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La facilidad con la que los menores acceden a webs para adultos preocupa a las ONGs que velan por los derechos de los niños y adolescentes R. C.

El acceso de menores a webs porno, el bloqueo pendiente

La verificación efectiva de la edad no se hace y las ONGs reclaman medidas como la que prepara Francia para certificar que los usuarios tienen 18 años. El Govern ha atribuido al porno la violación grupal a una niña en Badalona

Domingo, 12 de marzo 2023, 23:31

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A un menor se le abre un mundo de posibilidades con un móvil en la mano, y el porno es una de ellas. El acceso a estos contenidos para adultos se ha normalizado entre los más pequeños. Lo hacen por primera vez con 8 años, y a partir de los 14 es ya una conducta generalizada. Las webs pornográficas se limitan a solicitar al usuario que confirme su mayoría de edad, un método de 'control' simbólico por lo fácil que resulta sortearlo: nadie va a verificar si quien dice tener 18 años los tiene realmente. Es un problema global y los países buscan soluciones que no sólo pasen por la labor pedagógica en el terreno afectivo-sexual en los colegios y en el seno de las familias.

Porno y menores es un cóctel que alarma, como se ha vuelto a comprobar tras conocerse la violación grupal de una niña de once años por parte de seis menores en Badalona, un terrible suceso que el Gobierno catalán ha atribuido al consumo infantil de porno. «Es evidente que se necesita más educación sexual en las escuelas porque el acceso a la pornografía sexual más machista llega a una edad muy temprana», ha dicho la consejera de Igualdad de la Generalitat.

Lo cierto es que el porno está a golpe de click y, lo que es peor, se ha convertido en la escuela sexual de muchos adolescentes, como lo atestigua un estudio de Save the Children. Para tratar de buscar soluciones prácticas, Francia pondrá en marcha en septiembre un sistema de identificación digital que permita certificar que los consumidores de contenidos para adultos son mayores de 18 años, tal como exige la ley.

Se trata de un proyecto de cierta complejidad técnica que convertirá a nuestros vecinos «en el primer país del mundo en proponer una solución de esta naturaleza», como ha declarado al diario 'Le Parisien' el ministro para Asuntos Digitales. El dispositivo requerirá descargarse una aplicación en el móvil, de uso anónimo, en la que se certificará la mayoría de edad, y cuando el usuario quiera entrar en una página porno se le pedirá una clave, como ocurre con las operaciones bancarias. El gobierno de Macron busca el necesario concurso de los operadores telefónicos y las plataformas de internet para llevar su fórmula a buen puerto.

En España, y según la Agencia de Protección de Datos (AEPD), no hay constancia de que los editores de contenido para adultos utilicen algún método efectivo para verificar la mayoría de edad de los usuarios, más allá de una petición genérica al propio usuario para que la confirme, «aunque en el mercado existen soluciones que podrían dar respuesta a esta problemática, como AgeID, AgeChecked, AgePass, y Yoti entre otras», cita la AEPD.

Meta, la compañía de Mark Zuckerberg, ya obliga a verificar en Instagram que eres mayor de edad mediante el DNI o un vídeo-selfi. El sistema no es perfecto (siempre hay algún mecanismo para saltárselo), pero un usuario menor de edad lo tiene ahora más difícil para fingir tener 18 años o más.

«El porno degrada a la mujer»

Más allá de los problemas tecnicojurídicos que pueda plantear el dispositivo francés, las ONGs que velan por los derechos de la infancia en España ven con buenos ojos la iniciativa ante el acceso «fácil y cotidiano» de los más jóvenes a contenidos «totalmente inapropiados» para ellos.

«La pornografía degrada a la mujer y la muestra como un objeto sexual de uso para satisfacción del hombre, y también favorece conductas violentas», incide Sonsoles Bartolomé, directora del área jurídica de la Fundación Anar, y partidaria de poner los medios técnicos «necesarios» para bloquear el acceso de los menores a este tipo de webs. «Es una muy buena noticia que Francia adopte una medida como esa».

En la misma línea se pronuncia Benjamín Ballesteros, director de Programas de Anar, que recuerda que desde esa ONG llevan tiempo solicitando una iniciativa similar «porque vemos que los menores acceden a contenidos pornográficos simplemente identificándose como mayores de edad cuando no lo son». Y advierte del riesgo que ello comporta «en un momento crucial de su desarrollo». «Tienden a normalizar comportamientos sexuales que no lo son y a demandarlos a su pareja en sus primeras relaciones afectivas. No son relaciones igualitarias. Además, les predispone a sufrir abusos mediante mensajes de naturaleza sexual y a generar una adicción al porno», resume Ballesteros.

Cristina Sanjuán, experta de Save the Children en prevención de la violencia hacia la infancia, aplaude las fórmulas tecnológias de verificación de la edad, pero siempre que no censuren el acceso a otras páginas de contenidos apropiados. «Esos mecanismos tienen que estar muy bien diseñados para que sean eficaces en lo que se quiere limitar, de modo que no les impida acceder a contenidos que no son perjudiciales para ellos y a los que tienen derecho». Para Sanjuán, la iniciativa francesa suena «bien», pero «habrá que valorarla una vez se ponga en marcha». Con todo, subraya el papel de la educación en los ámbitos escolar y familiar. «Es importante que a los menores se les guíe desde la escuela y desde la familia con información que les ayude a ver qué contenido es perjudicial, y para que tengan esa capacidad de pensamiento crítico que les va a acompañar cuando esa barrera de control decaiga a los 18 años».

Pornografía violenta

A juicio del conocido psicólogo Javier Urra, las plataformas podrían hacer más para limitar el acceso a esas páginas, «a las que se entra con mucha facilidad». Sostiene Urra que a los menores hay que protegerlos de lo «objetivamente pernicioso», las sectas, la apología de la anorexia o la pornografía violenta… «y fíjate que le pongo apellido y no digo la pornografía, digo la pornografía violenta porque a la hora de prohibir hay que ser muy cuidadosos».

-¿Pero le parece bien que un niño de 13 años tenga acceso a pornografía que no sea violenta? 

-Es un tema que se puede discutir, no tengo clarísimo esa prohibición, pero sí lo tengo cuando unes pornografía y violencia porque acabas interiorizando esos comportamientos y esas conductas pueden ser lesivas para ellos mismos o para sus semejantes.

Para Urra en estos casos, no vale apelar a la libertad de expresión o a los derechos de los niños. «Hablamos de menores a los que hay que proteger muchas veces de su propia voluntad porque no tienen elementos sustantivos para formarse un criterio de si esto les resulta o no perjudicial. Los menores ya tienen limitados sus derechos a votar, a trabajar o a conducir… ¿por qué les damos libertad en otros temas que son preocupantes? Debemos proteger a los menores de hechos que objetivamente son lesivos. Y ahí incluyo la pornografía violenta», concluye el también psicólogo forense de la Fiscalía de Menores de Madrid.

El problema de las fórmulas de verificación: «No hay un método sencillo»

Los expertos en protección de datos sostienen que hay fórmulas de identificación que permiten verificar la edad real de los usuarios de webs de contenido pornográfico, pero son problemáticas en términos de privacidad. Exigir una copia del DNI o datos biométricos como una imagen de la huella dactilar son las propuestas más obvias «pero pueden suponer un tratamiento excesivo de datos en un contexto en el que los interesados valoran especialmente su privacidad», explica Jorge García Herrero, abogado especialista en protección de datos, que cree que no hay un método sencillo, por lo que quiere conocer «en profundidad» el proyecto francés, que aún no ha sido detallado en todos sus extremos. El jurista apunta otra posibilidad: acceder a esas webs mediante las cuentas de Facebook, Google u otras plataformas. De ese modo pueden corroborar la edad del interesado pero, y ahí está la otra cara de la moneda, «al mismo tiempo, comunican a estas mismas plataformas información (que utilizarán para sus propios fines) sobre la frecuencia, horario y webs preferidas a las que accedan los interesados». Por eso cree que una buena alternativa podría ser el wallet digital, una aplicación con la que compartir credenciales verificables de nuestra identidad digital. Ese wallet permite demostrar que tenemos más de 18 años sin la obligación de informar de nuestra edad exacta ni proporcionar más datos. «Habrá que ver si el sistema francés encuentra uno de esos win-win soñados y evita cualquier invasión de la privacidad», apunta García Herrero, que no ve demasiada voluntad por poner barreras a la industria del porno digital, cuyas webs se encuentran entre las más visitadas del mundo. «En el ránking de las cien webs más vistas, hay cincuenta que ofrecen porno gratuito», ilustra el experto.

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