de violencias por el hecho de ser mujer. Miles de personas salieron alas calles en España el pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. ¿Ha cambiado algo desde entonces? ¿Es necesario volver a salir? ¿Se justifica una nueva convocatoria de huelga laboral, estudiantil, de consumo y de cuidados?
Hemos hablado con cuatro mujeres para conocer sus impresiones desde el mundo sindical, educativo, judicial y desde el feminismo. Las cuatro coinciden en que este próximo 8 de marzo hay que dejar «un mensaje claro» en las calles: Ni un paso atrás en los derechos conseguidos ante la amenaza que representa para todas el avance de la ultraderecha.
Para Esther Ortega, secretaria general de la Unión Insular de Gran Canarias de Comisiones Obreras (CC OO) el próximo 8M hay que estar en la calle «más que nunca» para hacer frente «a las amenazas de recortes de los derechos sobre nosotras las mujeres. Esas amenazas de la derecha ultraconservadora a la que los otros se pliegan. Así que más que nunca», insiste. En su opinión, además, hay que tomar conciencia de que las últimas medidas tendentes a eliminar la brecha salarial y a igualar los permisos de paternidad y maternidad que acaba de tomar el Gobierno de Pedro Sánchez este viernes 2 de marzo «no es porque se le ocurra al Ejecutivo, esto es consecuencia de las movilizaciones del último año de las mujeres».
Ortega recuerda que CC OO acaba de sacar un informe «demoledor» sobre la brecha salarial, que «nos hace pobres a las mujeres, pensionistas pobres», y también el estudio sobre «precariedad laborales que sufrimos las mujeres». En él también se da cuenta de que la siniestralidad laboral «ha crecido un 27% en número de muertes en horario de trabajo y las mujeres sufren más bajas por la ansiedad que genera esta situación».
También para la doctora en Psicopedagogía, profesora de la ULPGC y activista Sofía Valdivieso este año hay «más motivos» para hacer huelga y salir a la calle el 8 de marzo. Y apunta, igualmente, «a la situación de pérdida de derechos sociales para las mujeres».
«Estamos viendo la reacción del neomachismo a las manifestaciones del 8M del pasado año. Es lo de siempre, el orden patriarcal», afirma Valdivieso, para quien es muy peligrosa la «propaganda» que está difundiendo la ultraderecha en las redes sociales. «Vamos a ver cómo el movimiento feminista se posiciona ante esta reacción neomachista. El problema es que quien no tenga formación o esté politizado se puede creer esas cosas».
Valdivieso cree que incluso los avances del Pacto de estado contra la violencia machista «está en una situación de fragilidad» por el momento político que vivimos. Por eso «creo que estamos en una situación en la que es necesario que volvamos a salir a la calle, pero muchísimas más de las que salimos el año pasado, para dejar un mensaje claro y no dejarnos instrumentalizar por los partidos políticos», afirma.
Las mentiras y fake news son también una preocupación para la magistrada Victoria Rosell. «Tenemos que estar alerta ante esos mensajes absolutamente falsos sobre que los hombres son detenidos por la policía sin causa, que son condenados por el poder judicial sin pruebas o de que se vulnera su presunción de inocencia. Todo eso es radicalmente falso, pero con dinero, ya sabemos que vienen de manipuladores profesionales, y esas técnicas en redes sociales está calando», lamenta la jueza.
En opinión de Rosell, «cada día hay más motivos. El año pasado dejamos claro cuáles eran, como la tremenda desigualdad y la violencia que siguen padeciendo las mujeres. Pero creo que este año están más claras todavía por las nuevas amenazas, sobre todo políticas, contra la igualdad. Ahora hay más razones para manifestarse y hacer huelga».
Para la magistrada, el caso de la Manada, los cinco hombres condenados a nueve años por abuso sexual en grupo a una joven en los Sanfermines en 2016 y que siguen en libertad tras apelar la sentencia, «sigue presente porque es algo que nos ha hecho caer en la cuenta de que hay una brecha que reparar entre una parte de la justicia y la sociedad». Rosell afirma que con ese caso «está claro que no existe un concepto unívoco de violación. El concepto social es uno y el que se aplica en algunos tribunales es otro». Por eso, añade la jurista, «sigue muy presente el haber instalado un foco sobre el poder judicial, no solo sobre el legislativo o los gobiernos, tanto estatal como autonómicos sino también sobre las decisiones que tome el poder judicial porque son muy importantes para la igualdad. Pueden contribuir a aumentar la desigualdad, y ser parte del problema, o contribuir, como creo que debería, a remover los obstáculos para la igualdad real, que todavía son muchos». En definitiva, dice la magistrada, «todo eso nos tiene que hacer a todas y a todos los hombres igualitarios reaccionar, y hace más alta que nunca».
Por su parte, la activista Elena Suárez, de la Red Feminista de Gran Canaria, cree que aunque el pasado 8 de marzo las mujeres hicieron «historia», todavía, dice, «nos siguen asesinando, criminalizando y explotando».
Suárez reconoce en esta ocasión una tensión añadida por la entrada de la ultraderecha en el panorama político español, «es necesario enfrentarnos a quienes hacen su política desde la mentira y el desprecio de las mujeres, el miedo y el resentimiento. Hay que estar frente a eso. Frente al nosotros primero, que es su lema, planteamos un nosotras juntas. Por eso este año tenemos que multiplicar esas miles de personas. Hay que decirle a esa gente que quiere quitarnos derechos, que quiere volver a una ley del aborto de supuesto y eliminar la de plazos, que para atrás no vamos a ir. Esta gente ni mucho menos nos va a condicionar. Frente a ellos estaremos». Y llama también a desenmascarar las mentiras y «barbaridades» que van diciendo.
«Yo siempre digo una frase de Mujica [expresidente de Uruguay]: la lucha no acaba nunca» sentencia Esther Ortega.
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