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Los masones hacen pedagogía

Los masones hacen pedagogía

Un masón es un albañil, un tallador de piedra, el que construye templos y su culmen son las catedrales. En 1717 los que construían catedrales convierten las herramientas de la albañilería medieval en algo simbólico y crean un sistema de aprendizaje sobre esos símbolos. Siguen construyendo templos, pero interiores. Nacía así la masonería especulativa.

Rosa Rodríguez y Santa Cruz de Tenerife

Jueves, 1 de enero 1970

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En el mundo anglosajón ser masón es digno de figurar en el currículum de cualquiera, pero en España los masones ocultan su condición, o la ocultaban hasta hace bien poco. Este año se suman a la celebración mundial del 300 aniversario de la Masonería Especulativa que arranca en el año 1717 y a la que los españoles se abrazaron de una manera casi clandestina, abocados por la predominancia de la religión católica, monopolizadora de la espiritualidad, y luego por la persecución que sufrieron durante los 40 años de Dictadura como consecuencia de lo primero y de que sus ideales de libertad, igualdad y fraternidad son lo contrario a los de un régimen dictatorial.

La celebración de los 300 años de la Masonería Especulativa y de las 500 tenidas (reuniones) de la Logia Añaza 270 ha llevado a la Gran Logia de Canarias, una de las obediencias más discretas de cuantas hay en las Islas, a salir a la luz y lo hace con unas jornadas que se están desarrollando en Tenerife desde el 26 de abril y que concluyen el día 24 de este mes. Carlos Berástegui, miembro de esta logia, calcula que en Canarias puede haber unos 500 masones, de los que buena parte ya no se ocultan. Sin embargo, mantienen un mandamiento: «No se revela el nombre de un masón si él no quiere y sólo se puede hacer cuando ya haya fallecido», indica.

«Que la gente sepa que existimos, que sepa qué es la mosonería y que comprenda lo que hacemos» fundamenta -dice Berástegui- el objetivo de las jornadas, porque «conocer es el primer paso para que se nos tolere» y por eso, asegura, las jornadas buscan tener un efecto pedagógico, «para limar prejuicios» hacia la masonería, que sí esconde un misterio, pero que solo es «vivencial».

Se refiere a cómo cada individuo vive como masón las «recreaciones psicodramáticas que se hacen para adquirir conocimiento y dar interpretación a cada simbología que se muestra».

La masonería, explica Berástegui, está pensada «para el desarrollo interior del individuo, no para realizar una labor externa», sin embargo, admite que el masón se va formando en determinados valores (libertad, igualdad, fraternidad, universalidad, tolerancia, etcétera) que, evidentemente, luego se reflejan en su actividad social y los hacen más proclives a participar en hechos trascendentales que otros que no los tienen. Milton Arrieta asegura en su libro Los masones en el mundo: Geopolítica masónica que «la historia de los últimos 300 años del mundo occidental no podría explicarse sin la participación indirecta de la masonería».

También lo entiende así el catedrático de Historia de la Universidad de La Laguna (ULL) y experto en masonería, Manuel de Paz, que está convencido de que, «si no fuera por sus disputas internas, la masonería también sería muy eficiente y tendría relevancia social» porque «son pequeños núcleos de pensamiento, de crítica, de inquietud y de transmisión de conocimiento».

Exposición para abrir puertas

La exposición que hasta el día 24 se puede visitar en el exconvento de Santo Domingo, en La Laguna, abre las puertas de la masonería al gran público. Y lo hace, según Carlos Berástegui, para «limar los prejuicios» que aún se tiene hacia los masones. Las reglas fundamentales de la masonería están contenidas en las Constituciones de Anderson (1723) y que la masonería de origen anglosajona, representada en España por la Gran Logia de España, aún sigue «a rajatabla». Es dogmática, no admite mujeres en sus tenidas y para ser masón obliga a creer en un dios. En 1884 nace el Gran Oriente de Francia, que refuta estos preceptos. Una obediencia que en España representa la Gran Logia Simbólica. Y hay una tercera obediencia, ecléctica, la Confederación Internacional de Grandes Logias Unidas, donde todas son independientes. La Gran Logia de Canarias pertenece a esta obediencia como una potencia. En las tres obediencias el taller es la unidad básica de trabajo pero bajo un determinado rito. El rito marca su agrupación en logias y estas en obediencias.

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